Ciudad
del Vaticano, 15 octubre 2013
(VIS).-Publicamos a continuación la carta del Papa Francisco al
cardenal Tarcisio Bertone, Camarlengo de la Santa Iglesia Romana, con
motivo de su cese como Secretario de Estado
“Le
ha llegado el momento, querido hermano de "pasar el testigo "
en el servicio a la Secretaría de Estado . Por lo tanto, quiero
unirme espiritualmente a Usted en la acción de gracias a Dios por
todo lo bueno que le ha permitido hacer en este papel tan delicado y
difícil. La memoria de Santa Teresa de Jesús, que celebramos en
esta fecha, invita a fijar la mirada en Dios : "Nada te turbe,
- nos dice la grande santa de Ávila - nada te espante , quien a Dios
tiene nada le falta " .
En
esta ocasión siento la necesidad de expresar mi profundo
agradecimiento por la dedicación con que se ha prodigado en los
últimos siete años; y lo hago también en nombre del amado Papa
Benedicto XVI, que la llamó desde Génova, donde era arzobispo,
para volver a Roma y confiarle el cargo de Secretario de Estado suyo,
el 15 de septiembre de 2006, y por lo tanto también el de
Camarlengo de la Santa Iglesia Romana. Siete años de intenso
trabajo, vividos con gran generosidad y espíritu de servicio.
También yo he podido servirme, hasta el día de hoy, de su
colaboración experta.
Hay
un aspecto por el que deseo expresarle mi agradecimiento de una
manera particular, y es su fidelidad al espíritu de Don Bosco; el
espíritu salesiano, que ha sido capaz de mantener y atestiguar
incluso absorbido por las múltiples tareas vinculadas a la tarea de
ayudar al Sucesor de Pedro. Con el espíritu emprendedor y de amor al
Papa que caracteriza a los hijos de San Juan Bosco, ha desempeñado
siempre con entrega su tarea de guía de las relaciones
internacionales de la Santa Sede , tan importante en el ejercicio del
ministerio del Obispo de Roma. Al mismo tiempo, no se ha cansado de
llevar el Magisterio pontificio y la Bendición Apostólica por
doquier: países, diócesis , parroquias , universidades ,
instituciones , asociaciones. La Virgen Auxiliadora ha estado cerca
de Usted y siempre le ayudó en este valioso ministerio. Que por su
intercesión maternal obtenga las recompensas y gracias celestiales
que más desea su corazón. Y como prenda de paz y de alegría
espiritual le imparto de todo corazón mi bendición que se extiende
con sincera gratitud también a sus colaboradores y a sus seres
queridos”.
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