CIUDAD DEL VATICANO, 21 ABR 2007 (VIS).-Benedicto XVI salió poco después de las 15,00 del aeropuerto romano de Ciampino con destino a Vigevano, en el norte de Italia, primera etapa de su visita pastoral de dos días a esa diócesis y a la de Pavía.
A las 16,50, después de una breve escala en el aeropuerto de Milán, el helicóptero del Papa aterrizó en el estadio "Dante Merlo" de Vigevano y desde allí se desplazó en "papamóvil" al centro de la ciudad. Durante el recorrido pasó frente al monasterio de clausura de las Adoradoras Perpetuas del Santísimo Sacramento, que lo saludaron y a las 17,15 llegó al obispado, donde fue acogido por las autoridades religiosas y civiles locales.
El Papa se asomó al balcón del obispado, que da a la gran plaza de San Ambrosio, para saludar a los miles de personas allí reunidas, entre ellas numerosos jóvenes y grupos de enfermos. "Os doy las gracias -dijo- por esta acogida tan cordial. Bajando del helicóptero casi oía el eco de las campanas de todas las iglesias de la diócesis que a mediodía tocaban a fiesta para saludarme".
"Aquí en Vigevano, la única diócesis de Lombardía que no visitó mi venerado predecesor Juan Pablo II -prosiguió el Santo Padre-, he querido iniciar mi peregrinación pastoral en Italia. Es como si retomase así el camino que él recorrió para seguir proclamando a los hombres y mujeres de la amada Italia el anuncio antiguo y siempre nuevo que resuena con fuerza particular en este tiempo pascual: (...) Cristo vive, Cristo está con nosotros hoy y siempre".
Finalizado el saludo, Benedicto XVI bajó a la Plaza Ducal para presidir una concelebración eucarística con los obispos de Lombardía y los sacerdotes de la diócesis de Vigevano.
En su homilía, el Papa recordó las palabras del Evangelio apenas leído: ""¡Echad las redes y ...encontraréis!", que Jesús resucitado dirigió a sus discípulos en el mar de Tiberíades, después de una pesca infructuosa que había durado toda la noche. La red vacía, debía parecer a los apóstoles "el balance de su experiencia con Jesús: lo habían conocido, habían estado a su lado y Él les había prometido tantas cosas. Y sin embargo, ahora sus redes estaban vacías".
Cristo les sale al encuentro, pero los discípulos no le reconocen, sin embargo, "se fiaron de Él y el resultado fue una pesca milagrosamente abundante". Es entonces cuando Juan se da cuenta de la presencia del Resucitado y exclama: "¡Es el Señor!". "Esta profesión de fe espontánea -subrayó el Papa- es para nosotros una invitación para proclamar que Cristo resucitado es el Señor de nuestra vida".
"He venido aquí -dijo- sobre todo para alentaros a ser audaces testigos de Cristo. La confiada adhesión a su palabra hará fructíferos vuestros esfuerzos pastorales. Cuando el trabajo en la viña del Señor parezca vano, como la fatiga nocturna de los apóstoles, no hay que olvidar que Jesús puede cambiar todo de un momento a otro. La página evangélica (...) nos recuerda por una parte que tenemos que dedicarnos a la actividad pastoral como si el resultado dependiera totalmente de nuestros esfuerzos y por otra nos hace entender que el éxito de nuestra misión es totalmente un don de la Gracia. Con el misterioso plan de su sabiduría, Dios sabe cuando es tiempo de intervenir".
"¿Qué significa, en concreto, la invitación de Cristo a "echar la red"? -observó Benedicto XVI-. Significa, en primer lugar, creer en Él y fiarse de su palabra. También a vosotros Jesús os pide que le sigáis con fe sincera y sólida. Escuchad por tanto su palabra y meditadla todos los días (...) siguiendo (...) las directivas de vuestro pastor actual, permaneced unidos y abrios a los vastos horizontes de la evangelización. (...) Compartir, colaborar, sentirse co-responsables, es el espíritu que debe inspirar vuestra comunidad".
"Este estilo de comunión exige la contribución de todos; (...) las parroquias, como las teselas de un mosaico, en plena sintonía entre ellas, formarán una Iglesia particular, viva, orgánicamente insertada en el pueblo de Dios", recalcó el Santo Padre, y resaltó la "aportación indispensable que pueden ofrecer a la evangelización las asociaciones, comunidades y grupos de laicos".
Benedicto XVI invitó también a todos a "ocuparse de los jóvenes, tanto de los que están "cerca", como de los que están "lejos". (...) No os canséis de promover de forma orgánica y capilar una pastoral vocacional que les ayude en la búsqueda del verdadero significado de su existencia". Asimismo recordó que "la familia es la piedra angular de la vida social, por lo cual, solo trabajando en favor de las familias se puede renovar el tejido de la comunidad eclesial y de la sociedad civil".
El Papa concluyó recordando a los "santos patrones" de Vigevano: San Ambrosio, San Carlos Borromeo y el beato Mattero Carreri, así como a dos figuras de esa tierra en proceso de beatificación: el sacerdote Francesco Pianzola, que "supo hacer frente a la pobreza espiritual de su tiempo con un valiente estilo misionero" y Teresio Olivelli, laico de Acción Católica, "muerto a los 29 años en el campo de concentración de Hersbruck, víctima sacrificial de una brutal violencia a la que opuso con tenacidad el ardor de la caridad".
Por último, el Santo Padre confío la diócesis a la Madre de Dios para que "obtuviera una efusión renovada del Espíritu Santo", y recordó que "la fatigosa pero estéril pesca nocturna de los discípulos es una advertencia perenne para la Iglesia de todos los tiempos: solos, sin Jesús, no podemos hacer nada".
Finalizada la Misa, el Papa se desplazó en helicóptero a Pavía, donde llegó hacia las 20.15.
PV-ITALIA/MISA/VIGEVANO VIS 20070423 (960)
A las 16,50, después de una breve escala en el aeropuerto de Milán, el helicóptero del Papa aterrizó en el estadio "Dante Merlo" de Vigevano y desde allí se desplazó en "papamóvil" al centro de la ciudad. Durante el recorrido pasó frente al monasterio de clausura de las Adoradoras Perpetuas del Santísimo Sacramento, que lo saludaron y a las 17,15 llegó al obispado, donde fue acogido por las autoridades religiosas y civiles locales.
El Papa se asomó al balcón del obispado, que da a la gran plaza de San Ambrosio, para saludar a los miles de personas allí reunidas, entre ellas numerosos jóvenes y grupos de enfermos. "Os doy las gracias -dijo- por esta acogida tan cordial. Bajando del helicóptero casi oía el eco de las campanas de todas las iglesias de la diócesis que a mediodía tocaban a fiesta para saludarme".
"Aquí en Vigevano, la única diócesis de Lombardía que no visitó mi venerado predecesor Juan Pablo II -prosiguió el Santo Padre-, he querido iniciar mi peregrinación pastoral en Italia. Es como si retomase así el camino que él recorrió para seguir proclamando a los hombres y mujeres de la amada Italia el anuncio antiguo y siempre nuevo que resuena con fuerza particular en este tiempo pascual: (...) Cristo vive, Cristo está con nosotros hoy y siempre".
Finalizado el saludo, Benedicto XVI bajó a la Plaza Ducal para presidir una concelebración eucarística con los obispos de Lombardía y los sacerdotes de la diócesis de Vigevano.
En su homilía, el Papa recordó las palabras del Evangelio apenas leído: ""¡Echad las redes y ...encontraréis!", que Jesús resucitado dirigió a sus discípulos en el mar de Tiberíades, después de una pesca infructuosa que había durado toda la noche. La red vacía, debía parecer a los apóstoles "el balance de su experiencia con Jesús: lo habían conocido, habían estado a su lado y Él les había prometido tantas cosas. Y sin embargo, ahora sus redes estaban vacías".
Cristo les sale al encuentro, pero los discípulos no le reconocen, sin embargo, "se fiaron de Él y el resultado fue una pesca milagrosamente abundante". Es entonces cuando Juan se da cuenta de la presencia del Resucitado y exclama: "¡Es el Señor!". "Esta profesión de fe espontánea -subrayó el Papa- es para nosotros una invitación para proclamar que Cristo resucitado es el Señor de nuestra vida".
"He venido aquí -dijo- sobre todo para alentaros a ser audaces testigos de Cristo. La confiada adhesión a su palabra hará fructíferos vuestros esfuerzos pastorales. Cuando el trabajo en la viña del Señor parezca vano, como la fatiga nocturna de los apóstoles, no hay que olvidar que Jesús puede cambiar todo de un momento a otro. La página evangélica (...) nos recuerda por una parte que tenemos que dedicarnos a la actividad pastoral como si el resultado dependiera totalmente de nuestros esfuerzos y por otra nos hace entender que el éxito de nuestra misión es totalmente un don de la Gracia. Con el misterioso plan de su sabiduría, Dios sabe cuando es tiempo de intervenir".
"¿Qué significa, en concreto, la invitación de Cristo a "echar la red"? -observó Benedicto XVI-. Significa, en primer lugar, creer en Él y fiarse de su palabra. También a vosotros Jesús os pide que le sigáis con fe sincera y sólida. Escuchad por tanto su palabra y meditadla todos los días (...) siguiendo (...) las directivas de vuestro pastor actual, permaneced unidos y abrios a los vastos horizontes de la evangelización. (...) Compartir, colaborar, sentirse co-responsables, es el espíritu que debe inspirar vuestra comunidad".
"Este estilo de comunión exige la contribución de todos; (...) las parroquias, como las teselas de un mosaico, en plena sintonía entre ellas, formarán una Iglesia particular, viva, orgánicamente insertada en el pueblo de Dios", recalcó el Santo Padre, y resaltó la "aportación indispensable que pueden ofrecer a la evangelización las asociaciones, comunidades y grupos de laicos".
Benedicto XVI invitó también a todos a "ocuparse de los jóvenes, tanto de los que están "cerca", como de los que están "lejos". (...) No os canséis de promover de forma orgánica y capilar una pastoral vocacional que les ayude en la búsqueda del verdadero significado de su existencia". Asimismo recordó que "la familia es la piedra angular de la vida social, por lo cual, solo trabajando en favor de las familias se puede renovar el tejido de la comunidad eclesial y de la sociedad civil".
El Papa concluyó recordando a los "santos patrones" de Vigevano: San Ambrosio, San Carlos Borromeo y el beato Mattero Carreri, así como a dos figuras de esa tierra en proceso de beatificación: el sacerdote Francesco Pianzola, que "supo hacer frente a la pobreza espiritual de su tiempo con un valiente estilo misionero" y Teresio Olivelli, laico de Acción Católica, "muerto a los 29 años en el campo de concentración de Hersbruck, víctima sacrificial de una brutal violencia a la que opuso con tenacidad el ardor de la caridad".
Por último, el Santo Padre confío la diócesis a la Madre de Dios para que "obtuviera una efusión renovada del Espíritu Santo", y recordó que "la fatigosa pero estéril pesca nocturna de los discípulos es una advertencia perenne para la Iglesia de todos los tiempos: solos, sin Jesús, no podemos hacer nada".
Finalizada la Misa, el Papa se desplazó en helicóptero a Pavía, donde llegó hacia las 20.15.
PV-ITALIA/MISA/VIGEVANO VIS 20070423 (960)
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