Ciudad
del Vaticano, 19 noviembre 2014
(VIS).- Puntual como cada miércoles, el Papa ha salido a la Plaza de
San Pedro saludando a los fieles y peregrinos allí reunidos antes de
dar comienzo a la Audiencia General. Francisco ha dedicado su
catequesis a la vocación universal de ser santo, ¿en qué consiste,
y cómo podemos llegar a serlo?
''Hay
que tener en cuenta que la santidad no es algo que nos proporcionamos
a nosotros mismos, que obtenemos con nuestras cualidades y nuestras
habilidades -ha dicho-. La santidad es un don, es el regalo que nos
hace el Señor Jesús, cuando nos lleva con Él, nos cubre de Él y
nos hace como Él... La santidad es el rostro más bello de la
Iglesia: es descubrirse en comunión con Dios, en la plenitud de su
vida y su amor... no es la prerrogativa de unos pocos: la santidad es
un don que se ofrece a todos, sin excepción, por eso es el carácter
distintivo de cada cristiano''.
''Para
ser santo -ha explicado- no necesariamente hay que ser obispos,
sacerdotes o religiosos ... ¡Todos estamos llamados a ser
santos!...es viviendo con amor y ofreciendo el testimonio personal
cristiano en las ocupaciones diarias que estamos llamados a ser
santos. Y cada uno en la condición y estado de vida en que se
encuentra'' consagrados, casados, bautizados solteros, padres,
abuelos, catequistas, profesores o voluntarios. ''Cualquier forma de
vida lleva a la santidad si se vive en comunión con el Señor y al
servicio de los hermanos''.
''Ahora
- ha añadido Francisco- cada uno de nosotros puede hacer un examen
de conciencia ...y preguntarnos cómo hemos respondido a la llamada
de Dios'', y ha destacado después que cuando el Señor nos llama a
ser santos, no nos llama a algo pesado y triste... sino que se trata
de una invitación a compartir su alegría. ''Si entendemos esto,
todo cambia y adquiere un nuevo y hermoso significado empezando por
las pequeñas cosas de cada día... Y cada paso hacia la santidad nos
hará mejores personas, libres de egoísmo y de la cerrazón en
nosotros mismos. Estaremos, en cambio, abiertos a los hermanos y a
sus necesidades''. Antes de finalizar ha añadido que ''el camino de
la santidad no se recorre en soledad, cada uno por su cuenta, sino
juntos, en un único cuerpo que es la Iglesia, amada y santificada
por el Señor Jesucristo'' y ha animado a todos a continuar por este
camino.
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