CIUDAD DEL VATICANO, 28 ABR 2004 (VIS).-El arzobispo Celestino Migliore, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, intervino ayer en Nueva York en la tercera sesión del comité preparatorio para la conferencia de revisión de las partes del Tratado sobre no proliferación de armas nucleares (NPT) que se celebrará en 2005. La reunión, que comenzó el 26 de abril, finalizará el 7 de mayo.
A pesar de que el tratado ha contribuido, dijo el arzobispo, "a la paz y seguridad internacionales, todavía queda mucho por hacer", sobre todo porque en estos momentos se ven amenazadas la integridad y la buena fe en su aplicación. "El NPT anticipaba un mundo en que las armas nucleares se eliminarían mientras se difundirían la cooperación nuclear y tecnológica para el desarrollo".
"El contexto geopolítico actual -afirmó el nuncio-, teniendo en cuenta especialmente la amenaza que plantean las redes terroristas mundiales que adquieren armas de destrucción de masas, exige que reforcemos nuestros compromisos. Al mismo tiempo, es obvio que 'el negocio de armas nucleares' no puede continuar".
Después enumeró tres motivos de inquietud: Los estados que poseen armas nucleares no han dado pruebas de cumplir sus obligaciones relacionadas con la eliminación de los arsenales nucleares; los estados que no poseen armas nucleares están obligados por el artículo II a no recibir, transferir, fabricar o comprar armas nucleares ya que "cada vez está más claro que el uso de la energía nuclear con fines pacíficos puede desviarse fácilmente a su uso para programas de armamento; otro problema lo plantean los estados que permanecen fuera o se retiran del NPT ".
El arzobispo Migliore reiteró la posición de la Santa Sede por la que "una paz basada en las armas nucleares no puede ser la paz a la que aspiramos en el siglo XXI. (…) Es necesario un diálogo global, multilateral, que tenga en cuenta el parecer de la opinión pública y de los analistas expertos". Al final reiteró el apoyo de la Santa Sede "a una conferencia internacional para encontrar la forma de eliminar los peligros nucleares, como los que menciona explícitamente la Declaración del Milenio de Naciones Unidas".
DELSS/TRATADO NO PROLIFERACION/ONU:MIGLIORE VIS 20040428 (370)
A pesar de que el tratado ha contribuido, dijo el arzobispo, "a la paz y seguridad internacionales, todavía queda mucho por hacer", sobre todo porque en estos momentos se ven amenazadas la integridad y la buena fe en su aplicación. "El NPT anticipaba un mundo en que las armas nucleares se eliminarían mientras se difundirían la cooperación nuclear y tecnológica para el desarrollo".
"El contexto geopolítico actual -afirmó el nuncio-, teniendo en cuenta especialmente la amenaza que plantean las redes terroristas mundiales que adquieren armas de destrucción de masas, exige que reforcemos nuestros compromisos. Al mismo tiempo, es obvio que 'el negocio de armas nucleares' no puede continuar".
Después enumeró tres motivos de inquietud: Los estados que poseen armas nucleares no han dado pruebas de cumplir sus obligaciones relacionadas con la eliminación de los arsenales nucleares; los estados que no poseen armas nucleares están obligados por el artículo II a no recibir, transferir, fabricar o comprar armas nucleares ya que "cada vez está más claro que el uso de la energía nuclear con fines pacíficos puede desviarse fácilmente a su uso para programas de armamento; otro problema lo plantean los estados que permanecen fuera o se retiran del NPT ".
El arzobispo Migliore reiteró la posición de la Santa Sede por la que "una paz basada en las armas nucleares no puede ser la paz a la que aspiramos en el siglo XXI. (…) Es necesario un diálogo global, multilateral, que tenga en cuenta el parecer de la opinión pública y de los analistas expertos". Al final reiteró el apoyo de la Santa Sede "a una conferencia internacional para encontrar la forma de eliminar los peligros nucleares, como los que menciona explícitamente la Declaración del Milenio de Naciones Unidas".
DELSS/TRATADO NO PROLIFERACION/ONU:MIGLIORE VIS 20040428 (370)
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