CIUDAD DEL VATICANO, 27 MAR 2005 (VIS).-Juan Pablo II se asomó a la ventana de su estudio poco después del mediodía de hoy para impartir la bendición "Urbi et Orbi" pero no habló a los 80.000 fieles que llenaban la Plaza de San Pedro, Via della Conciliazione, la amplia avenida que desemboca en ella, y las calles adyacentes. El Papa saludó varias veces moviendo los brazos a los peregrinos y les bendijo, mientras estos coreaban su nombre.
Por primera vez en los 26 años de su pontificado, Juan Pablo II todavía en proceso de recuperación de la operación de traqueotomía del 24 de febrero, no presidió la Misa en Pascua de la Resurrección del Señor en la Plaza de San Pedro. Presidió en su lugar el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado, que concelebró en la Plaza embellecida, como es tradicional, por decenas de miles de flores y plantas holandesas. El cardenal leyó también el mensaje "Urbi et Orbi" (a la ciudad y al mundo) que Juan Pablo II escuchó desde su ventana.
El tema del mensaje papal se basaba en las palabras de "Mane nobiscum, domini" (Señor, quédate con nosotros), título de su carta apostólica publicada en octubre del pasado año al comienzo del Año de la Eucaristía. Como los discípulos en el camino de Emaús que pidieron al misterioso viandante, sin saber que era Jesús, que se quedase con ellos, el Papa escribe hoy: "También nosotros hoy, Pascua de Resurrección, con todos los cristianos del mundo repetimos Jesús crucificado y resucitado, ¡quédate con nosotros! Quédate con nosotros, amigo fiel y apoyo seguro de la humanidad en camino por las sendas del tiempo (...) ¡Tú, Pan de vida eterna, alimentas al hombre hambriento de verdad, de libertad, de justicia y de paz!".
"¡Quédate con nosotros, Palabra viviente del Padre, y enséñanos palabras y gestos de paz: paz para la tierra consagrada por tu sangre y empapada con la sangre de tantas víctimas inocentes; paz para los Países del Medio Oriente y África,donde también se sigue derramando mucha sangre; paz para toda la humanidad, sobre la cual se cierne siempre el peligro de guerras fratricidas. Quédate con nosotros, Pan de vida eterna, partido y distribuido a los comensales: danos también a nosotros la fuerza de una solidaridad generosa con las multitudes que, aun hoy, sufren y mueren de miseria y de hambre, diezmadas por epidemias mortíferas o arruinadas por enormes catástrofes naturales".
"También nosotros, hombres y mujeres del tercer milenio, tenemos necesidad de Ti, Señor resucitado. Quédate con nosotros ahora y hasta al fin de los tiempos. Haz que el progreso material de los pueblos nunca oscurezca los valores espirituales que son el alma de su civilización. Ayúdanos, te rogamos, en nuestro camino. Nosotros creemos en Ti, en Ti esperamos, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna Mane nobiscum, Domine! ¡Aleluya!".
Al final de la Misa, un diácono anunció que el Papa concedía la bendición apostólica e indulgencia plenaria a todos los participantes en la liturgia de hoy, siempre según las condiciones de la indulgencia plenaria. "Que el Señor guarde al Papa por mucho tiempo como guía para la Iglesia" y "conceda paz y unidad a la Iglesia en todo el mundo".
JPII-SEMANA SANTA/PASCUA:URBI ET ORBI/... VIS 20050330 (550)
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