CIUDAD DEL VATICANO, 16 NOV 2002 (VIS) - El Santo Padre recibió hoy a un grupo de 360 seminaristas, rectores y profesores de los principales seminarios mayores de Sicilia junto con el cardenal Salvatore De Giorgi, arzobispo de Palermo y los prelados de 18 diócesis sicilianas que cuentan con seminarios mayores. En su discurso, subrayó el papel de los obispos, superiores y profesores en la formación de los seminaristas, pero agregó que "el candidato al sacerdocio debe ser el protagonista de su formación".
El Santo Padre elogió las iniciativas sicilianas encaminadas a la formación de los seminaristas y a la formación permanente de los sacerdotes. Refiriéndose a la situación actual, citó su Exhortación Apostólica de 1992 "Pastores dabo vobis": "Si bien es comprensible una cierta sensación de 'saciedad', que, ante ulteriores momentos de estudio y de reuniones, puede afectar al joven sacerdote apenas salido del Seminario, ha de rechazarse como absolutamente falsa y peligrosa la idea de que la formación presbiteral concluya con su estancia en el Seminario".
El Papa expresó su gratitud por el aumento de las vocaciones al sacerdocio en Sicilia añadiendo que era un estímulo para la oración y para una acción pastoral en favor de las vocaciones en las parroquias, centros de educación y en las familias. "Este aumento -dijo- debe ir acompañado de la mejora de la calidad, mediante la constante atención a la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral de los jóvenes aspirantes".
"La formación humana es el fundamento de la entera formación sacerdotal y es importante que el seminario sea un lugar privilegiado en el que se cultivan las cualidades humanas necesarias para la construcción de personalidades equilibradas y maduras, fuertes y libres, capaces de llevar, cuando sean sacerdotes, el peso de las responsabilidades pastorales".
Juan Pablo II subrayó que la "formación humana se completa en la formación espiritual" y la importancia de escuchar la Palabra de Dios, de rezar, de la entrega personal generosa, del sentido de la Iglesia, de la obediencia sacerdotal y la disponibilidad a vivir la pobreza y el celibato. "En el actual contexto sociocultural -dijo- caracterizado a menudo por una difusa indiferencia religiosa, por la desconfianza en la capacidad de la razón para discernir la verdad objetiva y universal (...) la formación intelectual exige un nivel elevado de dedicación al estudio, en plena fidelidad al Magisterio de la Iglesia".
El Santo Padre dedicó los últimos p rrafos de su discurso a la formación pastoral, afirmando que "es el objetivo último del entero período de formación en el seminario porque tiende 'a formar verdaderos pastores de almas, siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, maestro, sacerdote y pastor'".
AC;SEMINARISTAS;...;SICILIA;VIS;20021118;440;
El Santo Padre elogió las iniciativas sicilianas encaminadas a la formación de los seminaristas y a la formación permanente de los sacerdotes. Refiriéndose a la situación actual, citó su Exhortación Apostólica de 1992 "Pastores dabo vobis": "Si bien es comprensible una cierta sensación de 'saciedad', que, ante ulteriores momentos de estudio y de reuniones, puede afectar al joven sacerdote apenas salido del Seminario, ha de rechazarse como absolutamente falsa y peligrosa la idea de que la formación presbiteral concluya con su estancia en el Seminario".
El Papa expresó su gratitud por el aumento de las vocaciones al sacerdocio en Sicilia añadiendo que era un estímulo para la oración y para una acción pastoral en favor de las vocaciones en las parroquias, centros de educación y en las familias. "Este aumento -dijo- debe ir acompañado de la mejora de la calidad, mediante la constante atención a la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral de los jóvenes aspirantes".
"La formación humana es el fundamento de la entera formación sacerdotal y es importante que el seminario sea un lugar privilegiado en el que se cultivan las cualidades humanas necesarias para la construcción de personalidades equilibradas y maduras, fuertes y libres, capaces de llevar, cuando sean sacerdotes, el peso de las responsabilidades pastorales".
Juan Pablo II subrayó que la "formación humana se completa en la formación espiritual" y la importancia de escuchar la Palabra de Dios, de rezar, de la entrega personal generosa, del sentido de la Iglesia, de la obediencia sacerdotal y la disponibilidad a vivir la pobreza y el celibato. "En el actual contexto sociocultural -dijo- caracterizado a menudo por una difusa indiferencia religiosa, por la desconfianza en la capacidad de la razón para discernir la verdad objetiva y universal (...) la formación intelectual exige un nivel elevado de dedicación al estudio, en plena fidelidad al Magisterio de la Iglesia".
El Santo Padre dedicó los últimos p rrafos de su discurso a la formación pastoral, afirmando que "es el objetivo último del entero período de formación en el seminario porque tiende 'a formar verdaderos pastores de almas, siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, maestro, sacerdote y pastor'".
AC;SEMINARISTAS;...;SICILIA;VIS;20021118;440;
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