Ciudad
del Vaticano, 25 de mayo 2014 (VIS).-El Santo Padre ha celebrado
esta mañana la Eucaristía en la Plaza del Pesebre en Belén. Allí
confluyen la calle de los Pastores -que lleva a la aldea palestina de
Beit Sahur (el lugar de la aparición del ángel), la calle de la
Gruta de la Leche (donde según la tradición María habría
amamantado a Jesús) y la calle Pablo VI que recuerda la visita del
Papa el 6 de enero de 1964. Durante
el traslado del Palacio Presidencial de Belén a la Plaza del
Pesebre, el Papa ha bajado del jeep, se ha acercado al muro que
divide Belén de Israel y ha rezado unos minutos, apoyando después
la cabeza en él.
A
la misa han asistido el Presidente de Palestina Mahmoud Abbas y
grupos de fieles de la franja de Gaza y de Galilea (Estado de
Israel), además de numerosos trabajadores procedentes de Asia.
''Es
una gracia muy grande celebrar la Eucaristía en el lugar en que
nació Jesús'' -ha dicho el Papa- Doy gracias a Dios y a vosotros
que me habéis recibido en mi peregrinación: al Presidente Mahmoud
Abbas y a las demás autoridades; al Patriarca Fouad Twal, a los
demás Obispos y Ordinarios de Tierra Santa, a los sacerdotes, las
personas consagradas y a cuantos se esfuerzan por tener viva la fe,
la esperanza y la caridad en esta tierra; a los representantes de los
fieles provenientes de Gaza, Galilea y a los emigrantes de Asia y
África. Gracias por vuestra acogida''.
El
Niño Jesús, nacido en Belén, ''es el signo que Dios dio a los que
esperaban la salvación, y permanece para siempre como signo de la
ternura de Dios y de su presencia en el mundo. ''Y aquí tenéis la
señal: encontraréis un niño…''.También hoy los niños son un
signo. Signo de esperanza, signo de vida, pero también signo
“diagnóstico” para entender el estado de salud de una familia,
de una sociedad, de todo el mundo. Cuando los niños son recibidos,
amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad
mejora, el mundo es más humano. Recordemos la labor que realiza el
Instituto Effetà Pablo VI a favor
de los niños palestinos sordomudos: es un signo concreto de la
bondad de Dios; es un signo concreto de que la sociedad mejora.
Dios nos repite también a nosotros, hombres y mujeres del siglo
XXI:''Y aquí tenéis la señal'', buscad al niño…El Niño de
Belén es frágil, como todos los recién nacidos. No sabe hablar y,
sin embargo, es la Palabra que se ha hecho carne, que ha venido a
cambiar el corazón y la vida de los hombres. Este Niño, como todo
niño, es débil y necesita ayuda y protección. También hoy los
niños necesitan ser acogidos y defendidos desde el seno materno''.
''En
nuestro mundo, que ha desarrollado las tecnologías más sofisticadas
-ha constatado Francisco- hay todavía por desgracia tantos niños
en condiciones inhumanas, que viven al margen de la sociedad, en las
periferias de las grandes ciudades o en las zonas rurales. Todavía
hoy muchos niños son explotados, maltratados, esclavizados, objeto
de violencia y de tráfico ilícito. Demasiados niños son hoy
prófugos, refugiados, a veces ahogados en los mares, especialmente
en las aguas del Mediterráneo. De todo esto nos avergonzamos hoy
delante de Dios, el Dios que se ha hecho Niño. Y nos preguntamos:
¿Quién somos nosotros ante Jesús Niño? ¿Quién somos ante los
niños de hoy? ¿Somos como María y José, que reciben a Jesús y lo
cuidan con amor materno y paterno? ¿O somos como Herodes, que desea
eliminarlo? ¿Somos como los pastores, que corren, se arrodillan para
adorarlo y le ofrecen sus humildes dones? ¿O somos más bien
indiferentes? ¿Somos tal vez retóricos y pietistas, personas que se
aprovechan de las imágenes de los niños pobres con fines
lucrativos? ¿Somos capaces de estar a su lado, de “perder tiempo”
con ellos? ¿Sabemos escucharlos, custodiarlos, rezar por ellos y con
ellos? ¿O los descuidamos, para ocuparnos de nuestras cosas?''.
''Y
aquí tenéis la señal: encontraréis un niño'' -ha reiterado- Tal
vez aquel niño llora. Llora porque tiene hambre, porque tiene frío,
porque quiere estar en brazos… También hoy lloran los niños,
lloran mucho, y su llanto nos cuestiona. En un mundo que desecha cada
día toneladas de alimento y de medicinas, hay niños que lloran en
vano por el hambre y por enfermedades fácilmente curables. En una
época que proclama la tutela de los menores, se venden armas que
terminan en las manos de niños soldados; se comercian productos
confeccionados por pequeños trabajadores esclavos. Su llanto es
acallado: deben combatir, deben trabajar, no pueden llorar. Pero
lloran por ellos sus madres, Raqueles de hoy: lloran por sus hijos, y
no quieren ser consoladas''.
''Y
aquí tenéis la señal''....El Niño Jesús nacido en Belén,
todo niño que nace y crece en cualquier parte del mundo, es signo
diagnóstico, que nos permite comprobar el estado de salud de nuestra
familia, de nuestra comunidad, de nuestra nación. De este
diagnóstico franco y honesto, puede brotar un estilo de vida nuevo,
en el que las relaciones no sean ya de conflicto, abuso, consumismo,
sino relaciones de fraternidad, de perdón y reconciliación, de
participación y de amor''
El
Papa ha finalizado su homilía con una oración a la Virgen: Oh
María, Madre de Jesús, tú, que has acogido, enséñanos a acoger;
tú, que has adorado, enséñanos a adorar; tú, que has seguido,
enséñanos a seguir. Amén''.
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