CIUDAD DEL VATICANO, 10 MAY 2009 (VIS).-A las 10,00 de hoy, el Papa celebró la Santa Misa en el Estadio Internacional de Amman, con capacidad para 25.000 personas.
En la homilía, el Santo Padre dijo que la comunidad católica de este país tiene que afrontar las dificultades e incertidumbres "que afectan a todos los habitantes de Oriente Medio" y animó a "no olvidar nunca la gran dignidad que deriva -dijo- de vuestra herencia cristiana y a no perder el sentido de afectuosa solidaridad con todos vuestros hermanos y hermanas de la Iglesia en todo el mundo".
Tras poner de relieve que hoy en Jordania se celebra la Jornada Mundial de oración por las vocaciones, Benedicto XVI invitó a los numerosos jóvenes presentes a "considerar que el Señor les está llamando a seguirlo y a construir su Iglesia" abrazando el sacerdocio, respondiendo a la llamada a la vida consagrada o en el sacramento del matrimonio".
El Papa recordó que este año se ha celebrado en toda la Tierra Santa el Año de la Familia, y en este sentido manifestó el deseo de que cada hogar cristiano "crezca en la fidelidad a la noble vocación de ser una verdadera escuela de oración, donde los hijos aprenden el amor sincero de Dios, donde maduran en al autodisciplina y en la atención a las necesidades de los demás, y donde, modelados por la sabiduría que proviene de la fe, contribuyan a construir una sociedad más justa y fraterna. (…) Que nunca falte el apoyo material y moral que necesitan las familias de hoy para cumplir con su papel insustituible al servicio de la sociedad".
Refiriéndose a "la particular dignidad, vocación y misión de las mujeres en el plan de Dios", tema de reflexión en el Año de la Familia, el Santo Padre afirmó que la Iglesia "debe mucho al testimonio de fe y de amor de innumerables madres cristianas, religiosas, maestras y enfermeras, de todas aquellas mujeres que en distintas maneras han dedicado su vida a construir la paz y a promover el amor".
El Santo Padre señaló que "la dignidad y la misión donadas por Dios a las mujeres, por desgracia no siempre han sido suficientemente comprendidas y estimadas. (…) La Iglesia en Tierra Santa, con su testimonio público de respeto por las mujeres y con su defensa de la dignidad innata de todas las personas, puede aportar una importante contribución al desarrollo de una cultura de verdadera humanidad y a la construcción de la civilización del amor".
Comentando el Evangelio de hoy, en el que el Señor dice "Yo soy el buen pastor… que da la vida por sus ovejas", el Papa pidió que "la valentía de Cristo nuestro pastor inspire y sostenga cotidianamente los esfuerzos para dar testimonio de la fe cristiana y mantener la presencia de la Iglesia en el cambio del tejido social de estas antiguas tierras".
"La fidelidad a vuestras raíces cristianas, la fidelidad a la misión de la Iglesia en Tierra Santa -continuó- os exigen un especial tipo de valentía: la valentía de la convicción nacida de una fe personal, no simplemente de una convicción social o de una tradición familiar; la valentía de comprometeros en el diálogo y de trabajar junto a los demás cristianos en el servicio del Evangelio y en la solidaridad con los pobres, los prófugos y las víctimas de grandes tragedias humanas; la valentía de construir nuevos puentes para hacer posible un encuentro fecundo entre personas de diversas religiones y culturas, enriqueciendo así el tejido de la sociedad. Esto significa también dar testimonio del amor que nos inspira a "sacrificar" nuestra vida en servicio de los demás y de este modo, a contrastar modos de pensar que justifican "eliminar" vidas inocentes".
Terminada la misa y antes del rezo del Regina Coeli, el Papa se dirigió a la Virgen: "Pidamos a la Madre de la Iglesia -dijo- que dirija su mirada misericordiosa sobre todos los cristianos de estas tierras; que con la ayuda de sus oraciones puedan ser verdaderamente una sola cosa en la fe que profesan y en el testimonio que ofrecen".
PV-JORDANIA/MISA/AMMAN VIS 20090511 (680)
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