CIUDAD DEL VATICANO, 18 MAR 2006 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía a los prelados de la Conferencia Episcopal Nacional de Camerún, que acaban de realizar su visita "ad limina".
El Papa animó a los obispos a "hacer que el Evangelio penetre en lo más profundo de las culturas y de las tradiciones, caracterizadas por la riqueza de sus valores humanos, espirituales y morales, purificando esas culturas, mediante una necesaria conversión, de todo lo que se oponga a la plenitud de la verdad".
Tras poner de relieve que la situación económica y social desfavorable "debilita el vínculo social y entraña la pérdida de una serie de valores tradicionales, como la familia, la atención a los niños y a los jóvenes, el respeto a los mayores", el Santo Padre dijo que "la ofensiva de las sectas (...) y los estragos que produce el SIDA, son otros desafíos actuales". Frente a ello, dijo, hay que ofrecer "respuestas teológicas y pastorales precisas, para evangelizar profundamente el corazón de los seres humanos y despertar su conciencia".
Benedicto XVI manifestó el deseo de que "la riqueza de las predicaciones", unida a "una formación inicial y permanente exigente de los catequistas", susciten "un nuevo empuje de santidad en las comunidades".
"Me alegro por el aumento de los sacerdotes y seminaristas -continuó- y doy gracias por la labor paciente de los misioneros que les han precedido. (...) La búsqueda de la unidad al servicio de la misión os invita a cuidar los lazos de comunión fraterna con los sacerdotes". El Santo Padre pidió que cada presbítero medite sobre "las exigencias de la caridad pastoral, especialmente sobre la necesidad de una vida casta vivida en el celibato, conforme a la ley de la Iglesia, un justo ejercicio de la autoridad y una sana relación con los bienes materiales".
El Papa recordó que los obispos habían hecho referencia en sus informes quinquenales a los desafíos que debe afrontar la familia. En este sentido, pidió que promovieran "una pastoral familiar que ofrezca a los jóvenes una educación afectiva y moral exigente, les prepare para vivir el amor conyugal de modo responsable, condición necesaria para la estabilidad de las familias y de toda la sociedad".
Al final de su discurso, Benedicto XVI habló a los prelados de la necesidad de consolidar "relaciones fraternas con las otras confesiones cristianas y creyentes de otras religiones, para manifestar el amor de Cristo Salvador, que hizo nacer entre los hombres el deseo de vivir en paz y de formar un pueblo de hermanos".
"¡Iglesia de Camerún! -exclamó-, en esta región Centroafricana tan martirizada por las guerras, sed cada vez más un signo tangible de esta paz que hay que edificar, una paz que supere la tentación de refugiarse en la identidad nacional o etnia, que destierre la tentación de la venganza o del resentimiento, y que establezca relaciones nuevas entre los seres humanos, fundadas en la justicia y en la caridad!".
AL/.../CAMERUN VIS 20060320 (490)
El Papa animó a los obispos a "hacer que el Evangelio penetre en lo más profundo de las culturas y de las tradiciones, caracterizadas por la riqueza de sus valores humanos, espirituales y morales, purificando esas culturas, mediante una necesaria conversión, de todo lo que se oponga a la plenitud de la verdad".
Tras poner de relieve que la situación económica y social desfavorable "debilita el vínculo social y entraña la pérdida de una serie de valores tradicionales, como la familia, la atención a los niños y a los jóvenes, el respeto a los mayores", el Santo Padre dijo que "la ofensiva de las sectas (...) y los estragos que produce el SIDA, son otros desafíos actuales". Frente a ello, dijo, hay que ofrecer "respuestas teológicas y pastorales precisas, para evangelizar profundamente el corazón de los seres humanos y despertar su conciencia".
Benedicto XVI manifestó el deseo de que "la riqueza de las predicaciones", unida a "una formación inicial y permanente exigente de los catequistas", susciten "un nuevo empuje de santidad en las comunidades".
"Me alegro por el aumento de los sacerdotes y seminaristas -continuó- y doy gracias por la labor paciente de los misioneros que les han precedido. (...) La búsqueda de la unidad al servicio de la misión os invita a cuidar los lazos de comunión fraterna con los sacerdotes". El Santo Padre pidió que cada presbítero medite sobre "las exigencias de la caridad pastoral, especialmente sobre la necesidad de una vida casta vivida en el celibato, conforme a la ley de la Iglesia, un justo ejercicio de la autoridad y una sana relación con los bienes materiales".
El Papa recordó que los obispos habían hecho referencia en sus informes quinquenales a los desafíos que debe afrontar la familia. En este sentido, pidió que promovieran "una pastoral familiar que ofrezca a los jóvenes una educación afectiva y moral exigente, les prepare para vivir el amor conyugal de modo responsable, condición necesaria para la estabilidad de las familias y de toda la sociedad".
Al final de su discurso, Benedicto XVI habló a los prelados de la necesidad de consolidar "relaciones fraternas con las otras confesiones cristianas y creyentes de otras religiones, para manifestar el amor de Cristo Salvador, que hizo nacer entre los hombres el deseo de vivir en paz y de formar un pueblo de hermanos".
"¡Iglesia de Camerún! -exclamó-, en esta región Centroafricana tan martirizada por las guerras, sed cada vez más un signo tangible de esta paz que hay que edificar, una paz que supere la tentación de refugiarse en la identidad nacional o etnia, que destierre la tentación de la venganza o del resentimiento, y que establezca relaciones nuevas entre los seres humanos, fundadas en la justicia y en la caridad!".
AL/.../CAMERUN VIS 20060320 (490)
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