CIUDAD DEL VATICANO, 17 NOV 2002 (VIS) - Después de rezar el Angelus Juan Pablo II se dirigió en diversas lenguas a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro y habló de las víctimas del atentado del pasado viernes en Hebron. El Papa también se refirió, en francés, a los fallecidos en accidentes de tráfico.
"Quiero manifestar -dijo- mi participación emocionada en el dolor de los familiares de cuantos, el viernes pasado, han sido víctimas en Hebrón, en Tierra Santa, de un atentado vil, cuando las personas acababan apenas de rezar, a pocos pasos de la tumba de aquel a quien reconocemos como a nuestro padre común en la fe, el patriarca Abrahán. Mientras invoco el descanso eterno para cuantos han muerto, pido a Dios que infunda en todos el valor necesario para encontrar el camino de la justicia y de la paz".
Después, el Santo Padre recordó que "todos los años este domingo nos invita a acordarnos de las víctimas de la carretera. Pido especialmente al Señor que acoja en su amor a todos aquellos y aquellas fallecidos trágicamente como consecuencia de un accidente de circulación y confío a la ternura de Nuestra Señora a los numerosos heridos, a menudo afectados de por vida, y a sus familiares, mientras llamo a todos a la solidaridad. Pido por fin a los automovilistas que respeten a los demás y que tengan una conducta prudente y responsable".
ANG;ATENTADO TIERRA SANTA;...;...;VIS;20021118;250;
"Quiero manifestar -dijo- mi participación emocionada en el dolor de los familiares de cuantos, el viernes pasado, han sido víctimas en Hebrón, en Tierra Santa, de un atentado vil, cuando las personas acababan apenas de rezar, a pocos pasos de la tumba de aquel a quien reconocemos como a nuestro padre común en la fe, el patriarca Abrahán. Mientras invoco el descanso eterno para cuantos han muerto, pido a Dios que infunda en todos el valor necesario para encontrar el camino de la justicia y de la paz".
Después, el Santo Padre recordó que "todos los años este domingo nos invita a acordarnos de las víctimas de la carretera. Pido especialmente al Señor que acoja en su amor a todos aquellos y aquellas fallecidos trágicamente como consecuencia de un accidente de circulación y confío a la ternura de Nuestra Señora a los numerosos heridos, a menudo afectados de por vida, y a sus familiares, mientras llamo a todos a la solidaridad. Pido por fin a los automovilistas que respeten a los demás y que tengan una conducta prudente y responsable".
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