Ciudad
del Vaticano, 15 octubre 2012
(VIS).-El Padre Miguel Àngel Ayuso Guixot, Secretario del Pontificio
Consejo para el Diálogo Interreligioso, intervino el pasado 14 de
octubre en el Foro Mundial de Estambul (Turquía), cuyo tema es
“Justicia y construcción de un nuevo orden mundial”. En el Foro,
que ha tenido lugar del 13 al 14 de octubre, el padre Ayuso analizó
la contribución esencial de la justicia social y de la libertad
religiosa para la paz, y la aportación indispensable de la religión
en la promoción de la paz y la justicia en el tejido de la sociedad
global.
“La
religión -afirmó- aporta su contribución al debate nacional de una
sociedad determinada. Ese debate tiene que hacer frente a los
complejos retos de las sociedades del mundo moderno. Conceptos como
"justicia" y "justicia social" son una parte
integral de esa discusión. Por eso nos preguntamos, ¿cuál es la
contribución de la religión al debate nacional sobre "justicia"
y "justicia social"? La justicia es un atributo divino y la
enseñanza religiosa contribuye, sin duda, a la reflexión sobre el
recto ordenamiento de las relaciones; en otras palabras, a la
justicia social. La tradición católica, sin embargo, sostiene que
la justicia es accesible, por medio de la razón humana, a todos los
hombres y mujeres de buena voluntad, tanto religiosos como no
religiosos”.
“Por
tanto, sea los creyentes que los no creyentes, defienden la
dignidad innata de la persona humana, y ven, en esta dignidad, la
razón de los derechos inalienables de cada individuo, cuya
protección es el objetivo de la justicia (...) Estos derechos son
anteriores e independientes del Estado, y la medida de la justicia
del Estado es la medida en que respeta y reivindica estos derechos
que lo preceden, ya que la justicia exige que todas las personas
disfruten del libre ejercicio de sus derechos. (..) Cuando el Estado
deja de administrar justicia o, de hecho, actúa injustamente, ya no
tiene autoridad moral ni legitimidad. Esto implica que el Estado está
sujeto a juicio, que no tiene poder absoluto, que puede y, de
hecho,debe rendir cuentas. Nuestra pregunta es, por lo tanto, ¿quién
o qué puede pedir cuentas al Estado para asegurarse de que actúa
con justicia? La cuestión no es política sino moral, aunque la
respuesta requiera decisiones políticas”.
“Dado
que la cuestión fundamental es de naturaleza moral se deduce que la
característica de una sociedad justa y civil es el espacio adecuado
y debido que otorga a la religión, que tiene una contribución única
en ser la voz de los que carecen de ella: los pisoteados, los
oprimidos y perseguidos; la voz profética que llama a todos a actuar
por la paz y la justicia. La religión llama a la conciencia de la
sociedad para que actúe verdaderamente en favor del bien común. La
religión, por lo tanto, tiene un papel en el debate político, no
para proponer soluciones políticas concretas -algo que está fuera
de su competencia- , sino para recordar a la sociedad las normas
morales objetivas que son el fundamento de la justicia y de una
sociedad justa”.
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