Ciudad
del Vaticano, 20 octubre 2014
(VIS).-El Consistorio Ordinario se ha abierto con el saludo del Santo
Padre y la relación del Secretario de Estado, el cardenal Pietro
Parolin, sobre el encuentro de los nuncios y de los representantes
pontificios en Oriente Medio que tuvo lugar en el Vaticano del 2 al 4
de octubre.
A
continuación intervinieron los cardenales y los patriarcas presentes
en el Aula del Sínodo. En total, las intervenciones rondaron la
treintena. Los Patriarcas de las Iglesias de Oriente Medio, en
particular, describieron las situaciones y los problemas principales
de las Iglesias respectivas en los respectivos países (Iraq, Siria,
Egipto, Tierra Santa, Jordania, Líbano...) En general, las
intervenciones se articularon sobre algunos principios: la exigencia
de la paz y de la reconciliación en Oriente Medio, la defensa de la
libertad religiosa, la ayuda a las comunidades locales, la gran
importancia de la educación para crear nuevas generaciones capaces
de dialogar entre ellas, el papel de la comunidad internacional.
Por
lo que se refiere al primer punto, se subrayó que Oriente Medio
necesita urgentemente replantearse su futuro. Se resaltó la
importancia de Jerusalén, como ‘’capital de la fe’’ para las
tres grandes religiones monoteístas y se puso en evidencia la
necesidad de llegar a una solución del conflicto israelí-palestino
y sirio. Ante las violencias perpetradas por Isis se ha reiterado que
no se puede matar en nombre de Dios.
Con
relación a la libertad religiosa se hizo hincapié en que la
libertad de religión, junto con la de culto y de conciencia, es un
derecho fundamental, innato y universal, un valor para toda la
humanidad. Junto a ese derecho, se subrayó también la exigencia de
que se reconozcan a los cristianos todos los derechos civiles de los
demás ciudadanos, sobre todo en los países donde actualmente la
religión no está separada del Estado
Por
cuanto respecta, además, a la ayuda a las comunidades locales de la
región se reiteró que un Oriente Medio sin cristianos sería una
grave pérdida para todos, ya que juegan un papel fundamental para
mantener el equilibrio en esa zona y por su gran compromiso en el
ámbito de la educación. Por lo tanto, es esencial alentar a los
cristianos para que permanezcan en Oriente Medio y perseveren en su
misión, también porque han contribuido al bienestar de los países
en que viven. Desde esta perspectiva, se ha reflexionado sobre el
problema de la emigración de los cristianos. Deben encontrar acogida
en las Iglesias y en los Estados a los que emigran y deberían contar
también con estructuras pastorales adecuadas para los diversos
ritos. Se ha solicitado, por otra parte, que prosiga el envío de
ayudas humanitarias a Oriente Medio para que los cristianos se
sientan animados a permanecer en sus tierras y a cultivar las
diversas manifestaciones de solidaridad posibles por parte de las
Iglesias de otros países, por ejemplo, con viajes y peregrinaciones.
En
materia de educación, se hizo notar como en muchos países de
Oriente Medio los libros de texto de la escuela no hablen de forma
positiva de las religiones diversas de la del Estado y de la
necesidad de una reflexión sobre este hecho por parte de las
instituciones locales. En este sentido se ha evidenciado la necesidad
de entablar un diálogo interreligioso con los musulmanes, partiendo
de la base común de la razón y de una auténtica cooperación
ecuménica, para que todas las Iglesias de Oriente Medio hagan oír
una única voz.
En
particular se ha pedido a la Comunidad internacional que garantice a
los prófugos cristianos la posibilidad de regresar cuanto antes a
sus hogares, estableciendo ''zonas de seguridad'', por ejemplo en la
llanura de Nínive. Por último, se ha lanzado un llamamiento por
todas las personas secuestradas en Oriente Medio para que el mundo no
se olvide de ellas.
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