CIUDAD DEL VATICANO, 1 ENE 2008 (VIS).-A las 10,00 de hoy, en la basílica vaticana, el Santo Padre presidió la celebración eucarística en la solemnidad de Santa María Madre de Dios y con ocasión de la XLI Jornada Mundial de la Paz, cuyo tema en 2008 es: "Familia humana, comunidad de paz".
Al inicio de la homilía, el Papa pidió "el don de la paz para nuestras familias, nuestras ciudades y el mundo entero".
"Todos aspiramos -dijo- a vivir en paz, pero la paz verdadera, la que anunciaron los ángeles en la noche de Navidad, no es una simple conquista del hombre o el resultado de acuerdos políticos: Es sobre todo un don divino que hay que implorar constantemente, y al mismo tiempo es un compromiso que debe ser perseguido con paciencia, siendo siempre dóciles a los mandatos del Señor".
Benedicto XVI recordó que en el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año había querido poner de relieve "la estrecha relación entre la familia y la construcción de la paz en el mundo. La familia natural, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, "es cuna de la vida y del amor" y "la primera e insustituible educadora de la paz". Precisamente por eso, la familia es "la principal "agencia" de paz" y " la negación o restricción de los derechos de la familia, al oscurecer la verdad sobre el hombre, amenaza los fundamentos mismos de la paz".
"Como la humanidad es una "gran familia" -continuó-, si quiere vivir en paz debe inspirarse en aquellos valores en los que se fundamenta y se rige la comunidad familiar".
Refiriéndose al misterio de la maternidad divina de María, el Santo Padre subrayó que "si en el Niño nacido de Ella reconocemos al Hijo eterno de Dios y lo acogemos como nuestro único Salvador, podemos ser llamados hijos de Dios: hijos en el Hijo y lo somos realmente".
"El Niño que llora en el pesebre, aun siendo aparentemente como todos los demás niños del mundo, es al mismo tiempo totalmente diferente: es el Hijo de Dios, es Dios, verdadero Dios y verdadero hombre. Este misterio -la Encarnación del verbo y la maternidad divina de María- es grande y ciertamente no es fácil de comprender con la inteligencia humana. Sin embargo -añadió-, en la escuela de María podemos comprender con el corazón lo que los ojos y la mente no logran percibir por sí solos, ni pueden contener".
El Papa terminó haciendo hincapié en que "sólo conservando en el corazón, es decir, poniendo juntos y encontrando una unidad en todo lo que vivimos, podemos adentrarnos, siguiendo a María, en el misterio de un Dios que se ha hecho hombre por amor y nos llama a seguirlo por el camino del amor; amor que hay que traducir cada día en un servicio generoso a los hermanos".
HML/MISA AÑO NUEVO/... VIS 20080102 (490)
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