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jueves, 16 de diciembre de 2004

RESPETAR Y PROMOVER LA VIDA DE LAS PERSONAS Y LOS PUEBLOS


CIUDAD DEL VATICANO, 16 DIC 2004 (VIS).-Esta mañana, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el cardenal Renato Martino, presidente del Pontificio Consejo "Justicia y Paz", presentó el mensaje de Juan Pablo II para la celebración de la XXXVIII Jornada Mundial de la Paz, que se celebrará el 1 de enero de 2005.
 
  También participaron en la presentación el obispo Giampaolo Crepaldi y monseñor Frank J. Dewane, respectivamente secretario y subsecretario del mismo dicasterio.

  El cardenal Martino explicó que el Papa ha propuesto como tema de reflexión este año un pasaje de la carta de San Pablo a los Romanos: "No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien". El apóstol, dijo, "invita a un discernimiento personal y comunitario sobre las cuestiones decisivas del mal y de su influencia dramática en la vida de los seres humanos y advierte que hay que hacerse cargo, con responsabilidad madura, del bien y de su difusión".

  El mensaje está estructurado en tres partes. En la primera, afirmó el purpurado, "la paz es considerada en relación con el bien moral; en la segunda, la paz es vista en relación con un principio típico de la doctrina social de la Iglesia, el del bien común; en la tercera, la paz es tratada en relación estrecha con el uso de los bienes de la tierra y con una referencia muy pertinente a otro gran principio de la doctrina social, el del destino universal de los bienes".

  "En el centro del drama del mal -continuó- hay un protagonista: el ser humano con su libertad y su pecado". En este sentido, el Papa señala que para "afrontar las múltiples manifestaciones sociales y políticas del mal, la humanidad debe conservar el patrimonio común de valores morales recibidos como don de Dios". Juan Pablo II recuerda el llamamiento que hizo en 1995 ante la asamblea general de la ONU, a hacer referencia a la "gramática de la ley moral universal, la única capaz de unir a los seres humanos a pesar de la diversidad de las culturas".

  El Santo Padre condena las situaciones de violencia en nuestro tiempo: "los conflictos en Africa, la peligrosa situación de Palestina, el terrorismo que parece empujar a todo el mundo a un futuro de miedo y de angustia; el drama de Irak, que multiplica incertidumbre e inseguridad".

  "Tras haber solicitado el compromiso de todos al bien común, y sobre todo, el de las autoridades públicas, el Santo Padre une la promoción del bien común al respeto de la persona y de sus derechos fundamentales, así como el respeto de los derechos de las naciones en una perspectiva universal, pidiendo una verdadera cooperación internacional". El Papa pide que no se reduzca el bien común "a simple bienestar socio-económico. Esto es posible si el bien común permanece abierto a la dimensión trascendente".

  El cardenal Martino indicó que la tercera parte del mensaje se dedica al uso de los bienes de la tierra, que el Santo Padre trata en el contexto del principio del destino universal de los bienes y el de ciudadanía mundial. Ambos principios iluminan "las decisiones políticas de la comunidad internacional para la promoción del desarrollo de los pueblos en una perspectiva ética y cultural proyectada hacia un desarrollo integral y solidario de la humanidad".

  En este contexto ético-cultural, continuó el presidente de "Justicia y Paz", el Papa afronta unas cuestiones muy urgentes cuya solución "se alcanza con la afirmación conjunta del derecho a la paz y del derecho al desarrollo". La primera concierne "al uso y al destino de aquellos nuevos bienes que son fruto del conocimiento científico y del progreso tecnológico". La segunda, añadió, se refiere a los "bienes públicos, aquellos de los que gozan todos los ciudadanos de modo autómatico, aun sin haber hecho una opción precisa por ellos". La tercera cuestión es "el desafío de la pobreza, que es el objetivo principal de la acción de la comunidad internacional en este inicio de milenio".

  Para hacer frente al drama de la pobreza, Juan Pablo II señala que lo primero que hay que hacer es solucionar el tema de la deuda externa de los países pobres. Además, añade, es necesario que "la comunidad internacional se comprometa a financiar el desarrollo, mediante "un nuevo impulso a la ayuda pública".

  El cardenal Martino afirmó que en el centro de la lucha contra la pobreza, el Santo Padre sitúa el continente africano, "cuyo desarrollo se ve obstaculizado por problemas numerosos y delicados: conflictos armados, enfermedades pandémicas, miseria, inestabilidad política e inseguridad social". La solución a estos problemas, añadió, se encuentra en "el respeto a las promesas relativas a la ayuda pública para el desarrollo, a una importante disminución del peso de la deuda internacional, a la apertura de los mercados y al aumento de los intercambios comerciales".

  "Frente a los terribles escenarios diseñados por la presencia del mal, el Santo Padre invita a elevar la mirada a Dios, que en la muerte y resurrección de Cristo ha hecho posible vencer al mal con el bien".
OP/MENSAJE JORNADA PAZ/MARTINO                VIS 20041216 (800)

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