Ciudad
del Vaticano, 26 diciembre 2015 (VIS).- A mediodía, el Santo Padre
se ha asomado a la ventana de su estudio, en el Palacio Apostólico
Vaticano, para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos
en la Plaza de San Pedro. Antes de la oración mariana, el Pontífice
les dirigió unas palabras sobre la coherencia y la fe:
''El
Evangelio de esta fiesta muestra una parte del discurso de Jesús a
sus discípulos cuando los envía a su misión. Dice: ''Seréis
odiados por todos a causa de mi nombre. Pero el que persevere hasta
el final, éste se salvará''. Estas palabras del Señor no perturban
la celebración de la Navidad, sino que la despojan de esa falsa capa
dulzona que no le pertenece. Nos hacen comprender que en las pruebas
aceptadas a causa de la fe, la violencia es derrotada por el amor, la
muerte por la vida. Y para aceptar realmente a Jesús en nuestra vida
y prolongar la alegría de la Noche Santa, el camino lo indica este
Evangelio: dar testimonio de Jesús en la humildad, en el servicio
silencioso, sin miedo de ir contra corriente y pagar en persona. No
todos están llamados, como san Esteban, a derramar su sangre
-continuó-, pero a todo cristiano, sin embargo, se le pide que sea
coherente en todo momento con la fe que profesa. Y la integridad
cristiana es una gracia que debemos pedir al Señor. Ser coherente,
vivir como cristianos y no decir: "Soy cristiano", pero
vivo como pagano. La coherencia es una gracia que debemos pedir
hoy''.
Francisco
explicó que seguir el Evangelio es un camino exigente pero hermoso y
quien lo recorre con fidelidad y valentía recibe el don que el Señor
prometió a los hombres y mujeres de buena voluntad. El Papa pidió
a todos que rezasen por los hermanos discriminados, perseguidos y
asesinados por dar testimonio de Cristo, ''porque gracias al
sacrificio de estos mártires de hoy se refuerza en todos los
lugares del mundo el compromiso por reconocer y asegurar la libertad
religiosa, que es un derecho inalienable de toda persona humana''.
Al
finalizar el rezo del ángelus, el Papa envío un deseo de paz y de
aliento a ser coherentes: ''Que pensemos, sintamos y vivamos como
cristianos; no pensar como cristianos y vivir como paganos'', e
invitó a todos a rezar a San Esteban ''para que nos ofrezca la
gracia de la coherencia cristiana''.
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