Ciudad
del Vaticano, 14 de julio de 2014 (VIS).-Después de rezar el
ángelus, el Papa dirigió nuevamente un llamamiento para rezar con
insistencia por la paz en Tierra Santa a la liz de los trágicos
acontecimientos de los últimos días.
''Tengo
todavía en la memoria -afirmó- el vivo recuerdo del encuentro del
8 de junio pasado con el Patriarca Bartolomé, el Presidente Peres y
el Presidente Abbas, junto a los cuales invocamos el don de la paz y
escuchado la llamada a romper la espiral del odio y de la violencia.
Alguien podría pensar que ese encuentro fue en vano. ¡Pero no ha
sido así! La oración nos ayuda a no dejarnos vencer por el mal ni a
resignarnos a que la violencia y el odio predominen sobre el diálogo
y la reconciliación. Exhorto a las partes interesadas y a todos los
que tienen responsabilidades políticas en ámbito local e
internacional a no escatimar la oración y a no ahorrar esfuerzo
alguno para que cese toda hostilidad y se logre la paz tan deseada
para el bien de todos. Y os invito a todos a uniros en la oración.
En silencio, vamos a rezar todos. Ahora, Señor: ¡ayúdanos Tú!
¡Danos Tú la paz, enséñanos Tú la paz, guíanos Tú hacia la
paz! Abre nuestros ojos y nuestros corazones y danos el coraje de
decir: “¡Nunca más la guerra!”; “¡Con la guerra todo está
destruido!”. Infunde en nosotros el valor de hacer gestos
concretos para construir la paz. Haznos disponibles para escuchar el
grito de nuestros ciudadanos que nos piden que transformemos nuestras
armas en instrumentos de paz, nuestros miedos en confianza y nuestras
tensiones en perdón''.
El
Santo Padre recordó a continuación que hoy se celebraba el
“Domingo del Mar” y saludó a los marineros, a los pescadores y
a sus familias exhortando a las comunidades cristianas, en especial
a aquellas costeras,a que les prestaran la mayor atención posible.
También invitó a los capellanes y voluntarios del Apostolado del
Mar a ''continuar su compromiso en el cuidado pastoral de estos
hermanos y hermanas'' y encomendó a todos '' especialmente a cuantos
se encuentran en dificultad y lejos de casa, a la materna protección
de María, Estrella del Mar''.
Por
último dio la bienvenida a todos los hijos y las hijas espirituales
de San Camilo de Lelis, de quien se celebra mañana el 400
aniversario de la muerte e invitó a la familia camiliana, al final
de este año jubilar, a ''ser signo del Señor Jesús que, como buen
samaritano, se inclina sobre las heridas del cuerpo y del espíritu
de la humanidad que sufre , derramando el aceite del consuelo y el
vino de la esperanza. A todos los reunidos aquí en la Plaza de San
Pedro, como también a los trabajadores sanitarios que prestan
servicio en los hospitales y las casa de cura, les deseo -concluyó-
que crezcan cada vez más en el carisma de la caridad, alimentados
del contacto cotidiano con los enfermos. Y por favor, no os olvidéis
de rezar por mí''.
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