Ciudad
del Vaticano, 1 enero 2014 (VIS).- Al
terminar la celebración de la Santa Misa en la solemnidad de Santa
María Madre de Dios, y en el XLVII aniversario del día mundial de
la Paz, el Papa Francisco se ha asomado a la ventana de su estudio,
en el Palacio Apostólico Vaticano, para rezar el Ángelus con los
fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro. Antes del rezo
de la oración mariana, el Pontífice les ha dirigido unas palabras
sobre la paz:
“Como
han hecho mis predecesores , comenzando con Pablo VI , he
desarrollado el tema en un mensaje que idealmente hoy os entrego a
todos. Su base es la creencia de que todos somos hijos de nuestro
Padre Celestial, que somos parte de la misma familia humana, y que
compartimos un destino común. De esto se deduce que cada uno tiene
la responsabilidad de trabajar para que el mundo se convierta en una
comunidad de hermanos que se respetan, se aceptan con sus diferencias
y cuidan los unos a los otros. Estamos llamados a ser conscientes de
la violencia y las injusticias presentes en muchas partes del mundo y
que no nos pueden dejar indiferentes e inmóviles: hace falta el
compromiso de todos para construir una sociedad realmente más justa
y solidaria.
Desde
todos los rincones de la tierra, hoy los creyentes rezan para pedir
al Señor por el don de la paz y la posibilidad de llevarla a todos
los ámbitos”.
El
Santo Padre ha deseado que en este primer día del año, el Señor
nos ayude a todos a encaminarnos con mayor decisión en el camino de
la justicia y la paz, “que el Espíritu Santo actúe en los
corazones, y funda las cerraduras y las asperezas y nos conceda
enternecernos ante la debilidad del Niño Jesús -ha dicho-. La Paz,
de hecho, requiere la fuerza de la dulzura, la fuerza no violenta de
la verdad y del amor”.
Asimismo,
Francisco ha animado a los fieles a dejar con fe en las manos de
María todas las esperanzas. “A ella, que extiende su maternidad a
todos los hombres, encomendamos el grito de paz de los oprimidos por
la guerra y la violencia, para que el valor del diálogo y la
reconciliación prevalezca sobre las tentaciones de venganza,
arrogancia, y corrupción. A ella le pedimos que el Evangelio de la
fraternidad, proclamado y testimoniado por la Iglesia, puede hablar a
cada conciencia y derribar los muros que impiden a los enemigos
reconocerse como hermanos”.
Al
finalizar el rezo mariano, el Pontífice ha felicitado el año nuevo
a todos los peregrinos y fieles deseándoles un año lleno de paz.
Francisco ha agradecido al Presidente de la República Italiana las
palabras que dirigió durante su mensaje a la Nación Italiana, de la
noche del 31, deseó al pueblo italiano “que pueda mirar al futuro
con confianza y esperanza”. Ha saludado a todas las iniciativas de
oración comprometidas por la paz, en especial a la Marcha nacional
que se llevó a cabo el 31 en Campobasso, Italia, promovido por la
CEI, Caritas y Pax Christi; a la Comunidad de San Egidio; a las
familias del movimiento del Amor Familiar que han pasado la noche
rezando en la Plaza de San Pedro y a los voluntarios de Fraterna
Domus. Antes de concluir, ha recordado a los Cantantes de la
Estrella, -Sternsinger-, los niños y jóvenes de Alemania que llevan
a las casas las bendiciones de Jesús con sus canciones y recogen
donaciones para los niñós más necesitados.
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