Ciudad
del Vaticano, 12 febrero 2015 (VIS).- 165 purpurados han participado
esta mañana en la primera sesión del Consistorio Extraordinario con
el Santo Padre. 25 no han podido estar presentes por enfermedad o
graves problemas, según informó tras el cierre de la sesión
matutina el Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre
Federico Lombardi S.I.
El
cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga explicó a los purpurados
que la reunión del Consejo de Cardenales (el llamado C9) que
concluyó ayer y del que es coordinador, se centró sobre todo en la
reforma de la Curia, pero no se trató exclusivamente de esa materia,
ya que se analizaron otras cuestiones como el reglamento del Sínodo,
el trabajo de la Comisión para la Protección de los Menores o la
relación con los organismos económicos de la Santa Sede, (COSEA y
IOR).
Por
su parte, el obispo Marcello Semeraro, Secretario del C9, presentó
las lineas principales para la reforma de la Curia Ramana, a la luz
de la reunión de los jefes de los dicasterios que tuvo lugar en
noviembre de 2014. Los temas a tratar son la función de la Curia, su
relación con otros organismos -por ejemplo las conferencias
episcopales- así como los criterios de racionalización y
simplificación que deben imperar en su tarea, la Secretaría de
Estado, la coordinación de los dicasterios de la Curia, la relación
entre religiosos y laicos y los procedimientos que deben regir la
preparación de la nueva constitución sobre ese organismo.
Se
habló también de la institución de dos congregaciones. La primera
abarcaría a los organismos que hasta ahora se ocupaban de los
laicos, la familia y la vida. La segunda a los que tratan de materias
ligadas a la caridad, a la justicia y a la paz. Una y otra se pueden
valer de la colaboración de los Pontificios Consejos y de las
Academias dedicadas a esas temáticas.
A
lo largo de la mañana han intervenido doce prelados, sobre todo,
observó el Padre Lombardi, cardenales que conocen bien el
funcionamiento de la Curia, aunque han tomado también la palabra
otros llegados de realidades muy diversas. Se ha observado que la
reforma tiene una doble vertiente, teológica y jurídica, ya que
muchos de sus supuestos atañen también al derecho canónico y a la
jurisdicción eclesiástica, así como a las relaciones con otros
episcopados. También se ha hecho presente que no sólo el Papa
cuenta con la asesoría de la Curia, sino con la del Colegio
Cardenalicio y con la del Sínodo de los Obispos. Asimismo se ha
hablado, en este ámbito, de sinodalidad y colegialidad, con una
preferencia de la segunda denominación sobre la primera.
No
se ha pasado por alto la cuestión de la formación permanente del
personal que trabaja en la Curia así como de la posibilidad de
rotación en las tareas para contrarrestar la rutina. En este sector
ha habido opiniones favorables y contrarias ya que diversos prelados
sostenían que algunos campos requerían una especialización notable
y el cambio era desaconsejable.
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