Ciudad
del Vaticano, 25 de septiembre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco llegó
al aeropuerto John Kennedy de New York a las 17.00 ( 23,00, hora de
Roma), donde fue recibido por el cardenal arzobispo Timothy Michael
Dolan, por el obispo de Brooklyn, Nicholas A. Di Marzio, a quienes
acompañaba el Observador Permanente de la Santa Sede ante las
Naciones Unidas, arzobispo Bernardito C. Auza. También estaban
presentes, el Gobernador del Estado de New York, Andrew Cuomo y el
alcalde de la ciudad Bill de Blasio. Desde allí el Santo Padre se
trasladó en helicóptero al helipuerto de Brooklyn donde subió a
bordo del papamóvil que lo llevaría a la catedral de San Patricio
para celebrar las vísperas con el clero y los religiosos y
religiosas allí reunidos.
El
Papa, antes de comenzar su homilía, recordó a ''sus hermanos
islámicos'' que hoy celebran el Día del Sacrificio. ''Hubiera
querido que mi saludo fuese más caluroso'', dijo, haciendo patente
su cercanía ante la tragedia de la Meca. ''En este momento de
oración, me uno, y nos unimos, en la plegaria a Dios, nuestro Padre
todopoderoso y misericordioso'', afirmó.
Después
se refirió a la catedral de San Patricio, ''construida a lo largo
de muchos años con el sacrificio de tantos hombres y mujeres'' , que
es ''el símbolo del trabajo de generaciones de sacerdotes,
religiosos y laicos americanos que han contribuido a la edificación
de la Iglesia en los Estados Unidos....Muchos lo hicieron a costa de
grandes sacrificios y con una caridad heroica. Pienso, por ejemplo,
en santa Isabel Ana Seton, cofundadora de la primera escuela católica
gratuita para niñas en los Estados Unidos, o en san Juan Neumann,
fundador del primer sistema de educación católica en este el País.
''He
venido a rezar con ustedes, sacerdotes, consagradas, consagrados,
para que nuestra vocación siga construyendo el gran edificio del
Reino de Dios en este País -afirmó- Sé que ustedes, como cuerpo
presbiteral, junto con el Pueblo de Dios, recientemente han sufrido
mucho a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han
herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos. Con
las palabras del Apocalipsis, les digo que ustedes ''vienen de la
gran tribulación'' Los acompaño en este momento de dolor y
dificultad, así como agradezco a Dios el servicio que realizan
acompañando al Pueblo de Dios''.
A
continuación, para ayudarles ''a seguir en el camino de la fidelidad
a Jesucristo'', el Obispo de Roma indicó dos aspectos: la gratitud y
la laboriosidad.
Hablando
de la gratitud observó que ''la alegría de los hombres y mujeres
que aman a Dios atrae a otros; los sacerdotes y los consagrados están
llamados a descubrir y manifestar un gozo permanente por su vocación.
La alegría brota de un corazón agradecido. Verdaderamente, hemos
recibido mucho, tantas gracias, tantas bendiciones, y nos alegramos.
Nos hará bien volver sobre nuestra vida con la gracia de la memoria.
Memoria del asombro que produce en nuestro corazón el encuentro con
Jesucristo. ….Pedir la gracia de la memoria para hacer crecer el
espíritu de gratitud''.
''Un
corazón agradecido busca espontáneamente servir al Señor y llevar
un estilo de vida de trabajo intenso -dijo introduciendo el aspecto
de la laboriosidad- El recuerdo de lo mucho que Dios nos ha dado nos
ayuda a entender que la renuncia a nosotros mismos para trabajar por
Él y por los demás es el camino privilegiado para responder a su
gran amor. Sin embargo, y para ser honestos, tenemos que reconocer
con qué facilidad se puede apagar este espíritu de generoso
sacrificio personal. Esto puede suceder de dos maneras, y las dos
maneras son ejemplo de la ''espiritualidad mundana'', que nos
debilita en nuestro camino...de servicio y oscurece la fascinación,
el estupor, del primer encuentro con Jesucristo''.
''Podemos
caer en la trampa de medir el valor de nuestros esfuerzos apostólicos
con los criterios de la eficiencia, de la funcionalidad y del éxito
externo, que rige el mundo de los negocios. Ciertamente, estas cosas
son importantes. Se nos ha confiado una gran responsabilidad y
justamente por ello el Pueblo de Dios espera de nosotros una
correspondencia. Pero...la cruz nos indica una forma distinta de
medir el éxito: a nosotros nos corresponde sembrar, y Dios ve los
frutos de nuestras fatigas. Si alguna vez nos pareciera que nuestros
esfuerzos y trabajos se desmoronan y no dan fruto, tenemos que
recordar que nosotros seguimos a Jesucristo, cuya vida, humanamente
hablando, acabó en un fracaso: en el fracaso de la cruz''.
''El
otro peligro -advirtió- surge cuando somos celosos de nuestro tiempo
libre. Cuando pensamos que las comodidades mundanas nos ayudarán a
servir mejor... Poco a poco, pero de forma inexorable, disminuye
nuestro espíritu de sacrificio, nuestro espíritu de renuncia y de
trabajo. Y además nos aleja de las personas que sufren la pobreza
material y se ven obligadas a hacer sacrificios más grandes que los
nuestros, sin ser consagrados. El descanso es necesario, así como un
tiempo para el ocio y el enriquecimiento personal, pero debemos
aprender a descansar de manera que aumente nuestro deseo de servir
generosamente. La cercanía a los pobres, a los refugiados, a los
inmigrantes, a los enfermos, a los explotados, a los ancianos que
sufren la soledad, a los encarcelados y a tantos otros pobres de Dios
nos enseñará otro tipo de descanso, más cristiano y generoso''.
''Gratitud
y laboriosidad: estos son los dos pilares de la vida espiritual que
deseaba compartir con ustedes, sacerdotes, religiosas y religiosos,
esta tarde -dijo el Papa al final- Les doy las gracias por sus
oraciones y su trabajo. … Quisiera, de modo especial, expresar mi
admiración y mi gratitud a las religiosas de los Estados Unidos.
¿Qué sería de la Iglesia sin ustedes? Mujeres fuertes, luchadoras;
con ese espíritu de coraje que las pone en la primera línea del
anuncio del Evangelio. A ustedes, religiosas, hermanas y madres de
este pueblo, quiero decirles.. un ''gracias'' muy grande… y
decirles también que las quiero mucho''.
''Sé
que muchos de ustedes -concluyó- están afrontando el reto que
supone la adaptación a un panorama pastoral en evolución. Al igual
que san Pedro, les pido que, ante cualquier prueba que deban
enfrentar, no pierdan la paz y respondan como hizo Cristo: dio
gracias al Padre, tomó su cruz y miró hacia delante''.
Así
finalizó la primera jornada del Papa en Nueva York. Hoy, 25 de
septiembre, Francisco pronunciará un discurso ante la Asamblea de
las Naciones Unidas, participará en un encuentro interreligioso en
Ground Zero, visitará a las familias de emigrantes en Harlem y
celebrará misa en el Madison Square Garden.
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