CIUDAD DEL VATICANO, 6 SEP 2009 (VIS).-Al final de la celebración eucarística, el Santo Padre rezó el Angelus y antes de la oración mariana recordó que la diócesis de Viterbo se distingue desde hace muchos siglos por "un singular vínculo de afecto y de comunión con el Sucesor de Pedro".
El Papa se refirió además a los santos y papas que nacieron en la región del Alto Lacio como San León Magno, el Papa Sabiniano, que sucedió a San Gregorio Magno; el Papa Pablo III. Por otra parte, habló de cuando en la segunda mitad del siglo XIII Viterbo fue la residencia de los pontífices romanos. "Aquí fueron elegidos cinco antecesores míos y cuatro están sepultados en este lugar", dijo.
"Viterbo se llama apropiadamente "Ciudad de los Papas" -afirmó Benedicto XVI- y ello constituye para vosotros un estímulo más para vivir y testimoniar la fe cristiana".
Después de rezar el Ángelus, el Papa envió un saludo a los participantes en el Congreso Internacional "Hombres y Religiones" en curso en Cracovia (Polonia), cuyo tema es "Fe y culturas del diálogo" y al que asisten numerosas personalidades y representantes de diversas religiones, invitados por la archidiócesis de Cracovia y la Comunidad de San Egidio.
El objetivo del congreso es reflexionar y rezar por la paz, 70 años después del estallido de la Segunda Guerra Mundial. "No podemos dejar de recordar -dijo el Papa- los dramáticos acontecimientos que dieron inicio a uno de los conflictos más terribles de la historia, que causó decenas de millones de muertos y provocó tantos sufrimientos al amado pueblo polaco: un conflicto que vio la tragedia del Holocausto y el exterminio de tantos otros inocentes".
"¡Que la memoria de estos hechos nos lleve a rezar por las víctimas y por aquellos que todavía llevan sus heridas en el cuerpo y en el corazón y que sirve además de advertencia para que no se repita una barbarie como aquella y para intensificar el esfuerzo para construir en nuestra época, todavía marcada por conflictos y contraposiciones, una paz duradera, transmitiendo sobre todo a las nuevas generaciones una cultura y un estilo de vida encaminados al amor, la solidaridad y la estima de los demás!".
"En esta perspectiva -concluyó- es particularmente importante la aportación que las religiones pueden y deben dar para promover el perdón y la reconciliación contra la violencia, el racismo, el totalitarismo y el extremismo, que ensombrecen la imagen del Creador en el ser humano, borran el horizonte de Dios y por tanto desembocan en el desprecio del ser humano. El Señor nos ayude a construir la paz comenzando por el amor y la comprensión recíproca".
PV-ITALIA/ANGELUS/VITERBO VIS 20090907 (450)
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