Ciudad
del Vaticano, 21 noviembre 2015 (VIS).- El Santo Padre ha recibido
esta mañana en el Aula Pablo VI a los participantes en el Congreso
Mundial ''Educar Hoy y Mañana. Una pasión que se renueva'',
promovido por la Congregación para la Educación Católica. El
congreso, que se ha celebrado en Roma de 18 al 21 de noviembre, ha
conmemorado el L Aniversario de la ''Gravissimum educationis'',
declaración del Concilio Vaticano II sobre la educación cristiana
y el XXV del ''Ex corde Ecclesiae'', Contitución Apostólica sobre
la universidad católica.
Durante
el encuentro se expusieron varios testimonios de escuelas y
universidades católicas del mundo y el Papa respondió de manera
improvisada a tres preguntas. Sobre cómo conseguir que una
institución sea realmente cristiana ante la diversidad de naciones
presentes en ella, el Papa dijo que ''No se puede hablar de educación
católica sin hablar de humanidad, porque precisamente la identidad
católica es Dios que se ha hecho hombre. Caminar hacia delante con
un comportamiento, unos valores humanos, abre la puerta a la semilla
cristiana. Después viene la fe. Educar cristianamente no es solo
hacer una catequesis -añadió- esto es una parte. Es llevar hacia
delante a los jóvenes y los niños en los valores humanos de toda
realidad, y una de estas realidades es la trascendencia... Para mi
-destacó- la crisis más grande de la educación, en la perspectiva
cristiana, es este cierre a la trascendencia. Hay que preparar los
corazones para que el Señor se manifieste''.
Francisco
respondió a la segunda pregunta sobre el significado que tiene la
cultura del encuentro para todas las personas comprometidas en la
educación. ''Significa arriesgar. Un educador que no sabe arriesgar
no sirve para educar. Un papá y una mamá que no saben arriesgar, no
educan bien al hijo. Arriesgar de forma razonable. ¿Qué significa
esto? Enseñar a caminar...El verdadero educador debe ser maestro de
riesgo, pero de riesgo razonable''.
En
la última pregunta, sobre los futuros desafíos del educador ante
los actuales momentos de guerra, el Papa habló de cómo convertirse
en pacientes constructores de paz. ''El mayor fracaso de un educador
es educar ''dentro de los muros''... los muros de una cultura
selectiva, los muros de una cultura de seguridad, los muros de un
sector social que es acomodado; que no va hacia delante''.
Antes
de finalizar, invitó a todos los educadores a pensar cómo poder
llevar la misericordia al ámbito de la educación. ''¿Cómo puedo
hacer -dijo- para que el Amor del Padre al que está dedicado
especialmente este Año de la Misericordia llegue a nuestra tarea
educativa?''
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