Ciudad
del Vaticano, 9 de diciembre 2012 (VIS).-Benedicto XVI se asomó a
mediodía a la ventana de su estudio para rezar el Ángelus con los
fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. El Papa, citando el
Evangelio de este segundo domingo de Adviento, ha comentado la figura
de San Juan Bautista, que todos los evangelistas colocan al inicio de
la actividad de Jesús presentándolo como su precursor , pero de
quien San Lucas ofrece una lectura posterior.
Juan,
en cuanto hijo de Zacarías e Isabel, ambos de familias sacerdotales
-ha explicado el Santo Padre- “no solo es el ultimo de los
profetas, sino que representa también al entero sacerdocio de la
Antigua Alianza y por lo tanto prepara a los hombres al culto
espiritual de la Nueva Alianza, inaugurado por Jesús (...) Juan
Bautista se define como la voz de uno que grita en el desierto:
'Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos'. La voz
proclama la palabra, pero en este caso la Palabra de Dios la precede,
en cuanto ella misma desciende sobre Juan, hijo de Zacarías que
estaba en el desierto”.
Por
tanto, el papel del Bautista es muy grande “pero siempre en
función de Cristo”, ha dicho el Papa recordando las palabras de
San Agustín: 'Juan es voz que pasa, Cristo es el Verbo eterno'.
Nuestra tarea hoy es la escuchar esa voz para dar espacio y acogida
a Jesús en el corazón, Palabra que nos salva. En este Tiempo de
Adviento, preparémonos a ver, con los ojos de la fe, en la humilde
gruta de Belén, la salvación de Dios. En la sociedad de consumo,
que nos tienta buscar la felicidad en la cosas, el Bautista nos
enseña a vivir de manera esencial, para que la Navidad no sea
solamente una fiesta exterior, sino la fiesta del Hijo de Dios que ha
venido a traer a los hombres la paz, la vida y la verdadera
felicidad”.
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