Ciudad
del Vaticano, 28 de enero 2016 (Vis).-Esta mañana en la Oficina de
Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación de la XXIV
Jornada Mundial del Enfermo que se celebrará en Nazaret (Tierra
Santa), el próximo 11 de febrero, festividad de Nuestra Señora de
Lourdes y cuyo tema este año es ''Confiar en Jesús misericordioso
como María: ''Haced lo que Él os diga'', tomado del relato de las
bodas de Caná según el evangelio de san Juan.
Han
intervenido el arzobispo Zygmunt Zimowski, Presidente del Pontificio
Consejo de los Agentes Sanitarios (Pastoral de la Salud),Mons. Mons.
Jean-Marie Mate Musivi Mupendawatu, Secretario de ese dicasterio; el
revdo. Augusto Chendi, subsecretario del mismo, el rev.do P. Pietro
Felet, S.C.I., Segretario general de la Asamblea de los Ordinarios
Católicos de Tierra Santa y Referente locale para la Organización
de la Jornada Mundial del Enfermo 2016
El
lugar de la celebración de la Jornada, Nazaret, Tierra Santa, es el
primer punto a destacar en esa Jornada, dijo el arzobispo Zimowski.
Nazaret es el lugar de la Encarnación, donde Jesús comenzó su
misión salvífica y en Galilea realizó muchas curaciones, como
narra el Evangelio de san Marcos -leído en estos días- en el que
Cristo llama a los enfermos para sanarlos y a su vez es llamaado por
ellos. ''Todos estamos llamados constamente aunque cada uno de una
manera diferente -explicó el prelado- El ser humano sufre en
diferentes lugares y, a veces, sufre terriblemente y llama a otra
persona porque necesita su ayuda y su presencia. Puede ser que nos
intimide el hecho de no poder "curar", de no poder ayudar
como Jesús. Pero intentemos superar estse embarazo. Lo importante
es ir. Estar al lado de quien sufre que, quizá más que la
curación, necesita la presencia, el corazón humano lleno de
misericordia, de solidaridad''.
''Se
trata -continuó- de los médicos, de los enfermeros. De todos los
representantes de los profesionales sanitarios. Se trata de las
instituciones que sirven a la salud humana...Debemos, por lo tanto, a
toda costa sostener esa buena tradición: la obra del médico o del
enfermero se trata no sólo como una profesión, sino también, y
quizá sobre todo como un servicio, una "vocación". El
cuidado de los disminuidos físicos y de los ancianos, el cuidado
de los enfermos mentales, estos sectors son, más que cualquier otro
sector de la vida social, la piedra de parangón de la cultura de la
sociedad y del Estado''.
En
segundo lugar, el arzobispo recordó que la Jornada se inserta en el
Jubileo extraordinario de la Misericordia y que durante ella se
visitará la basílica del Santo Sepulcro y de la Agonía
(Getsemaní), los lugares donde Cristo se entregó por nuestra
salvación. ''Jesús unió a la humanidad a través de su cruz, y la
celebración de la Jornada Mundial de los Enfermos en Tierra Santa
nos ayudará a poner en práctica el deseo que el Papa Francisco
expresó en la Bula de indicción, el de que el Año Jubilar vivido
en la misericordia pueda favorecer el encuentro con el Judaísmo, el
Islam y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más
abiertos al diálogo para conocernos y comprendernos mejor; elimine
toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de
violencia y de discriminación. Cada hospital o casa de cura puede
ser un signo visible y un lugar para promover la cultura del
encuentro y de la paz, donde la experiencia de la enfermedad y el
sufrimiento, así como la ayuda profesional y fraternal contribuyan a
superar todos los límites y todas las divisiones''.
Por
último el arzobispo habló del papel de los servidores en las bodas
de Caná a los que María pide que hagan lo que Cristo les diga
.''Por supuesto -recordó- el milagro se lleva a cabo a través de la
obra de Cristo. Sin embargo, El quiere contar con la ayuda humana
para obrar el prodigio. Habria podido hacer que el vino apareciese
directamente en las tinajas. Pero quiere valerse de la colaboración
humana, y le pide a los sirvientes que las llenen de agua. ¡Cuanto
es inapreciable y agradable a Dios hacerse siervos de los demás!
Esto, más que cualquier otra cosa, nos asimila a Jesús, que "no
vino para ser servido, sino para servir" .
''El
fruto de esta Jornada -concluyó- debe ser concreto, la proximidad
de nuestro corazón que se expresa en la misericordia para con los
enfermos y necesitados, a los que tenemos que hacer sentir la
cercanía material y espiritual de toda la comunidad cristiana. Es
importante no dejarlos en el abandono y la soledad, mientras se
enfrentan a un momento muy delicado en su vida''.
El
Padre Chendi ilustró el programa de la Jornada que se articula en
tres momentos: litúrgicos; de profundización teológico-
pastorales, en los que participan el 9 de febrero en el Pontificio
Instituto Notre Dame Center de Jerusalén los Ordinarios Católicos,
así como los patriarcas y obispos de las Iglesias hermanas de Tierra
Santa; en actos concretos de caridad, como la visita a diversos
hospitales y estructuras de cura y acogida en el territorio.
El
Subsecretario recordó ante todo la indulgencia plenaria concedida
por el Santo Padre para los que participen en esta Jornada con la
intención explicíta de que a través de la práctica de las obras
de misericordia corporales y espirituales ''encuentren un testimonio
renovado y auténtico y descubran el sentido cristiano del
sufrimiento y de compartirla con los hermanos''.
Por
cuanto respecta a la dimensión teológico- pastoral, el congreso del
9 de febrero 'brindará la oportunidad de verificar los problemas,
también de tipo ético y pastoral que son urgentes tanto desde el
punto de vista clínico-asistencial como legislativo. En particular,
a la enseña del valor inviolable de cada vida humana y de la
dignidad singular de la que está revestida toda persona, se
afrontarán los problemas vinculados con el final de la vida y con la
acogida de personas con diversas patologías invalidantes física o
psíquicamente''.
En
relación a la dimensión caritativa, el Padre Chendi, explicó que
las visitas previstas a algunas estructuras católicas y no católicas
que trabajan en Tierra Santa, constituirán ''el signo tangible de lo
que el Papa Franciso indica en su Mensaje como la ''ternura
premurosa'' de María en Caná de Galilea que se traduce en la
disposición al servicio de los necesitados y concretamente de
nuestros hermanos y hermanas enfermos''.
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