Ciudad
del Vaticano, 12 febrero 2015 (VIS).-Esta mañana, a las 9, en el
Aula del Sínodo del Vaticano, se ha abierto el Consistorio
Extraordinario del Colegio cardenalicio con el Santo Padre. Los
trabajos, en los que también toman parte los veinte que serán
creados cardenales en el Consistorio Ordinario Público el próximo
sábado, se articulam en dos días, hoy y mañana con sesiones de las
9 a las 17.
Después
del rezo de la Hora Tercia y el saludo del cardenal decano, Angelo
Sodano, el Papa Francisco ha dirigido un breve saludo a los
participantes. ''Bienvenidos a esta comunión que se expresa en la
colegialidad'', ha dicho, dando después las gracias al cardenal
decano, a la Comisión de los nueve cardenales a su coordinador, el
cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga y al secretario, el
obispo Marcello Semeraro que presentaba la síntesis del trabajo
desarrollado en estos meses para elaborar la nueva Constitución
Apostólica sobre la reforma de la Curia. ''Una síntesis realizada
con numerosas sugerencias, también por parte de los jefes y
responsables de los dicasterios, además de varios expertos en esa
materia'', ha subrayado el Santo Padre.
''La
meta que queremos alcanzar es siempre la de favorecer una armonía
más grande en la tarea de los diversos dicasterios y departamentos,
con el fin de lograr una colaboración más eficaz con esa
transparencia absoluta que edifica la sinodalidad y la colegialidad
auténticas'', prosiguió Francisco recordando que ''la reforma no es
un fin en sí misma, sino un medio para dar un fuerte testimonio
cristiano; para favorecer una evangelización más eficaz, para
promover un espíritu ecuménico más fecundo y para alentar un
diálogo más constructivo con todos''.
''La
reforma, muy deseada por la mayoría de los cardenales en el ámbito
de las congregaciones generales que precedieron el cónclave, tendrá
que perfeccionar todavía más la identidad misma de la Curia Romana,
es decir la de coadyuvar al Sucesor de Pedro en el ejercicio de su
supremo oficio pastoral por el bien y el servicio de la Iglesia
universal y de las Iglesias particulares. Ejercicio con el que se
refuerzan la unidad de fe y la comunión del pueblo de Dios y si
promueven la misión propia de la Iglesia en el mundo'', señaló el
Pontífice.
''Ciertamente
alcanzar esa meta no es fáci -concluyó- requiere tiempo,
determinación y sobre todo, la colaboración de todos. Pero para
conseguirlo tenemos que confíar en primer lugar en el Espíritu
Santo que es la guía verdadera de la Iglesia, implorando en la
oración el don del discernimiento auténtico. Con este espíritu de
colaboración comienza nuestro encuentro, que será fecundo gracias a
la aportación que cada uno de nosotros expresará con parresía,
fidelidad al Magisterio y conciencia de que todo ello concurre a la
ley suprema, es decir a la ''salus animarum''. Gracias''.
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