CIUDAD DEL VATICANO, 18 MAY 2008 (VIS).-Después de rezar el Ángelus en la genovesa Plaza Matteotti, Benedicto XVI se dirigió a la catedral de San Lorenzo para encontrarse con el Capítulo de la Catedral y los consagrados.
A su llegada, el Papa fue acogido por el obispo auxiliar de Génova, Luigi Ernesto Palletti y recibió el saludo del decano de la catedral, monseñor Mario Grone y del delegado diocesano para la Vida Consagrada, padre Domenico Rossi, O.C.D.
"Este templo, rodeado de callejuelas -dijo el Papa en el discurso que pronunció-, parece el punto de confluencia y llegada de todos los caminos: como si de la sombra de las calles estrechas los seres humanos quisieran salir a la luz de su catedral, a la luz de Dios que a todos acoge, ilumina y conforta".
"En los pasados siglos, la Iglesia de Génova ha conocido una rica tradición de santidad y de servicio generoso a los hermanos -afirmó-. (...) Pero también hoy, a pesar de las dificultades por las que atraviesa la sociedad, la pasión evangelizadora es fuerte en vuestras comunidades" y "ha crecido el deseo común de estrechar relaciones (...) para colaborar en la acción misionera promovida en toda la archidiócesis. Efectivamente, siguiendo las orientaciones de la Conferencia Episcopal Italiana, os consideráis en estado de misión permanente, como testimonio de la alegría del Evangelio y como invitación explícita a todos para encontrar a Jesucristo".
El Santo Padre subrayó que para cultivar ese espíritu misionero era necesario sobre todo "convertirse en especialistas de la escucha de Dios y en ejemplos creíbles de una santidad que se traduzca en fidelidad al Evangelio, sin ceder al espíritu del mundo". Después, citando al difunto cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, recalcó que "la vida religiosa se mueve alrededor de Dios (...) y por lo tanto se convierte en testimonio de Dios y llamada a Dios".
El Papa invitó a los presentes a continuar con sus obras, pero sobre todo "con su presencia" entre "los pobres, los enfermos, las familias", afirmando que "todo es un precioso campo de servicio y de don para construir la Iglesia y servir a los seres humanos".
"La larga tradición espiritual de Génova -concluyó- cuenta con seis Papas, entre los que recuerdo especialmente a Benedicto XV, (...) el Papa de la paz, que escribía que "lo que hace que la palabra humana capaz de llegar a las almas es la gracia de Dios". No lo olvidemos nunca. (...) Para ser testigos y heraldos del mensaje de salvación no podemos contar sólo con nuestras energías humanas. La fidelidad de Dios nos estimula y conforma nuestra fidelidad a El: por eso, dejémonos guiar por el Espíritu de la verdad y del amor".
Finalizado el encuentro, el Santo Padre rezó unos momentos ante la tumba del cardenal Siri y se desplazó al Seminario Arzobispal Benedicto XV, donde saludó a los seminaristas y almorzó con los obispos de la región.
PV-ITALIA/RELIGIOSOS/GENOVA VIS 20080519 (490)
A su llegada, el Papa fue acogido por el obispo auxiliar de Génova, Luigi Ernesto Palletti y recibió el saludo del decano de la catedral, monseñor Mario Grone y del delegado diocesano para la Vida Consagrada, padre Domenico Rossi, O.C.D.
"Este templo, rodeado de callejuelas -dijo el Papa en el discurso que pronunció-, parece el punto de confluencia y llegada de todos los caminos: como si de la sombra de las calles estrechas los seres humanos quisieran salir a la luz de su catedral, a la luz de Dios que a todos acoge, ilumina y conforta".
"En los pasados siglos, la Iglesia de Génova ha conocido una rica tradición de santidad y de servicio generoso a los hermanos -afirmó-. (...) Pero también hoy, a pesar de las dificultades por las que atraviesa la sociedad, la pasión evangelizadora es fuerte en vuestras comunidades" y "ha crecido el deseo común de estrechar relaciones (...) para colaborar en la acción misionera promovida en toda la archidiócesis. Efectivamente, siguiendo las orientaciones de la Conferencia Episcopal Italiana, os consideráis en estado de misión permanente, como testimonio de la alegría del Evangelio y como invitación explícita a todos para encontrar a Jesucristo".
El Santo Padre subrayó que para cultivar ese espíritu misionero era necesario sobre todo "convertirse en especialistas de la escucha de Dios y en ejemplos creíbles de una santidad que se traduzca en fidelidad al Evangelio, sin ceder al espíritu del mundo". Después, citando al difunto cardenal Giuseppe Siri, arzobispo de Génova, recalcó que "la vida religiosa se mueve alrededor de Dios (...) y por lo tanto se convierte en testimonio de Dios y llamada a Dios".
El Papa invitó a los presentes a continuar con sus obras, pero sobre todo "con su presencia" entre "los pobres, los enfermos, las familias", afirmando que "todo es un precioso campo de servicio y de don para construir la Iglesia y servir a los seres humanos".
"La larga tradición espiritual de Génova -concluyó- cuenta con seis Papas, entre los que recuerdo especialmente a Benedicto XV, (...) el Papa de la paz, que escribía que "lo que hace que la palabra humana capaz de llegar a las almas es la gracia de Dios". No lo olvidemos nunca. (...) Para ser testigos y heraldos del mensaje de salvación no podemos contar sólo con nuestras energías humanas. La fidelidad de Dios nos estimula y conforma nuestra fidelidad a El: por eso, dejémonos guiar por el Espíritu de la verdad y del amor".
Finalizado el encuentro, el Santo Padre rezó unos momentos ante la tumba del cardenal Siri y se desplazó al Seminario Arzobispal Benedicto XV, donde saludó a los seminaristas y almorzó con los obispos de la región.
PV-ITALIA/RELIGIOSOS/GENOVA VIS 20080519 (490)
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