Ciudad
del Vaticano, 23 enero 2015
(VIS).- Francisco recibió hoy en audiencia al decano, a los prelados
auditores, oficiales y colaboradores del Tribunal de la Rota Romana,
con motivo de la inauguración del año judiciario. En su discurso,
el Santo Padre se centró en el contexto humano y cultural en el que
se forma la intención matrimonial. Destacó que la crisis de los
valores en la sociedad no es un fenómeno reciente y para ello
recordó que hace cuarenta años Pablo VI ya estigmatizaba las
enfermedades del hombre moderno ''a veces vulnerado por un
relativismo sistemático, que lo inclina ante las elecciones más
fáciles de la situación, de la demagogia, la moda, la pasión, el
hedonismo, el egoísmo, de modo que exteriormente intenta desafiar la
ley, pero interiormente, casi sin darse cuenta, sustituye el imperio
de la conciencia moral por el capricho de la conciencia
psicológica''.
El
Papa puso de relieve el cometido del juez llamado a realizar un
análisis judicial cuando existen dudas sobre la validez del
matrimonio ''para determinar -dijo- si hay un defecto de origen del
consentimiento, ya sea directamente por falta de buena intención, o
por un grave déficit en la comprensión del matrimonio mismo que
determine la voluntad. La crisis del matrimonio, de hecho -continuó-,
es realmente la crisis del saber iluminado por la fe, es decir, por
el apego a Dios y a su designio de amor realizada en Jesucristo''.
''La
experiencia pastoral nos enseña
que ahora hay un gran número de fieles en una situación irregular,
cuya historia ha sido fuertemente influenciada por la generalizada
mentalidad mundana. De hecho, hay una especie de mundanidad
espiritual, que se esconde detrás de las apariencias de religiosidad
e incluso de amor a la Iglesia y que conduce a perseguir, en lugar de
la gloria del Señor, el bienestar personal. Uno de los frutos de
esta actitud es una fe encerrada en el subjetivismo, donde sólo
interesa una determinada experiencia o una serie de argumentos y
conocimientos que se cree que pueden consolar e iluminar, pero donde
el sujeto continúa encerrado en la inmanencia de su propia razón o
de sus sentimientos... Por esto el juez, a la hora de reflexionar
sobre la validez del consentimiento, debe tener en cuenta el contexto
de los valores y la fe''.
Francisco
les exhortó a un mayor compromiso y pasión en su ministerio ''que
sirva para salvaguardar la unidad de la jurisprudencia en la Iglesia,
como trabajo pastoral por el bien de muchas parejas, y muchos hijos,
a menudo víctimas de estos eventos. También aquí, necesitamos una
conversión pastoral de las estructuras eclesiásticas para
proporcionar el ''opus iustitiae'' a todos los que acuden a la
Iglesia para que esta arroje luz sobre su situación conyugal. Esta
es vuestra difícil misión: No encerrar la salvación de las
personas dentro de las constricciones del legalismo. La función del
derecho se orienta hacia la ''salus animarum'' para que, evitando
sofismas alejados de la carne viva de las personas en dificultad,
ayude a establecer la verdad en el momento consensual''.
En
este ámbito, el Papa insistió antes de concluir en la presencia
necesaria de personas competentes en cada tribunal eclesiástico para
proporcionar asistencia y asesoramiento sobre la posibilidad de
introducir una causa de nulidad matrimonial. ''Esperando que en todos
los tribunales estén presentes estas figuras para favorecer el
acceso efectivo de todos los fieles a la justicia de la Iglesia, me
gustaría señalar -finalizó- el número significativo de casos en
la Rota Romana de asistencia gratuita, en favor de las partes que,
por malas condiciones económicas, no son capaces de obtener un
abogado''.
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