Ciudad
del Vaticano, 23 enero 2015
(VIS).-El arzobispo Claudio Maria Celli, Presidente del Pontificio
Consejo para las Comunicaciones Sociales, y la profesora Chiara
Giaccardi, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad
Católica del Sagrado Corazón de Milán (Italia), han presentado
esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Mensaje del
Santo Padre para la XLIX Jornada Mundial de las Comunicaciones
Sociales titulado: ''Comunicar la familia: ambiente privilegiado del
encuentro en la gratuidad del amor''.
''De
este texto -ha explicado el arzobispo Celli- emerge un mensaje
sustancialmente positivo visto que el Papa afirma que la familia
continúa siendo un gran recurso y no solo un problema o una
institución en crisis. Como se puede observar, el interés principal
del Papa no son los problemas existentes entre la familia y la
comunicación relacionada con las nuevas tecnologías, sino que va al
centro de la dimensión más profunda, real y humana de la
comunicación''.
Del
mensaje, el prelado ha destacado la afirmación de que la familia
''tiene la capacidad de comunicarse y de comunicar, y esto en virtud
del vínculo que involucra a sus distintos miembros''. También ha
subrayado la importancia del párrafo dedicado a la oración,
definida como la forma fundamental de la comunicación que encuentra
en la familia su ambiente de descubrimiento y la experiencia más
real''.
''Interesante
en este contexto, -ha añadido- la lectura del ''perdón'' como
''dinámica de comunicación'', ya que se trata de ''una comunicación
que se desgasta, que se rompe y que, a través del arrepentimiento
expresado y aceptado, se puede renovar y hacer crecer''. Asimismo ha
señalado el amplio párrafo dedicado a los medios más modernos y a
su influencia en la comunicación en familia y entre las familias,
pudiendo obstaculizarla o ayudarla''. Además ha recordado que el
texto retoma evidentemente, lo que el Magisterio Pontificio ya había
señalado en este sentido. ''Solo hay que pensar en lo ya afirmado
por san Juan Pablo II y Benedicto XVI -ha dicho-. Pero es importante
descubrir una vez más que los padres son los primeros educadores de
sus hijos, que están cada vez más presentes en el continente
digital. No como una presencia que tiene dimensiones principalmente
tecnológicas -ya que los hijos normalmente saben más de este campo
que los padres- pero si aportando sabiduría.
Es bien sabido que uno de los grandes riesgos es que el niño o adolescente se encierre o aísle en un ''mundo virtual'' reduciendo considerablemente la necesidad de insertarse en la vida real de todos los días, en las relaciones de amistad. Con esto no quiero decir que las relaciones de afecto o amistad que se desarrollan en el contexto de las redes no sean reales. Pero hay que recordar que los jóvenes y no tan jóvenes están llamados a dar testimonio de Cristo, incluso en el entorno digital, en las redes sociales donde todos habitamos''.
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