CIUDAD DEL VATICANO, 19 MAR 2006 (VIS).-Benedicto XVI dedicó a San José, cuya solemnidad se celebra mañana, la meditación que precedió al Angelus, rezado con miles de peregrinos en la Plaza de San Pedro.
El Papa comenzó recordando la devoción de Juan Pablo II a San José, a "quien dedicó la exhortación apostólica "Redemptoris custos" (Custodio del Redentor) y cuya ayuda experimentó, de seguro, en la hora de la muerte". Después explicó la importancia de la figura del padre putativo de Jesús en la historia de la salvación, empezando por su pertenencia a la tribu de Judá, que unía así al Redentor a la descendencia davídica y hacía que en El se cumpliesen las promesas mesiánicas, como pone de relieve sobre todo el Evangelio de Mateo, cuando describe el nacimiento de Jesús en Belén, la fuga a Egipto, y el sobrenombre de "Nazareno".
San José fue "como su esposa María -prosiguió el Santo Padre- un auténtico heredero de la fe de Abraham: fe en el Dios que guía los acontecimientos de la historia según su misterioso plan de salvación", y "su grandeza (...) resalta aún más porque llevó a cabo su misión en la humildad y en la intimidad de la casa de Nazaret. Además, el mismo Dios en la persona de su Hijo encarnado, eligió este camino y este comportamiento en la existencia terrena".
El ejemplo de San José nos invita a llevar a cabo "con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que la Providencia nos ha confiado". Pienso, dijo el Papa, "en los padres y madres de familia, y ruego para que aprecien siempre la belleza de una vida sencilla y laboriosa, cultivando con esmero la relación conyugal y cumpliendo con entusiasmo la grande y no fácil misión educadora".
El Papa concluyó encomendando especialmente a San José a "los sacerdotes, que ejercen la paternidad respecto a las comunidades eclesiales, (...) a las personas consagradas en su gozosa y fiel observancia de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia" y "a los trabajadores de todo el mundo para que contribuyan con sus distintas profesiones al progreso de toda la humanidad".
Una vez rezado el Angelus, Benedicto XVI recordó que este año se celebra el V centenario de los Museos Vaticanos, que Juan Pablo II definía como "una de las puertas más importantes de la Santa Sede abiertas al mundo" y que "ofrecen una significativa contribución a la misión de la Iglesia, comunicando a millones de personas las verdades cristianas con el lenguaje del arte".
ANG/SAN JOSE:MUSEOS VATICANOS/... VIS 20060320 (440)
El Papa comenzó recordando la devoción de Juan Pablo II a San José, a "quien dedicó la exhortación apostólica "Redemptoris custos" (Custodio del Redentor) y cuya ayuda experimentó, de seguro, en la hora de la muerte". Después explicó la importancia de la figura del padre putativo de Jesús en la historia de la salvación, empezando por su pertenencia a la tribu de Judá, que unía así al Redentor a la descendencia davídica y hacía que en El se cumpliesen las promesas mesiánicas, como pone de relieve sobre todo el Evangelio de Mateo, cuando describe el nacimiento de Jesús en Belén, la fuga a Egipto, y el sobrenombre de "Nazareno".
San José fue "como su esposa María -prosiguió el Santo Padre- un auténtico heredero de la fe de Abraham: fe en el Dios que guía los acontecimientos de la historia según su misterioso plan de salvación", y "su grandeza (...) resalta aún más porque llevó a cabo su misión en la humildad y en la intimidad de la casa de Nazaret. Además, el mismo Dios en la persona de su Hijo encarnado, eligió este camino y este comportamiento en la existencia terrena".
El ejemplo de San José nos invita a llevar a cabo "con fidelidad, sencillez y modestia la tarea que la Providencia nos ha confiado". Pienso, dijo el Papa, "en los padres y madres de familia, y ruego para que aprecien siempre la belleza de una vida sencilla y laboriosa, cultivando con esmero la relación conyugal y cumpliendo con entusiasmo la grande y no fácil misión educadora".
El Papa concluyó encomendando especialmente a San José a "los sacerdotes, que ejercen la paternidad respecto a las comunidades eclesiales, (...) a las personas consagradas en su gozosa y fiel observancia de los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia" y "a los trabajadores de todo el mundo para que contribuyan con sus distintas profesiones al progreso de toda la humanidad".
Una vez rezado el Angelus, Benedicto XVI recordó que este año se celebra el V centenario de los Museos Vaticanos, que Juan Pablo II definía como "una de las puertas más importantes de la Santa Sede abiertas al mundo" y que "ofrecen una significativa contribución a la misión de la Iglesia, comunicando a millones de personas las verdades cristianas con el lenguaje del arte".
ANG/SAN JOSE:MUSEOS VATICANOS/... VIS 20060320 (440)
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