CIUDAD DEL VATICANO, 26 NOV 2005 (VIS).-Benedicto XVI recibió hoy en audiencia al primer grupo de prelados de Polonia que acaban de concluir su visita "ad limina".
"Recuerdo con emoción -dijo el Papa al principio de su discurso- las oraciones con que los polacos acompañaron a Juan Pablo II durante todo su pontificado y de forma particular en los días de su paso hacia la gloria del Señor. Agradezco mucho poder contar con la misma ayuda orante. Es un don que aprecio mucho y que pido continuamente".
Entre los temas afrontados con el episcopado polaco, Benedicto XVI decidió centrarse en la cuestión de la educación cristiana a la luz de la exhortación apostólica "Ecclesia in Europa", donde Juan Pablo II solicitaba que el continente dedicase "una atención cada vez mayor a la educación de los jóvenes en la fe".
"El cumplimento fiel y fructuoso de la misión de la educación de la Iglesia en nuestros días -observó el Papa- requiere un análisis adecuado de la situación de los jóvenes que son sus destinatarios. Soy consciente de que las dificultades económicas, el porcentaje de desempleo que sigue siendo alto y la preocupación par garantizar la existencia material repercuten en la forma de vida de tantas familias polacas. Son problemas que afectan también a los jóvenes y que hay que tener en cuenta a la hora de darles una formación auténtica".
Benedicto XVI notó después los "muchos fenómenos positivos que sostienen y ayudan a la educación en la fe", como "la profunda sensibilidad de los jóvenes ante las necesidades de los demás, sobre todo de los más pobres" o "el auténtico interés por las cuestiones de la fe y de la religión".
"Educar en la fe -explicó el Santo Padre -debe consistir ante todo en desarrollar todo lo que es bueno en el ser humano. (...) En las iniciativas educativas de la Iglesia sería oportuno (...) acostumbrar a los niños y jóvenes a la oración. (...) La liturgia ocupa un lugar particular" y "en Polonia los jóvenes participan numerosa y activamente en la Misa dominical".
En el contexto de la nutrida participación de los jóvenes polacos en los grupos católicos, Benedicto XVI recordó en particular al movimiento "Luz y Vida", centrado en el encuentro con Dios en la Sagrada Escritura y en la Eucaristía, y pidió a los obispos que lo sostuvieran porque era "particularmente eficaz en la obra de educación en la fe, sin olvidar, naturalmente los otros movimientos".
Hablando después de la cooperación con la familia y las instituciones laicas en el ámbito de la educación, el Papa reafirmó que "la formación de las generaciones jóvenes es una tarea de los padres, de la Iglesia y del Estado. Respetando una oportuna autonomía, es necesaria una colaboración estrechísima de la Iglesia con la escuela, los ateneos y otras instituciones laicas".
"La enseñanza de la religión en la escuela (...) debe conservar su auténtica dimensión evangélica de transmisión y de testimonio de fe", observó Benedicto XVI. Por cuanto respecta a la catequesis de los adultos, el Papa pidió a los obispos que "sostuvieran a los ambientes que la emprenden" .
La pastoral universitaria y la del mundo de la cultura y de los medios de comunicación fueron los últimos puntos del discurso al episcopado polaco.
"Tras años de falta de libertad, la Iglesia ha podido instituir en Polonia nuevas universidades propias y facultades de teología, la mayor parte de las cuales ha entrado en las estructuras de las universidades estatales", recordó a propósito de la primera cuestión.
A continuación, observó que Polonia había entrado a formar parte de la Unión Europea con un "rico patrimonio cultural basado en los valores cristianos", e instó a la nación a que no perdiese ese legado. El Papa subrayó también el papel especial de los medios de comunicación en el mundo de la cultura, ya que "pueden constituir un precioso instrumento de evangelización", e invitó a los prelados a "establecer un contacto benévolo con los ambientes del periodismo", indicando además que "podría ser oportuno organizar para ellos un sector propio de la pastoral".
Benedicto XVI concluyó citando la declaración "Gravissimum educationis" del Concilio Vaticano II, donde los padres conciliares recordaban "el deber gravísimo de hacer que todos los fieles reciban una educación cristiana, especialmente los jóvenes, que son la esperanza de la Iglesia".
"Es una exhortación siempre actual -dijo el Santo Padre-, que hoy quizá sea más laboriosa, frente a los nuevos retos de los fenómenos sociales de nuestra época"
AL/.../POLONIA VIS 20051128 (740)
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