CIUDAD DEL VATICANO, 1 ENE 2004 (VIS).-Juan Pablo II presidió a las 10,00 en la basílica de San Pedro la celebración eucarística en la solemnidad de Santa María, Madre de Dios y con ocasión de la XXXVII Jornada Mundial de la Paz, que este año tiene como tema "Un compromiso siempre actual: educar a la paz". La misa fue celebrada por el cardenal Angelo Sodano, secretario de Estado.
El Papa afirmó que el mensaje de este año para la Jornada Mundial de la Paz "se enlaza idealmente con lo que propuse al inicio de mi pontificado, subrayando la urgencia y la necesidad de formar las conciencias a la cultura de la paz. Como la paz es posible -he querido repetir-, es obligatoria".
"Frente a situaciones de injusticia y violencia que oprimen varias zonas del globo y ante los conflictos armados a menudo olvidados por la opinión pública, se hace siempre más necesario construir conjuntamente vías para la paz; por eso es indispensable educar a la paz".
Juan Pablo II recordó al arzobispo Michael Aidan Courtney, nuncio apostólico en Burundi, "trágicamente asesinado hace unos días mientras realizaba su propia misión en favor del diálogo y la reconciliación. Pidamos por él -dijo-, con el deseo de que su ejemplo y su sacrificio obtengan frutos de paz en Burundi y en el mundo".
Tras invitar a "volver idealmente a Belén para adorar al Niño en el pesebre", el Papa puso de relieve que en la tierra en la que nació Jesús, "se sigue viviendo en condiciones dramáticas", y en otras partes del mundo "no se apagan los focos de violencia y los conflictos. Sin embargo, hay que perseverar sin ceder a la tentación de la desconfianza. Es preciso un esfuerzo por parte de todos para que se respeten los derechos fundamentales de las personas mediante una constante educación a la legalidad".
"Se advierte cada vez más -continuó- la necesidad de un nuevo ordenamiento internacional, que aproveche la experiencia y los resultados conseguidos en estos años por la Organización de las Naciones Unidas; un ordenamiento que sea capaz de dar soluciones adecuadas a los problemas de hoy, fundadas en la dignidad de la persona humana, en un desarrollo integral de la sociedad, en la solidaridad entre países ricos y pobres, en los recursos compartidos y en los resultados extraordinarios del progreso científico y técnico".
Al mediodía, el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio privado. Ante miles de personas que abarrotaban la Plaza de San Pedro para participar en el rezo del Angelus, el Papa hizo hincapié en que "la paz es ante todo un don de Dios, pero también es un proyecto al que debe contribuir cada uno".
Tras pedir a la Virgen que "nos ayude a ser testigos y constructores de esta paz, don celestial y conquista cotidiana de los seres humanos que se preocupan del bien común", Juan Pablo II expresó su "más cordial deseo de prosperidad y de paz al inicio de este nuevo año".
HML/JORNADA MUNDIAL PAZ/… VIS20040102 (500)
El Papa afirmó que el mensaje de este año para la Jornada Mundial de la Paz "se enlaza idealmente con lo que propuse al inicio de mi pontificado, subrayando la urgencia y la necesidad de formar las conciencias a la cultura de la paz. Como la paz es posible -he querido repetir-, es obligatoria".
"Frente a situaciones de injusticia y violencia que oprimen varias zonas del globo y ante los conflictos armados a menudo olvidados por la opinión pública, se hace siempre más necesario construir conjuntamente vías para la paz; por eso es indispensable educar a la paz".
Juan Pablo II recordó al arzobispo Michael Aidan Courtney, nuncio apostólico en Burundi, "trágicamente asesinado hace unos días mientras realizaba su propia misión en favor del diálogo y la reconciliación. Pidamos por él -dijo-, con el deseo de que su ejemplo y su sacrificio obtengan frutos de paz en Burundi y en el mundo".
Tras invitar a "volver idealmente a Belén para adorar al Niño en el pesebre", el Papa puso de relieve que en la tierra en la que nació Jesús, "se sigue viviendo en condiciones dramáticas", y en otras partes del mundo "no se apagan los focos de violencia y los conflictos. Sin embargo, hay que perseverar sin ceder a la tentación de la desconfianza. Es preciso un esfuerzo por parte de todos para que se respeten los derechos fundamentales de las personas mediante una constante educación a la legalidad".
"Se advierte cada vez más -continuó- la necesidad de un nuevo ordenamiento internacional, que aproveche la experiencia y los resultados conseguidos en estos años por la Organización de las Naciones Unidas; un ordenamiento que sea capaz de dar soluciones adecuadas a los problemas de hoy, fundadas en la dignidad de la persona humana, en un desarrollo integral de la sociedad, en la solidaridad entre países ricos y pobres, en los recursos compartidos y en los resultados extraordinarios del progreso científico y técnico".
Al mediodía, el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio privado. Ante miles de personas que abarrotaban la Plaza de San Pedro para participar en el rezo del Angelus, el Papa hizo hincapié en que "la paz es ante todo un don de Dios, pero también es un proyecto al que debe contribuir cada uno".
Tras pedir a la Virgen que "nos ayude a ser testigos y constructores de esta paz, don celestial y conquista cotidiana de los seres humanos que se preocupan del bien común", Juan Pablo II expresó su "más cordial deseo de prosperidad y de paz al inicio de este nuevo año".
HML/JORNADA MUNDIAL PAZ/… VIS20040102 (500)
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