CIUDAD DEL VATICANO, 14 NOV 2003 (VIS).-El Santo Padre recibió esta mañana en el Aula Pablo VI a los participantes en la XVIII Conferencia Internacional sobre "La depresión", promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud.
El Papa dijo que "la difusión de los estados depresivos es preocupante. Se manifiestan fragilidades humanas, psicológicas y espirituales, que al menos en parte son inducidas por la sociedad. Es importante ser conscientes de las repercusiones que tienen los mensajes transmitidos por los medios de comunicación sobre las personas, al exaltar el consumismo, la satisfacción inmediata de los deseos, la carrera a un bienestar material cada vez mayor. Es necesario proponer nuevas vías, para que cada uno pueda construir la propia personalidad, cultivando la vida espiritual, fundamento de una existencia madura".
Las personas que cuidan de los enfermos deprimidos "deben ayudar a recuperar la propia estima, la confianza en sus capacidades, el interés por el futuro, las ganas de vivir. Por eso, es importante tender la mano a los enfermos, hacerles percibir la ternura de Dios, integrarlos en una comunidad de fe y de vida en la que se sientan acogidos, comprendidos, sostenidos, dignos, en una palabra, de amar y de ser amados". En el camino espiritual, añadió, son de gran ayuda, la lectura y la meditación de los salmos, el rezo del rosario, la participación en la Eucaristía, "fuente de paz interior".
Juan Pablo II puso de relieve que frente al fenómeno de la depresión la Iglesia y la sociedad deben "proponer a las personas, especialmente a los jóvenes, figuras y experiencias que les ayuden a crecer en el plano humano, psicológico, moral y espiritual. La ausencia de puntos de referencia contribuye a crear personalidades más frágiles, llevando a considerar que todos los comportamientos son semejantes". En este sentido, juegan "un papel relevante", la familia, la escuela, los movimientos juveniles, las asociaciones parroquiales.
"También es significativo -terminó- el papel de las instituciones públicas para asegurar condiciones de vida dignas, en particular, a las personas abandonadas, enfermas, ancianas. Son igualmente necesarias las políticas para la juventud, que ofrezcan a las nuevas generaciones motivos de esperanza, preservándolas del vacío o de otros peligros".
AC/DEPRESION/… VIS20031114 (380)
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