Ciudad
del Vaticano, 13 enero 2015
(VIS).- La segunda etapa del viaje apostólico del Papa Francisco a
Sri Lanka fue el Centro de Congresos BMICH (Memorial de Conferencias
Internacionales Bandaranaike) donde tuvo lugar el encuentro con los
representantes de otras confesiones religiosas.
La
principales familias religiosas en el país son el budismo (70% de la
población), el hinduismo (12,6%), el islam (9,7%) y el catolicismo
(7,16%). Desde el punto de vista cronológico, el hinduismo era el
credo predominante en la isla hasta la llegada de los misioneros
budistas en el siglo III a.C ; en la actualidad sus adeptos se
concentran sobre todo en el norte y el este del país y la mayor
parte pertenecen a la etnia Tamil. El budismo Theravada llegó a Sri
Lanka alrededor del 246 a.C. y fue proclamado religión oficial
alrededor del 200 a.C. A mediados del siglo XIX el culto revive
debido también a los movimientos de inspiración nacional. El islam
se difundió hasta el siglo XV gracias a los mercaderes árabes que
controlaban las rutas en el sur del Océano Índico, hasta la llegada
de los misioneros franciscanos con los portugueses. Por cuanto se
refiere al cristianismo, la tradición narra que santo Tomás habría
llegado a la isla en el siglo I después de haber atravesado Kerala
en el sur de la India. Las primeras noticias documentadas se remontan
a 1322, fecha de la breve estancia del franciscano italiano Odorico
de Pordenone y después, a partir de 1517, con la llegada de los
misioneros franciscanos.
Esperaban
a Francisco en la Sala de las Asambleas del BMICH alrededor de mil
representantes de las diversas comunidades religiosas (budistas,
hindúes, musulmanes y de algunas confesiones cristianas). El
encuentro se abrió con el canto budista ''Pirith'', al que siguieron
una bendición hindú, una bendición musulmana y una oración del
grupo ecuménico.
Después
de la intervención del monje budista Vigithasiri Niyangoda Thero,
el Santo Padre pronunció un discurso en el que afirmó el profundo y
permanente respeto de la Iglesia católica por las demás religiones
y reiteró que por el bien de la paz, nunca se debe permitir que las
creencias religiosas sean utilizadas para justificar la violencia y
la guerra.
''He
llegado a Sri Lanka -comenzó- siguiendo las huellas de mis
predecesores, los papas Pablo VI y Juan Pablo II, para manifestar el
gran amor y preocupación de la Iglesia católica por Sri Lanka. Es
una gracia especial para mí visitar esta comunidad católica,
confirmarla en la fe cristiana, orar con ella y compartir sus
alegrías y sufrimientos. Es igualmente una gracia poder estar con
todos ustedes, hombres y mujeres de estas grandes tradiciones
religiosas, que comparten con nosotros un deseo de sabiduría, verdad
y santidad.
''En
el Concilio Vaticano II, la Iglesia católica declaró su profundo y
permanente respeto por las demás religiones. Dijo que ella ''no
rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero.
Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los
preceptos y doctrinas''. Por mi parte, deseo reafirmar el sincero
respeto de la Iglesia por ustedes, sus tradiciones y creencias''.
''Con
este espíritu de respeto -continuó- la Iglesia católica desea
cooperar con ustedes, y con todos los hombres de buena voluntad, en
la búsqueda de la prosperidad de todos los ciudadanos de Sri Lanka.
Espero que mi visita ayude a impulsar y profundizar en las diversas
formas de cooperación interreligiosa y ecuménica que se han
emprendido en los últimos años''.
''Estas
iniciativas loables han brindado oportunidades para el diálogo, que
es esencial si queremos conocer, comprender y respetar a los demás.
Pero, como demuestra la experiencia, para que este diálogo y
encuentro sea eficaz, debe basarse en una presentación completa y
franca de nuestras respectivas convicciones. Ciertamente, ese diálogo
pondrá de relieve la variedad de nuestras creencias, tradiciones y
prácticas. Pero si somos honestos en la presentación de nuestras
convicciones, seremos capaces de ver con más claridad lo que tenemos
en común. Se abrirán nuevos caminos para el mutuo aprecio, la
cooperación y, ciertamente, la amistad''.
''Esos
desarrollos positivos en las relaciones interreligiosas y ecuménicas
adquieren un significado particular y urgente en Sri Lanka. Durante
muchos años, los hombres y mujeres de este país han sido víctimas
de conflictos civiles y violencia. Lo que se necesita ahora es la
recuperación y la unidad, no nuevos enfrentamientos y divisiones.
Sin duda, el fomento de la curación y de la unidad es una noble
tarea que incumbe a todos los que se interesan por el bien de la
nación y, en el fondo, por toda la familia humana''.''Espero-
subrayó Francisco- que la cooperación interreligiosa y ecuménica
demuestre que los hombres y las mujeres no tienen que renunciar a su
identidad, ya sea étnica o religiosa, para vivir en armonía con sus
hermanos y hermanas.
''¡De
cuántos modos los creyentes de las diferentes religiones pueden
llevar a cabo este servicio!. ¡Cuántas son las necesidades que hay
que atender con el bálsamo curativo de la solidaridad fraterna!
Pienso particularmente en las necesidades materiales y espirituales
de los pobres, de los indigentes, de cuantos anhelan una palabra de
consuelo y esperanza. Pienso también en tantas familias que siguen
llorando la pérdida de sus seres queridos''.
''Especialmente
en este momento de la historia de su nación, ¡cuántas personas de
buena voluntad están tratando de reconstruir los fundamentos morales
de la sociedad en su conjunto! Que el creciente espíritu de
cooperación entre los líderes de las diferentes comunidades
religiosas se exprese en el compromiso de poner la reconciliación de
todos los habitantes de Sri Lanka en el centro de los esfuerzos por
renovar la sociedad y sus instituciones. Por el bien de la paz, nunca
se debe permitir que las creencias religiosas sean utilizadas para
justificar la violencia y la guerra. Tenemos que exigir a nuestras
comunidades, con claridad y sin equívocos, que vivan plenamente los
principios de la paz y la convivencia que se encuentran en cada
religión, y denunciar los actos de violencia que se cometan''.
''Queridos
amigos -finalizó el Papa- les doy las gracias una vez más por su
generosa acogida y su atención. Que este encuentro fraterno nos
confirme a todos en nuestro compromiso de vivir en armonía y
difundir la bendición de la paz''.
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