Ciudad
del Vaticano, 17 junio 2014
(VIS).- El Santo Padre encontró ayer, a las siete de la tarde en el
Aula Pablo VI, a los representantes de la diócesis de Roma reunidos
para participar en el Congreso Pastoral Diocesano que lleva por tema:
''Un pueblo que genera a sus hijos. Comunidad y familia en las
grandes etapas de la iniciación cristiana''. Francisco comenzó su
discurso tratando el tema de la ''sociedad de los huérfanos''. Cómo
los padres no pasan el tiempo suficiente jugando con sus hijos por
culpa de los horarios de trabajo y por el cansancio con el que llegan
a casa que desemboca en que los jóvenes se conviertan en
''huérfanos de gratitud''. Francisco destacó que hoy en día
necesitemos ese sentido tanto en las familias, como en las parroquias
y en toda la sociedad porque el Señor se nos revela en gratitud,
como una Gracia, ''pero si no tenemos ese sentido de gratitud es muy
difícil entender qué es la Gracia de Dios. Una gracia que no se
vende y que no se compra, que es un regalo, un don de Dios''. El Papa
señaló que gran culpa de esa orfandad de los jóvenes la tiene la
sociedad. ''Una sociedad tecnológica que multiplica al infinito las
ocasiones de placer, de distracción, de curiosidad, pero que no es
capaz de llevar al hombre a la verdadera alegría'' y añadió que
solo encontrando a Jesús encontraremos esa verdadera alegría y
sabremos que la vida no es en vano porque a cada uno de nosotros se
nos ha conferido una tarea.
Asimismo
Francisco habló de la Iglesia como la madre que sabe generar hijos.
''El gran desafío de la Iglesia es ser madre -dijo-, no una Ong
organizada con muchos proyectos pastorales... Para ello la Iglesia
debe hacer algo, debe cambiar, debe convertirse para ser madre. Debe
ser fecunda. La fecundidad es la gracia que nosotros tenemos que
pedir hoy al Espíritu Santo para seguir adelante con nuestra
conversión pastoral y misionera. Pero la Iglesia -destacó- no crece
por proselitismo sino por atracción materna, por ternura, por el
testimonio de tantos hijos''. El Papa reconoció que la Madre Iglesia
ha envejecido un poco y que no se debe hablar de la Abuela Iglesia.
Para ello debemos rejuvenecerla, pero no llevándola a un cirujano
estético sino haciendo que genere más hijos. ''Será cada vez más
joven cuantas más veces sea madre''.
El
Pontífice añadió que para ese fin también hay que recuperar la
memoria de la Iglesia. En un mundo en el que no existe el sentido de
la historia y tenemos miedo del tiempo, un mundo en el que reina el
presente, el lenguaje es cada vez más abreviado, y todo se hace
rápido porque somos esclavos de la situación, hemos de recuperar
la memoria de la paciencia de Dios que no tuvo prisa en su historia
de la salvación y que nos ha acompañado durante toda la historia.
Por eso el Papa pidió a los sacerdotes y párrocos que no cierren
las puertas, sino que acojan siempre a todos con el corazón grande,
como en familia, pidiendo al Señor que los haga capaces de
participar en las dificultades y en los problemas que a menudo los
chicos y jóvenes encuentran en su vida.
''Las
personas esperan encontrar en nosotros la mirada de Jesús, a veces
incluso sin saberlo, esperan una mirada serena y feliz que entre en
el corazón. Pero debe ser toda la parroquia quien se convierta en
acogedora, no solo los sacerdotes y los catequistas''. Con estas
palabras el Papa animó a los presentes a que pensaran si sus
parroquias son acogedoras, si los horarios de celebraciones favorecen
que los jóvenes participen en ellas, si hablan el lenguaje de los
jóvenes y si sus comunidades tienen siempre las puertas abiertas.
Antes
de finalizar el Papa reconoció que el trabajo de los sacerdotes no
es fácil. ''Es más fácil ser obispo -confirmó- porque podemos
siempre tomar distancia y escondernos detrás del 'Su Excelencia', y
eso nos defiende. Pero ser párroco cuando llaman a tu puerta, cuando
te hablan de sus problemas... no es fácil''. Así el Papa,
recordando que la Iglesia italiana es fuerte gracias a sus párrocos,
les exhortó a no olvidar la memoria de la evangelización y a estar
siempre cerca de sus feligreses. ''Queremos una Iglesia de fe
-concluyó-, que crea que el Señor es capaz de hacerla madre, de
darla tantos hijos''.
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