CIUDAD DEL VATICANO, 21 FEB 2004 (VIS).-Esta tarde, en el Aula Pablo VI, el Papa se encontró con los miembros de la comunidad del Pontificio Seminario Romano Mayor con ocasión de la fiesta de la Virgen de la Confianza, patrona del seminario. También estaban presentes estudiantes de los seminarios Capranica, Redemptoris Mater y Divino Amore. El coro y orquesta de la diócesis de Roma interpretaron una pieza musical de un Oratorio inspirado en el "Tríptico romano", el libro de poesías de Juan Pablo II publicado el año pasado.
Al final del acto, el Santo Padre, improvisando unas breves palabras, dio las gracias a los jóvenes seminaristas por la obra musical: "Debitor factus sum" -dijo-. Soy deudor a mi seminario romano por la bella interpretación que nos han ofrecido del Oratorio inspirado en el Tríptico romano, una obra poética de la que muchos han escrito. Pero es quizá la primera vez que he oído esta interpretación musical".
"Quería deciros -continuó- que esta mañana he celebrado la misa por las intenciones de mi seminario romano". Al final, el Papa volvió a repetir "'Debitor factus sum'. Soy deudor y debo pagar (…), quizá un precio justo, más bien, un obligado precio. Intentaré hacerlo".
En el discurso que había preparado, Juan Pablo II afirma que los seminaristas "son de modo muy especial el futuro y la esperanza de la Iglesia; su presencia en el seminario es una señal de la fuerza de atracción que Cristo ejerce en el corazón de los jóvenes. Una fuerza que no quita nada a la libertad, es más, le permite realizarse plenamente eligiendo el bien más grande: Dios, a cuyo servicio exclusivo se dedica para siempre".
"¡Para siempre! -exclama-. En estos tiempos se tiene la impresión de que hay una cierta resistencia por parte de la juventud frente a los compromisos definitivos y totales. Es como si se tuviese miedo de asumir decisiones que duren toda la vida. Gracias a Dios, en la diócesis de Roma existen numerosos jóvenes dispuestos a consagrar su propia vida a Dios y a los hermanos en el ministerio sacerdotal. De todas formas, debemos rezar incesantemente al dueño de la mies para que envíe siempre nuevos trabajadores y los sostenga en el compromiso de adhesión coherente a las exigencias del Evangelio".
El Papa terminó poniendo como ejemplo a la Virgen: "Sin el abandono humilde a la voluntad de Dios, que hizo florecer el más precioso 'sí' en el corazón de María, ¿quién podría asumir la responsabilidad del sacerdocio? Esto también vale para los jóvenes que se preparan para el matrimonio cristiano".
AC/…/SEMINARIO ROMANO MAYOR VIS 20040223 (380)
Al final del acto, el Santo Padre, improvisando unas breves palabras, dio las gracias a los jóvenes seminaristas por la obra musical: "Debitor factus sum" -dijo-. Soy deudor a mi seminario romano por la bella interpretación que nos han ofrecido del Oratorio inspirado en el Tríptico romano, una obra poética de la que muchos han escrito. Pero es quizá la primera vez que he oído esta interpretación musical".
"Quería deciros -continuó- que esta mañana he celebrado la misa por las intenciones de mi seminario romano". Al final, el Papa volvió a repetir "'Debitor factus sum'. Soy deudor y debo pagar (…), quizá un precio justo, más bien, un obligado precio. Intentaré hacerlo".
En el discurso que había preparado, Juan Pablo II afirma que los seminaristas "son de modo muy especial el futuro y la esperanza de la Iglesia; su presencia en el seminario es una señal de la fuerza de atracción que Cristo ejerce en el corazón de los jóvenes. Una fuerza que no quita nada a la libertad, es más, le permite realizarse plenamente eligiendo el bien más grande: Dios, a cuyo servicio exclusivo se dedica para siempre".
"¡Para siempre! -exclama-. En estos tiempos se tiene la impresión de que hay una cierta resistencia por parte de la juventud frente a los compromisos definitivos y totales. Es como si se tuviese miedo de asumir decisiones que duren toda la vida. Gracias a Dios, en la diócesis de Roma existen numerosos jóvenes dispuestos a consagrar su propia vida a Dios y a los hermanos en el ministerio sacerdotal. De todas formas, debemos rezar incesantemente al dueño de la mies para que envíe siempre nuevos trabajadores y los sostenga en el compromiso de adhesión coherente a las exigencias del Evangelio".
El Papa terminó poniendo como ejemplo a la Virgen: "Sin el abandono humilde a la voluntad de Dios, que hizo florecer el más precioso 'sí' en el corazón de María, ¿quién podría asumir la responsabilidad del sacerdocio? Esto también vale para los jóvenes que se preparan para el matrimonio cristiano".
AC/…/SEMINARIO ROMANO MAYOR VIS 20040223 (380)
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