CIUDAD DEL VATICANO, 10 NOV 2007 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana al grupo de prelados de la Conferencia Episcopal de Portugal que acaban de realizar su visita "ad limina".
En su discurso, el Papa invitó a los obispos a dar gracias a Dios "por la gran misericordia que ha tenido con su Iglesia peregrina en Portugal durante el Año Santo y en los años sucesivos, impregnados del mismo espíritu jubilar".
Benedicto XVI recordó las numerosas iniciativas emprendidas por los prelados portugueses en los últimos años: "el registro general de la práctica dominical, (...) la convocación, en más de una diócesis, de una "statio" eucarística, (...) la celebración de un encuentro nacional de movimientos y nuevas comunidades eclesiales y de un congreso sobre la familia, (...) la firma de un nuevo Concordato (2004) y la aclamación de la santidad ejemplar en la persona de nuevos beatos".
Refiriéndose a la necesidad de hallar "nuevas formas de integración de los fieles en la vida comunitaria", el Papa dijo: "Es preciso cambiar el estilo de organización de la comunidad eclesial portuguesa y la mentalidad de sus miembros para que la Iglesia vaya al ritmo del Concilio Vaticano II y esté bien establecida en ella la función del clero y del laicado, teniendo en cuenta que todos somos uno, desde que fuimos bautizados e integrados en la familia de los hijos de Dios, y todos somos responsables del crecimiento de la Iglesia".
"Esta eclesiología de comunión, por la senda del Concilio -continuó- (...), es el camino seguro que hay que seguir, sin perder de vista eventuales obstáculos, como el horizontalismo en sus orígenes, la democratización al atribuir los ministerios sacramentales, la equiparación entre el orden conferido y los nuevos servicios, la discusión sobre cuál de los miembros de la comunidad es el primero (es inútil discutir porque el Señor Jesús ya decidió quien es el último)".
El Santo Padre señaló que a pesar de que a veces sea necesario discutir sobre la atribución de responsabilidades, "estas cuestiones no nos pueden distraer de la verdadera misión de la Iglesia: ésta no debe hablar principalmente de sí, sino de Dios".
Tras poner de relieve que "la evangelización de las personas y de las comunidades humanas depende de la existencia del encuentro con Jesucristo", Benedicto XVI subrayó que "la iniciación cristiana de la persona pasa, normalmente, por la Iglesia".
"Frente al gran número de cristianos no practicantes en vuestras diócesis, quizá valga la pena verificar "la eficacia de los actuales procesos de iniciación -dijo citando la exhortación apostólica "Sacramentum caritatis"-, para ayudar cada vez más al cristiano a madurar con la acción educadora de nuestras comunidades, y a asumir en su vida una actitud auténticamente eucarística, que le haga capaz de dar razón de su propia esperanza de modo adecuado en nuestra época".
El Papa concluyó recordando las recientes celebraciones por los 90 años de las apariciones de Nuestra Señora. "Me gusta pensar en Fátima -dijo- como si fuera una escuela de fe en la que la Virgen María es la maestra; allí erigió su cátedra para enseñar a los pequeños videntes y después a las multitudes las verdades eternas y el arte de orar, creer y amar".
AL/.../PORTUGAL VIS 20071112 (540)
En su discurso, el Papa invitó a los obispos a dar gracias a Dios "por la gran misericordia que ha tenido con su Iglesia peregrina en Portugal durante el Año Santo y en los años sucesivos, impregnados del mismo espíritu jubilar".
Benedicto XVI recordó las numerosas iniciativas emprendidas por los prelados portugueses en los últimos años: "el registro general de la práctica dominical, (...) la convocación, en más de una diócesis, de una "statio" eucarística, (...) la celebración de un encuentro nacional de movimientos y nuevas comunidades eclesiales y de un congreso sobre la familia, (...) la firma de un nuevo Concordato (2004) y la aclamación de la santidad ejemplar en la persona de nuevos beatos".
Refiriéndose a la necesidad de hallar "nuevas formas de integración de los fieles en la vida comunitaria", el Papa dijo: "Es preciso cambiar el estilo de organización de la comunidad eclesial portuguesa y la mentalidad de sus miembros para que la Iglesia vaya al ritmo del Concilio Vaticano II y esté bien establecida en ella la función del clero y del laicado, teniendo en cuenta que todos somos uno, desde que fuimos bautizados e integrados en la familia de los hijos de Dios, y todos somos responsables del crecimiento de la Iglesia".
"Esta eclesiología de comunión, por la senda del Concilio -continuó- (...), es el camino seguro que hay que seguir, sin perder de vista eventuales obstáculos, como el horizontalismo en sus orígenes, la democratización al atribuir los ministerios sacramentales, la equiparación entre el orden conferido y los nuevos servicios, la discusión sobre cuál de los miembros de la comunidad es el primero (es inútil discutir porque el Señor Jesús ya decidió quien es el último)".
El Santo Padre señaló que a pesar de que a veces sea necesario discutir sobre la atribución de responsabilidades, "estas cuestiones no nos pueden distraer de la verdadera misión de la Iglesia: ésta no debe hablar principalmente de sí, sino de Dios".
Tras poner de relieve que "la evangelización de las personas y de las comunidades humanas depende de la existencia del encuentro con Jesucristo", Benedicto XVI subrayó que "la iniciación cristiana de la persona pasa, normalmente, por la Iglesia".
"Frente al gran número de cristianos no practicantes en vuestras diócesis, quizá valga la pena verificar "la eficacia de los actuales procesos de iniciación -dijo citando la exhortación apostólica "Sacramentum caritatis"-, para ayudar cada vez más al cristiano a madurar con la acción educadora de nuestras comunidades, y a asumir en su vida una actitud auténticamente eucarística, que le haga capaz de dar razón de su propia esperanza de modo adecuado en nuestra época".
El Papa concluyó recordando las recientes celebraciones por los 90 años de las apariciones de Nuestra Señora. "Me gusta pensar en Fátima -dijo- como si fuera una escuela de fe en la que la Virgen María es la maestra; allí erigió su cátedra para enseñar a los pequeños videntes y después a las multitudes las verdades eternas y el arte de orar, creer y amar".
AL/.../PORTUGAL VIS 20071112 (540)
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