CIUDAD DEL VATICANO, 24 NOV 2007 (VIS).-Benedicto XVI celebró esta mañana en la basílica de San Pedro el segundo consistorio ordinario público de su pontificado, en el que creó 23 nuevos cardenales.
Tras el saludo litúrgico el Santo Padre leyó la fórmula de la creación y proclamó solemnemente los nombres de los nuevos purpurados. El primero de ellos, el cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, dio las gracias al Papa en nombre de todos los demás.
Después de la proclamación del Evangelio el Santo Padre pronunció la homilía:
En el colegio de cardenales, dijo, "revive el antiguo "presbyterium" del Obispo de Roma, cuyos miembros, mientras desempeñaban funciones pastorales y litúrgicas en las diversas iglesias no dejaban de prestarle su colaboración preciosa en el cumplimiento de las tareas ligadas con su ministerio apostólico universal".
"Los tiempos han cambiado -observó el Santo Padre- y la gran familia de los discípulos de Cristo está diseminada hoy en todos los continentes, (...) habla prácticamente todas las lenguas del mundo y pertenecen a ella pueblos de todas las culturas. La diversidad de los miembros del colegio cardenalicio, sea por procedencia geográfica que cultural, pone de relieve este crecimiento providencial y resalta al mismo tiempo las diversas exigencias pastorales a las que el Papa debe responder".
Benedicto XVI recordó a los purpurados que cada uno de ellos "representa por lo tanto una porción del articulado Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia difundida por doquier", y refiriéndose a las comunidades a ellos confiadas mencionó "de forma especial a las más probadas por los sufrimientos, desafíos y dificultades", destacando entre ellas " a las queridas comunidades cristianas que se encuentran en Irak".
Los cristianos de Irak, prosiguió, "experimentan en su propia carne las consecuencias dramáticas de un conflicto que perdura y viven actualmente en una situación política frágil y delicada". El Papa subrayó que al llamar al colegio cardenalicio al patriarca de la Iglesia Caldea, Emmanuel III Delly, ha querido expresar "de forma concreta su cercanía espiritual y su afecto" a esas poblaciones y "reafirmar la solidaridad de la Iglesia entera hacia los cristianos de aquella tierra amada, invitando a invocar de Dios misericordioso la deseada reconciliación y la paz para todos los pueblos involucrados".
Comentando el Evangelio de San Marcos que narra cómo "la ambición empuja a los hijos del Zebedeo a reivindicar para sí mismos los puestos mejores" en el reino del Mesías, el Santo Padre recalcó que "todo verdadero discípulo de Cristo puede aspirar sólo a una cosa: compartir su pasión sin reivindicar recompensa alguna" y que el cristiano "está llamado a asumir la condición de "siervo", siguiendo las huellas de Jesús, es decir, entregando su vida por los demás de forma gratuita y desinteresada".
"No es la riqueza del poder y del éxito -dijo el Papa a los cardenales- sino la humilde entrega de vosotros mismos por el bien de la Iglesia, lo que debe caracterizar cada uno de vuestros gestos y de vuestras palabras. La verdadera grandeza cristiana no consiste en dominar sino en servir".
"Sed apóstoles de Dios que es Amor y testigos de la esperanza evangélica: es lo que espera de vosotros el pueblo cristiano -concluyó el pontífice-. Cristo os pide que confeséis ante los seres humanos su verdad, que abracéis y compartáis su causa y que hagáis todo esto (...) con esa humildad interior que es fruto de la cooperación con la gracia de Dios".
A continuación tuvo lugar la profesión de fe de los nuevos cardenales ante el pueblo de Dios y el juramento de fidelidad y obediencia al Papa y a sus sucesores.
Los nuevos cardenales, según el orden de creación, se arrodillaron ante el Papa, que les impuso la birreta roja y les asignó una iglesia de Roma (Título o Diaconía), como signo de participación en la solicitud pastoral del Papa por la ciudad.
El Santo Padre entregó posteriormente la Bula de Creación de Cardenales e intercambió el abrazo de paz con cada uno de los nuevos miembros del colegio cardenalicio quienes, a su vez, cumplieron el mismo gesto entre ellos.
La celebración concluyó con la oración de los fieles, el rezo del Padrenuestro y la bendición final.
BXVI-CONSISTORIO/.../... VIS 20071126 (710)
No hay comentarios:
Publicar un comentario