Ciudad
del Vaticano, 7 de mayo 2015 (VIS).-El Papa Francisco recibió esta
mañana en audiencia a los miembros del Comité Conjunto de la
Conferencia de las Iglesias Europeas (CEC) cuyo objetivo es facilitar
el ecumenismo en el continente donde nacieron muchas de las
divisiones y luchas entre los cristianos. La situación actual es muy
diferente; gracias al movimiento ecuménico las comunidades
eclesiales han dado grandes pasos en el camino de la reconciliación
y la paz, como demuestran las recientes Asambleas Ecuménicas
Europeas y la Carta Ecuménica redactada en Estrasburgo en 2001 que
marcan hitos en la colaboración entre la Conferencia de Iglesias
Europeas y el Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa y
hacen esperar en el logro de la comunión plena y visible entre todos
los creyentes en Cristo.
El
Santo Padre que observó que el camino ecuménico, incluso con todas
sus dificultades, es ya parte integrante del proceso de
reconciliación y comunión, recordó que el decreto conciliar
''Unitatis Redintegratio'' afirma que la división entre los
cristianos "daña la causa santísima de predicar el evangelio
a toda criatura". ''Esto es evidente -comentó- cuando, por
ejemplo, las Iglesias y comunidades eclesiales de Europa tienen
diferentes puntos de vista sobre importantes cuestiones
antropológicas o éticas. Por lo tanto, espero que no falten y que
sean fructuosas las ocasiones de reflexión conjunta a la luz de la
Sagrada Escritura y de la tradición compartida … y que podamos
encontrar respuestas comunes a las preguntas que la sociedad
contemporánea plantea a los cristianos. Cuanto más cerca estemos de
Cristo, más unidos estaremos entre nosotros''.
''Hoy
las Iglesias y las comunidades eclesiales de Europa se enfrentan a
retos nuevos y decisivos, a los que puedan responder eficazmente
solamente hablando con una única voz -señaló el Pontífice-
Pienso, por ejemplo,en el desafío que plantean las legislaciones
que, en nombre de un principio de tolerancia mal interpretado, acaban
impidiendo a los ciudadanos que expresen con libertad y practiquen
pacíficamente sus creencias religiosas. Además, frente a la actitud
con que Europa parece abordar la migración dramática y a menudo
trágica de miles de personas que huyen de guerras, persecuciones y
miseria , las Iglesias y comunidades eclesiales de Europa tienen el
deber de colaborar para promover la solidaridad y la acogida. Los
cristianos de Europa -concluyó- están llamados a interceder con la
oración y a trabajar activamente para llevar paz y solidaridad a
los conflictos en curso''.
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