Ciudad
del Vaticano, 27 de abril 2015 (VIS).-La vitalidad de la Iglesia, la
pastoral de la familia, la atención a los sacerdotes y religiosos y
las relaciones con las autoridades civiles son los temas centrales
del discurso que el Papa ha entregado esta mañana a los obispos de
la Conferencia Episcopal de Benin al final de su visita ''ad
Limina''.
El
Santo Padre elogia en primer lugar el dinamismo de la vida
parroquial, la numerosa participación de los fieles en las
ceremonias y el aumento de las vocaciones al sacerdocio, pero
haciéndose eco de los informes de los prelados advierte de que la fe
que anima todas estas manifestaciones, si bien cada vez es más
generalizada, pueda adolecer de superficialidad y carecer de fuerza.
''Por eso es importante -escribe- que el deseo de un conocimiento
profundo del misterio cristiano no sea prerrogativa de una élite,
sino que se difunda a todos los fieles, ya que todos están llamados
a la santidad. Es capital para que la Iglesia en Benin pueda
resistir y dominar los vientos que se levantan en todo el mundo y
que no dejaran de soplar sobre vosotros. Se que estáis alerta ante
los muchos ataques ideológicos y mediáticos. El espíritu de
secularización obra también en vuestro país, aunque todavía no
sea visible. Sólo una fe profundamente arraigada en el corazón de
los fieles, y concretamente vivida, permitirá hacerle frente''.
Entre
los desafíos de la Iglesia en Benin, está el de la familia al que
el próximo Sínodo intentará dar respuesta. De ahi que el Papa
agradezca a los prelados benineses sus oraciones por esa asamblea y
la movilización de la que están dando prueba en sus diócesis para
participar en una reflexión tan importante. ''No puedo por menos
-dice – que animaros en vuestra determinación de apoyar a las
familias, tanto en su fe como en su vida diaria. Sé que la pastoral
del matrimonio sigue siendo difícil, dada la situación concreta,
social y cultural de vuestro pueblo. Pero no hay que desanimarse,
sino perseverar constantemente porque la familia, así como la
defiende la Iglesia católica es una realidad querida por Dios; es un
don de Dios que aporta, a las personas y las sociedades, la alegría,
la paz, la estabilidad, la felicidad. Es un reto importante porque
la familia, por ser la unidad básica de la sociedad como de la
Iglesia, es el lugar donde se transmiten los auténticos valores
humanos y evangélicos''.
El
Obispo de Roma aborda a continuación el tema de la educación de las
jóvenes generaciones que deberían aportar a la sociedad futura
solidaridad, justicia y respeto recíproco. ''Es necesario,
efectivamente promover en vuestro país - por supuesto, sin
renunciar en nada a la verdad revelada por el Señor - el encuentro
entre culturas así como el diálogo entre las religiones, sobre
todo con el Islam - Se sabe que Benin es un ejemplo de armonía entre
las religiones presentes en su territorio. Hay que prestar atención,
dado el clima global actual, a preservar este patrimonio frágil.
Estoy particularmente satisfecho de que recientemente se haya
celebrado bajo la presidencia del cardenal Tauran, un simposio
internacional sobre el diálogo interreligioso, que ha sido
apreciado por todos''.
''Vuestras
Iglesias locales, al fomentar la armonía y la justicia desempeñan
un papel principal en el progreso del país -observa Francisco-
Pero es un papel, que también se acompaña con la labor sanitaria y
la promoción humana.¡ Cuánto trabajo realizado en nombre del
Evangelio en vuestras diócesis! Si bien la crisis económica mundial
está afectando a muchos países, es necesario ir con valentía a
contracorriente, luchando contra la cultura del ''descarte''
extendida por todas partes y difundiendo los valores evangélicos de
la hospitalidad y de encuentro. El servicio de la caridad es una
dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia, y es una
expresión de su esencia. Sin embargo, hay que tener muy en cuenta el
espíritu con que se llevan a cabo porque tienen una especificidad
que debe ser claramente identificada: no se trata nunca de una simple
asistencia social, sino de la manifestación de la ternura y la
misericordia de Jesús que se inclina sobre las lesiones y las
debilidades de sus hermanos. Es así cómo la alegría del Evangelio
se anuncia de la forma más eficaz a la humanidad''.
El
Papa agradece la generosa entrega de los sacerdotes de Benin al
servicio del Evangelio y reitera que el gran número de vocaciones,
que es una bendición del Señor, lleva a la Iglesia beninesa ''a
compartir generosamente sus recursos con otras regiones que carecen
de iglesias. No obstante, cuando se envía a los presbíteros a
estudiar fuera o en misión externa, hay que hacerlo con
discernimiento sin olvidar las necesidades de las propias iglesias''.
Los
últimos párrafos del discurso están dedicados a la buena relación
de la Iglesia en con las autoridades civiles del país. ''La voz de
la Iglesia se escucha y su acción es apreciada -nota el Pontífice-
Os invito a seguir ocupando el lugar que os corresponde en la vida
pública del país, especialmente en estos tiempos. Sé que estáis
involucrados en una constante tarea para fomentar las relaciones
entre los diferentes componentes de la sociedad. Os aliento a
continuar por este camino, teniendo cuidado de no entrar directamente
en el juego político ni en las querellas de partido. La guía de los
asuntos públicos compete a los laicos, a los que tenéis el
importante deber de formar y alentar sin cesar''.
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