Ciudad
del Vaticano, 24 de septiembre de 2015 (Vis).-Más de doscientas mil
personas esperaban ayer al Papa Francisco fuera de la Casa Blanca
donde poco después de las 9.00 (hora local, 15.00 hora de Roma) fue
acogido por el Presidente Barack Obama y la First Lady, Michelle
Obama que lo acompañaron hasta el podio construido en el parque de
la residencia presidencial donde ante 20.000 personas el Santo Padre
pronunció su primer discurso en Estados Unidos.
Un
discurso en el que afirmó que como hijo de una familia de
inmigrantes, le alegraba estar en un país, construido en gran parte
por tales familias y que los católicos estadounidenses estaban
comprometidos en la construcción de una sociedad tolerante e
incluyente en la que se salvaguardasen los derechos de las personas y
comunidades y se rechazase toda forma de discriminación injusta. El
Papa recordó también la importancia del derecho a la libertad
religiosa y el deber de todos de preservarla y defenderla de todo lo
que pudiera ponerla en peligro o comprometerla.
Francisco
elogió la iniciativa de Barack Obama encaminada a la reducción de
la contaminación atmosférica. ''Reconociendo la urgencia también
a mí me parece evidente que el cambio climático es un problema que
no se puede dejar a la próxima generación-dijo-. Con respecto al
cuidado de nuestra ''casa común'', estamos viviendo en un momento
crítico de la historia. Todavía tenemos tiempo para hacer los
cambios necesarios para lograr ''un desarrollo sostenible e integral,
pues sabemos que las cosas pueden cambiar''. Estos cambios exigen que
tomemos conciencia seria y responsablemente, no sólo del tipo de
mundo que podríamos estar dejando a nuestros hijos, sino también de
los millones de personas que viven bajo un sistema que les ha
ignorado. Nuestra casa común ha formado parte de este grupo de
excluidos, que clama al cielo y afecta fuertemente a nuestros
hogares, nuestras ciudades y nuestras sociedades. Usando una frase
significativa del reverendo Martin Luther King, podríamos decir que
hemos incumplido un pagaré y ahora es el momento de saldarlo... La
humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra
casa común. Como cristianos movidos por esta certeza, queremos
comprometernos con el cuidado consciente y responsable de nuestra
casa común''.
El
Santo Padre no olvidó citar los recientes esfuerzos para ''reparar
relaciones rotas y abrir nuevas puertas a la cooperación dentro de
nuestra familia humana'' que ''constituyen pasos positivos en el
camino de la reconciliación, la justicia y la libertad''. ''Me
gustaría -dijo-que todos los hombres y mujeres de buena voluntad de
esta gran Nación apoyaran las iniciativas de la comunidad
internacional para proteger a los más vulnerables de nuestro mundo y
para suscitar modelos integrales e inclusivos de desarrollo, para que
nuestros hermanos y hermanas en todas partes gocen de la bendición
de la paz y la prosperidad que Dios quiere para todos sus hijos''.
''Señor
Presidente -concluyó- una vez más, le agradezco su acogida, y tengo
puestas grandes esperanzas en estos días en su País. ¡Que Dios
bendiga a América!''.
Al
final de la ceremonia de bienvenida, el Papa y el Presidente se
dirigieron al Estudio Oval donde tuvo lugar el intercambio de dones y
el coloquio privado al que asistieron los familiares de Obama. El
regalo del Pontífice fue una medalla de bronce del VIII Encuentro
Mundial de las Familias que se celebra el 27 de septiembre en
Filadelfia.
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