CIUDAD DEL VATICANO, 11 SEP 2004 (VIS).-Treinta y tres obispos de la región eclesiástica de Pennsylvania y New Jersey (Estados Unidos) incluidos ocho prelados de las Iglesias Orientales fueron recibidos esta mañana por Juan Pablo II en Castelgandolfo al final de su visita "ad limina".
"El cardenal Justin Rigali -dijo el Papa, refiriéndose al arzobispo de Filadelfia- ha recordado que hoy es el tercer aniversario del atentado terrorista en Estados Unidos. Os aseguro mi proximidad al pueblo americano y me uno a vosotros a la hora de rezar para poner fin al azote del terrorismo y para que crezca la civilización del amor".
"Hoy nuestros pensamientos -prosiguió- se centran en el ejercicio episcopal del poder sagrado que debe enraizarse siempre en la autoridad moral de una vida moldeada en compartir la misión y la consagración de Cristo. Esto exige de nosotros un estilo pastoral inspirado por el ejemplo de Cristo, el Buen Pastor, y encaminado a fomentar la santidad, la comunión y la misión en la comunidad eclesial".
"Como atestigua constantemente la Tradición de la iglesia, la autoridad apostólica es una forma de servicio al Cuerpo de Cristo. La historia demuestra ampliamente que el ejercicio firme y sapiente de esta autoridad apostólica, especialmente en los momentos de crisis, ha permitido a la Iglesia conservar su integridad, independencia y fidelidad al Evangelio frente a las amenazas externas e internas".
"El obispo -subrayó el Santo Padre- es ante todo un testigo, un maestro y un modelo de santidad, así como un administrador prudente de los bienes de la Iglesia. El sacro poder que ejerce legítimamente debería centrarse en la autoridad moral de una vida completamente ajustada a este compartir la consagración y la misión de Cristo. (...) Los obispos tienen que ser estimados como los sucesores de los apóstoles no solamente por su autoridad y su poder, sino sobre todo por su vida y su testimonio apostólico".
"En nuestros encuentros -explicó Juan Pablo II- muchos de vosotros han expresado su preocupación por la crisis de confianza en la jerarquía eclesiástica provocada por los recientes escándalos de abusos sexuales, la exigencia general de responsabilidad en la guía de la Iglesia en todos los niveles y las relaciones entre obispos, clero y fieles laicos. Estoy convencido de que hoy, al igual que en todos los momentos críticos de su historia, la Iglesia encontrará los recursos para una renovación auténtica en la sabiduría, la clarividencia y la entrega de obispos que sobresalgan en santidad".
El Papa se refirió a continuación a "la necesidad que hoy tienen los obispos de elaborar un estilo pastoral cada vez más abierto a la colaboración con todos". "Una sólida eclesiología de comunión -agregó- no debe ser mal interpretada como una concesión al modelo 'democrático' secular de gobierno, sino como un requisito intrínseco del ejercicio de la autoridad episcopal y un medio necesario para reforzar esa autoridad".
"Todo acto de gobierno eclesial, por consiguiente, debe orientarse a fomentar la comunión y la misión. (...) Los tres 'munus' de enseñanza, santificación y gobierno son inseparables y se entrelazan. (...) La experiencia demuestra que cuando se concede prioridad a la estabilidad exterior, se puede perder el ímpetu de la conversión personal, la renovación eclesial y la entrega misionera, corriendo además el peligro de que se instaure una engañosa sensación de seguridad. El doloroso período de examen provocado por los acontecimientos de los dos últimos años solamente dará frutos espirituales si lleva a toda la comunidad católica americana a una comprensión más profunda de la auténtica naturaleza y de la misión de la Iglesia y a un compromiso más decidido para conseguir que la Iglesia en vuestro país refleje en todos los aspectos de su vida, la luz de la gracia y la verdad de Cristo".
AL/.../EE.UU. VIS 20040913 (640)
"El cardenal Justin Rigali -dijo el Papa, refiriéndose al arzobispo de Filadelfia- ha recordado que hoy es el tercer aniversario del atentado terrorista en Estados Unidos. Os aseguro mi proximidad al pueblo americano y me uno a vosotros a la hora de rezar para poner fin al azote del terrorismo y para que crezca la civilización del amor".
"Hoy nuestros pensamientos -prosiguió- se centran en el ejercicio episcopal del poder sagrado que debe enraizarse siempre en la autoridad moral de una vida moldeada en compartir la misión y la consagración de Cristo. Esto exige de nosotros un estilo pastoral inspirado por el ejemplo de Cristo, el Buen Pastor, y encaminado a fomentar la santidad, la comunión y la misión en la comunidad eclesial".
"Como atestigua constantemente la Tradición de la iglesia, la autoridad apostólica es una forma de servicio al Cuerpo de Cristo. La historia demuestra ampliamente que el ejercicio firme y sapiente de esta autoridad apostólica, especialmente en los momentos de crisis, ha permitido a la Iglesia conservar su integridad, independencia y fidelidad al Evangelio frente a las amenazas externas e internas".
"El obispo -subrayó el Santo Padre- es ante todo un testigo, un maestro y un modelo de santidad, así como un administrador prudente de los bienes de la Iglesia. El sacro poder que ejerce legítimamente debería centrarse en la autoridad moral de una vida completamente ajustada a este compartir la consagración y la misión de Cristo. (...) Los obispos tienen que ser estimados como los sucesores de los apóstoles no solamente por su autoridad y su poder, sino sobre todo por su vida y su testimonio apostólico".
"En nuestros encuentros -explicó Juan Pablo II- muchos de vosotros han expresado su preocupación por la crisis de confianza en la jerarquía eclesiástica provocada por los recientes escándalos de abusos sexuales, la exigencia general de responsabilidad en la guía de la Iglesia en todos los niveles y las relaciones entre obispos, clero y fieles laicos. Estoy convencido de que hoy, al igual que en todos los momentos críticos de su historia, la Iglesia encontrará los recursos para una renovación auténtica en la sabiduría, la clarividencia y la entrega de obispos que sobresalgan en santidad".
El Papa se refirió a continuación a "la necesidad que hoy tienen los obispos de elaborar un estilo pastoral cada vez más abierto a la colaboración con todos". "Una sólida eclesiología de comunión -agregó- no debe ser mal interpretada como una concesión al modelo 'democrático' secular de gobierno, sino como un requisito intrínseco del ejercicio de la autoridad episcopal y un medio necesario para reforzar esa autoridad".
"Todo acto de gobierno eclesial, por consiguiente, debe orientarse a fomentar la comunión y la misión. (...) Los tres 'munus' de enseñanza, santificación y gobierno son inseparables y se entrelazan. (...) La experiencia demuestra que cuando se concede prioridad a la estabilidad exterior, se puede perder el ímpetu de la conversión personal, la renovación eclesial y la entrega misionera, corriendo además el peligro de que se instaure una engañosa sensación de seguridad. El doloroso período de examen provocado por los acontecimientos de los dos últimos años solamente dará frutos espirituales si lleva a toda la comunidad católica americana a una comprensión más profunda de la auténtica naturaleza y de la misión de la Iglesia y a un compromiso más decidido para conseguir que la Iglesia en vuestro país refleje en todos los aspectos de su vida, la luz de la gracia y la verdad de Cristo".
AL/.../EE.UU. VIS 20040913 (640)
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