Ciudad
del Vaticano, 10 noviembre 2012
(VIS).- Con el Motu Proprio “Latina Lingua”, publicado hoy,
Benedicto XVI ha instituido la Pontificia Academia de Latinidad,
dependiente del Pontificio Consejo de la Cultura. La Academia estará
dirigida por un presidente, coadyuvado por un secretario, nombrados
por el Papa, y contará con un Consejo Académico. La fundación
“Latinitas”, constituida por el papa Pablo VI, con el quirógrafo
“Romani Sermonis”, del 30 de junio de 1976, se considera
extinguida.
“La
lengua latina -escribe el Papa en el Motu Proprio- ha gozado siempre
de una alta consideración por parte de la Iglesia Católica y de los
pontífices romanos, que han promovido con asiduidad su conocimiento
y difusión, habiendo hecho de ella su propia lengua, capaz de
transmitir universalmente el mensaje del Evangelio, como afirmaba la
Constitución apostólica “Veterum Sapientia” de mi predecesor,
el beato Juan XXIII”.
“En
realidad, desde Pentecostés, la Iglesia ha hablado y rezado en todas
las lenguas de la humanidad. Sin embargo, las comunidades cristianas
de los primeros siglos, usaron ampliamente el griego y el latín,
lenguas de comunicación universal en el mundo en que vivían,
gracias a las cuales la novedad de la Palabra de Cristo encontraba la
herencia de la cultura helenista y romana. Después de la
desaparición del Imperio romano de Occidente, la Iglesia de Roma, no
solo continuó empleando la lengua latina, sino que se hizo, de
alguna forma, custodia y promotora de ella, tanto en ámbito
teológico y litúrgico, como en el de la formación y de la
transmisión del saber”.
“También
en nuestros días, el conocimiento de la lengua y la cultura latina
resultan muy necesarios para el estudio de las fuentes de las que se
sirven, entre otras, numerosas disciplinas eclesiásticas, como por
ejemplo, la Teología, la Liturgia, la Patrística y el Derecho
Canónico, como enseña el Concilio Ecuménico Vaticano. Además, en
esa lengua están redactadas, en su forma típica, para evidenciar el
carácter universal de la Iglesia, los libros litúrgicos del Rito
romano, los documentos más importantes del Magisterio pontificio y
las actas oficiales más solemnes de los pontífices romanos”.
“En
la cultura contemporánea se nota, no obstante, en el contexto de una
decadencia generalizada de los estudios humanistas, el peligro de un
conocimiento cada vez más superficial de la lengua latina, incluso
en el ámbito de los estudios filosóficos y teológicos de los
futuros sacerdotes. Por otra parte, en nuestro mundo, en que ocupan
tanta parte la ciencia y la teología, encontramos también un
interés renovado por la cultura y la lengua latina y no solo en los
continentes cuyas raíces culturales ahondan en la herencia
grecorromana. Esa atención es muy significativa ya que no atañe
solamente a los ambientes académicos e institucionales, sino también
a los jóvenes y estudiosos procedentes de naciones y tradiciones muy
diversas”.
“Por
eso es urgente sostener el empeño de un mejor conocimiento y un uso
más competente de la lengua latina, tanto en el ambiente eclesial,
como en el mundo más vasto de la cultura. Para dar relieve y
resonancia a ese esfuerzo, resultan muy oportunas la adopción de
métodos didácticos adecuados a las nuevas condiciones y la
promoción de una red de relaciones entre las instituciones
académicas y entre los estudiosos con el fin de valorizar el
patrimonio, rico y multiforme, de la civilización latina”.
“Para
contribuir a alcanzar esos objetivos -concluye el Santo Padre- y
siguiendo las huellas de mis predecesores, con el presente “Motu
Proprio” instituyo hoy la Pontificia Academia de Latinidad”.
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