Ciudad
del Vaticano, 6 septiembre 2014
(VIS).-El 8 de septiembre se celebra la Natividad de la Virgen María
y también en Cuba la de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona
de la isla. Por ese motivo el Santo Padre ha escrito una carta al
arzobispo metropolitano de Santiago de Cuba Dionisio Guillermo García
Ibáñez, Presidente de la Conferencia Episcopal de los Obispos
Católicos de Cuba (C.O.O.C.), de la que reproducimos amplios
extractos:
''Cada
vez que leo la Escritura Santa, en los pasajes en que se habla de
Nuestra Señora, me llaman la atención tres verbos. Quisiera
detenerme en ellos, con el propósito de invitar a los pastores y
fieles de Cuba a ponerlos en práctica.
''El
primero es alegrarse. Fue la primera palabra que el arcángel Gabriel
dirigió a la Virgen: ''Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo''. La vida del que ha descubierto a Jesús se llena de un
gozo interior tan grande, que nada ni nadie puede robárselo. Cristo
da a los suyos la fuerza necesaria para no estar tristes ni
agobiarse, pensando que los problemas no tienen solución. Apoyado en
esta verdad, el cristiano no duda que aquello que se hace con amor,
engendra una serena alegría, hermana de esa esperanza que rompe la
barrera del miedo y abre las puertas a un futuro prometedor..... Qué
lindo sería si todo cubano, especialmente la gente joven, pudiera
decir lo mismo: ''Yo soy un hombre de la caridad'': vivo para amar de
veras, y así no quedar atrapado en la espiral nociva del ojo por
ojo, diente por diente. Qué alegría siente el que ama
auténticamente, con hechos diarios, y no es de los que abunda en
palabras vacías, que se lleva el viento''.
''El
segundo verbo es levantarse. Con Jesús en su seno, dice san Lucas
que María se levantó y con prontitud fue a servir a su prima
Isabel, que en su ancianidad iba a ser madre . Ella cumplió la
voluntad de Dios poniéndose a disposición de quien lo necesitaba.
No pensó en sí misma, se sobrepuso a las contrariedades y se dio a
los demás. La victoria es de aquellos que se levantan una y otra
vez, sin desanimarse. Si imitamos a María, no podemos quedarnos de
brazos caídos, lamentándonos solamente, o tal vez escurriendo el
bulto para que otros hagan lo que es responsabilidad propia.... María
siempre estuvo con su pueblo en favor de los pequeños. Ella conoció
la soledad, la pobreza y el exilio, y aprendió a crear fraternidad y
hacer de cualquier lugar en donde germine el bien la propia casa. A
Ella le suplicamos que nos dé un alma de pobre que no tenga
soberbia, un corazón puro que vea a Dios en el rostro de los
desfavorecidos, una paciencia fuerte que no se arredre ante las
dificultades de la vida''.
''El
tercer verbo es perseverar. María, que había experimentado la
bondad de Dios, proclamó las grandezas que él había hecho con
Ella... Por eso permaneció junto a su Hijo, al que todos habían
abandonado; rezó sin desfallecer junto a los apóstoles y demás
discípulos, para que no perdieran el ánimo... También nosotros
estamos llamados a permanecer en el amor de Dios y a permanecer
amando a los demás. En este mundo, en el que se desechan los valores
imperecederos y todo es mudable, en donde triunfa el usar y tirar, en
el que parece que se tiene miedo a los compromisos de por vida, la
Virgen nos alienta a ser hombres y mujeres constantes en el buen
obrar, que mantienen su palabra, que son siempre fieles''.
''Tener
alegría y compartirla con los que nos rodean. Levantar el corazón y
no sucumbir ante las adversidades, permanecer en el camino del bien,
ayudando infatigablemente a los que están oprimidos por penas y
aflicciones: he aquí las lecciones importantes que nos enseña la
Virgen de la Caridad del Cobre, útiles para el hoy y el mañana''.
No hay comentarios:
Publicar un comentario