CIUDAD DEL VATICANO, 15 JUN 2008 (VIS).-Terminada la misa y antes de rezar el Angelus en el muelle del puerto de Brindisi, el Papa quiso renovar "el mensaje cristiano de cooperación y de paz entre todos los pueblos, especialmente entre los que rodean a este mar, antigua cuna de civilizaciones, y entre los de Oriente Próximo y Oriente Medio".
El Santo Padre recordó entonces las palabras que pronunció hace dos meses ante la Asamblea de la ONU, en Nueva York: "La acción de la comunidad internacional y de sus instituciones, dando por sentado el respeto de los principios que están a la base del orden internacional, no tiene por qué ser interpretada nunca como una imposición injustificada y una limitación de soberanía. Al contrario, es la indiferencia o la falta de intervención lo que causa un daño real. Lo que se necesita es una búsqueda más profunda de los medios para prevenir y controlar los conflictos, explorando cualquier vía diplomática posible y prestando atención y estímulo también a las más tenues señales de diálogo o deseo de reconciliación".
Dirigiéndose a la Virgen María, el Papa imploró su protección sobre esta región, sobre Italia, Europa y el mundo entero ante "las tempestades que amenazan a la fe y a los valores auténticos" y pidió que permita "a las nuevas generaciones remar mar adentro sin miedo de afrontar con esperanza cristiana el viaje de la vida".
Concluida la celebración eucarística y el Angelus, Benedicto XVI almorzó en la sede episcopal con los obispos de Apulia.
PV-ITALIA/ANGELUS/BRINDISI VIS 20080616 (270)
El Santo Padre recordó entonces las palabras que pronunció hace dos meses ante la Asamblea de la ONU, en Nueva York: "La acción de la comunidad internacional y de sus instituciones, dando por sentado el respeto de los principios que están a la base del orden internacional, no tiene por qué ser interpretada nunca como una imposición injustificada y una limitación de soberanía. Al contrario, es la indiferencia o la falta de intervención lo que causa un daño real. Lo que se necesita es una búsqueda más profunda de los medios para prevenir y controlar los conflictos, explorando cualquier vía diplomática posible y prestando atención y estímulo también a las más tenues señales de diálogo o deseo de reconciliación".
Dirigiéndose a la Virgen María, el Papa imploró su protección sobre esta región, sobre Italia, Europa y el mundo entero ante "las tempestades que amenazan a la fe y a los valores auténticos" y pidió que permita "a las nuevas generaciones remar mar adentro sin miedo de afrontar con esperanza cristiana el viaje de la vida".
Concluida la celebración eucarística y el Angelus, Benedicto XVI almorzó en la sede episcopal con los obispos de Apulia.
PV-ITALIA/ANGELUS/BRINDISI VIS 20080616 (270)
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