Ciudad
del Vaticano, 27 julio 2014 (VIS).- El Papa salió el sábado del
Vaticano en helicóptero en torno a las 15 horas hacia el helipuerto
de la Escuela de Suboficiales de la Aeronáutica Militar del Palacio
Real de Caserta, donde fue acogido por monseñor Giovanni D’Alise,
obispo de Caserta, y por otras autoridades locales. Desde allí se
desplazó en coche hasta la Capilla Palatina para encontrar a los
sacerdotes de la diócesis. Francisco dejó a un lado su discurso y
mantuvo una conversación muy íntima con los sacerdotes,
respondiendo a las preguntas que los religiosos le formularon.
El
Santo Padre habló del ejemplo que los obispos deben dar sobre la
unidad que Jesús pidió al Padre por la Iglesia. ''No se puede ir
hablando mal el uno del otro -dijo-; en la unidad de la Iglesia es
importante la unidad de los obispos'' y destacó que en estos
conflictos es el diablo quien festeja y gana. ''Los obispos tienen
que estar de acuerdo en la unidad, no en la uniformidad. Cada uno
tiene su carisma, su modo de pensar y de ver las cosas: a veces esta
variedad es fruto de equivocaciones, pero otras veces es fruto del
Espíritu: una unidad en la diversidad de cada uno, sin que ninguno
pierda su propia personalidad''.
En
otra de las preguntas, al Papa le pidieron una recomendación para
conseguir que la pastoral, sin mortificar la piedad popular pueda
lanzar el primado del Evangelio. ''La verdadera piedad popular -dijo-
nace de ese Sensus Fidei del que habla la encíclica Lumen Gentium y
que guía en la devoción de los santos, de la Virgen y también con
expresiones folclóricas en el buen sentido de la palabra''. Y añadió
que ''el gnosticismo que ha entrado en la Iglesia con grupos de
piedad intimista no hacen bien, son una herejía... La piedad popular
es inculturizada, no puede ser una piedad popular de laboratorio,
aséptica, nace siempre de nuestra vida''.
Otra
de las cuestiones a tratar fue la identidad del sacerdote del tercer
milenio. ¿Cómo superar la crisis existencial que nace de la
revolución lingüística, semántica, cultural, de testimonio
evangélico? ''Con creatividad -respondió el Papa- es el mandamiento
que Dios dio a Adán y que Jesús dio a sus discípulos. Y la
creatividad se encuentra en la oración. Un obispo que no reza, un
sacerdote que no reza, ha cerrado la puerta a la creatividad''. Por
último le preguntaron por el fundamento de la espiritualidad del
sacerdote diocesano. Francisco describió la doble capacidad de
contemplación del sacerdote: hacia Dios y hacia los hombres. ''Es un
hombre que mira, que llena sus ojos y su corazón de esta
contemplación: con el Evangelio ante Dios y con los problemas
humanos ante los hombres. En este sentido debe ser contemplativo.
Pero no hay que confundir que el monje es otra cosa''.
El
Papa destacó que el centro de la espiritualidad del sacerdote
diocesano está en la pertenencia a la diócesis. ''Tener una
relación con el obispo y una relación con el resto de los
sacerdotes... es simple pero al mismo tiempo no es fácil. Y el mayor
enemigo de estas dos relaciones son las habladurías. El diablo
siembra así para impedir la relación evangélica, espiritual y
fecunda con el obispo y el presbítero''. Francisco recordó que lo
mejor era decir las cosas a la cara y no dar satisfacción al diablo
que de esta forma ''ataca el centro de la espiritualidad del clero
diocesano''. Antes de concluir, el Papa habló de la amargura en los
sacerdotes, de la imagen de la Iglesia de los enfadados. ''Uno puede
enfadarse: es sano enfadarse una vez. Pero el estado de enfado
constante -finalizó- no es del Señor y lleva a la tristeza y a la
desunión''.
No hay comentarios:
Publicar un comentario