Ciudad
del Vaticano, 14 octubre 2015
(VIS).- ''Es inevitable que haya escándalos, pero ¡ay del hombre
por el que se produzcan los escándalos!''. Recordando estas palabras
de Jesús, el Santo Padre, antes de comenzar la audiencia general del
miércoles, ha pedido perdón en nombre de la Iglesia por los
escándalos ocurridos en Roma y en el Vaticano durante estos días.
Después
Francisco ha retomado la catequesis sobre los aspectos de la
relación entre la Iglesia y la familia, hablando esta vez de las
promesas que hacemos a los niños. No de las que se hacen para que se
porten bien sino a otras más importantes, ''decisivas para sus
expectativas frente a la vida para que confíen en los seres humanos,
para su capacidad de concebir el nombre de Dios como una bendición''.
''Los
adultos -ha continuado- hablamos de los niños como una promesa de
vida. Y nos conmovemos fácilmente al decir a los jóvenes que son
nuestro futuro. Pero a veces me pregunto si somos igualmente serios
con su futuro. Tendríamos que preguntarnos: a menudo: ¿Cuánto
somos fieles a las promesas que hacemos a los niños, trayéndoles a
nuestro mundo? Acogida y cuidado, cercanía y atención, confianza y
esperanza, son las muchas promesas de base que se pueden resumir en
una sola: amor. Esta es la forma más justa de acoger a un ser humano
que viene al mundo, y todos nosotros lo aprendemos, todavía antes de
ser conscientes. Es una promesa que el hombre y la mujer hacen a cada
hijo:... desde que se concibe con el pensamiento''.
''Cuando
sucede lo contrario, los niños son heridos por un ''escándalo''
insoportable, mucho más grave, porque no poseen los medios para
descifrarlo. No entienden lo que sucede. Dios vigila esta promesa
desde el primer instante. ¿Recordáis lo que dice Jesús? Los
ángeles de los niños reflejan el rostro de Dios y Dios no pierde de
vista nunca a los niños. ¡Ay de los que traicionan su confianza!
.Su abandono confiado a nuestra promesa, que nos compromete desde el
primer momento nos juzga''.
La
confianza espontánea de los niños en Dios ''nunca debe herirse,
especialmente si la causa es la presunción, más o menos
inconsciente, de reemplazare. La tierna y misteriosa relación entre
Dios y el alma de los niños nunca debería ser violada . El niño
está preparado desde su nacimiento para sentirse amado por Dios. Tan
pronto como es capaz de sentir que es amado por sí mismo, un hijo
también siente que hay un Dios que ama a los niños''.
''¡Sólo
si miramos a los niños a través de los ojos de Jesús, podremos
realmente entender cómo, defendiendo la familia, protegemos a la
humanidad! El punto de vista de los niños es el punto de vista del
Hijo de Dios''. Francisco ha recordado antes de finalizar que la
misma Iglesia con el bautizo, hace grandes promesas a los niños, con
las que compromete a los padres y a la comunidad cristiana y, ha
pedido a la Virgen María y a san José que nos hagan capaces y
dignos de acoger a Jesús en cada niño que Dios manda a esta tierra.
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