CIUDAD DEL VATICANO, 4 ENE 2009 (VIS).-Al mediodía de hoy, el Santo Padre se asomó a la ventana de su estudio que da a la Plaza de San Pedro para rezar el Angelus con los miles de peregrinos allí presentes.
El Papa recordó al inicio que la liturgia de este domingo "propone nuevamente a nuestra meditación el mismo Evangelio proclamado en el día de Navidad, es decir, el Prólogo de san Juan. Después del trajín de los días pasados para comprar los regalos, la Iglesia nos invita a contemplar de nuevo el misterio de la Navidad de Cristo para comprender mejor su profundo significado y su importancia para nuestra vida".
"Se trata -dijo- de un texto admirable que ofrece una síntesis extraordinaria de toda la fe cristiana. Comienza por lo alto: "En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios"; aquí está la novedad inaudita y humanamente inconcebible: "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros".
Benedicto XVI subrayó que esta "no es una imagen retórica, sino una experiencia vivida. La relata Juan, testigo ocular. (…) No es la palabra erudita de un rabino o de un doctor de la ley, sino el testimonio apasionado de un humilde pescador que, atraído cuando era joven por Jesús de Nazaret, en los tres años de vida común con Él y con los demás apóstoles, experimentó su amor -hasta el punto de definirse a sí mismo "el discípulo al que Jesús amaba"-, le vio morir en la cruz y aparecerse resucitado, y recibió junto a los demás su Espíritu. De toda esta experiencia, meditada en su corazón, Juan sacó una certeza íntima: Jesús es la Sabiduría de Dios encarnada, es su Palabra eterna, que se hizo hombre mortal".
Tras poner de relieve que "al conocer a Jesús, estando con Él, escuchando su predicación y viendo los signos que realizaba, los discípulos reconocieron que en Él se cumplían todas las Escrituras", el Papa dijo que "cada hombre y cada mujer necesita encontrar un sentido profundo para su propia existencia. Y para ello no bastan los libros, ni siquiera las Sagradas Escrituras. El Niño de Belén nos revela y nos comunica el verdadero "rostro" del Dios bueno y fiel, que nos ama y que no nos abandona ni siquiera en la muerte".
El Santo Padre afirmó que "la primera que abrió el corazón y contempló "al Verbo que se hizo carne" fue María, la Madre de Jesús. Una humilde muchacha de Galilea se convirtió de este modo en la "sede de la Sabiduría". Al igual que el apóstol Juan, cada uno de nosotros está invitado a "acogerla en su casa", para conocer profundamente a Jesús y experimentar su amor fiel e inagotable. Este es mi deseo para cada uno de vosotros, queridos hermanos y hermanas, al inicio de este año nuevo".
ANG/VERBO/… VIS 20090105 (480)
El Papa recordó al inicio que la liturgia de este domingo "propone nuevamente a nuestra meditación el mismo Evangelio proclamado en el día de Navidad, es decir, el Prólogo de san Juan. Después del trajín de los días pasados para comprar los regalos, la Iglesia nos invita a contemplar de nuevo el misterio de la Navidad de Cristo para comprender mejor su profundo significado y su importancia para nuestra vida".
"Se trata -dijo- de un texto admirable que ofrece una síntesis extraordinaria de toda la fe cristiana. Comienza por lo alto: "En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios"; aquí está la novedad inaudita y humanamente inconcebible: "Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros".
Benedicto XVI subrayó que esta "no es una imagen retórica, sino una experiencia vivida. La relata Juan, testigo ocular. (…) No es la palabra erudita de un rabino o de un doctor de la ley, sino el testimonio apasionado de un humilde pescador que, atraído cuando era joven por Jesús de Nazaret, en los tres años de vida común con Él y con los demás apóstoles, experimentó su amor -hasta el punto de definirse a sí mismo "el discípulo al que Jesús amaba"-, le vio morir en la cruz y aparecerse resucitado, y recibió junto a los demás su Espíritu. De toda esta experiencia, meditada en su corazón, Juan sacó una certeza íntima: Jesús es la Sabiduría de Dios encarnada, es su Palabra eterna, que se hizo hombre mortal".
Tras poner de relieve que "al conocer a Jesús, estando con Él, escuchando su predicación y viendo los signos que realizaba, los discípulos reconocieron que en Él se cumplían todas las Escrituras", el Papa dijo que "cada hombre y cada mujer necesita encontrar un sentido profundo para su propia existencia. Y para ello no bastan los libros, ni siquiera las Sagradas Escrituras. El Niño de Belén nos revela y nos comunica el verdadero "rostro" del Dios bueno y fiel, que nos ama y que no nos abandona ni siquiera en la muerte".
El Santo Padre afirmó que "la primera que abrió el corazón y contempló "al Verbo que se hizo carne" fue María, la Madre de Jesús. Una humilde muchacha de Galilea se convirtió de este modo en la "sede de la Sabiduría". Al igual que el apóstol Juan, cada uno de nosotros está invitado a "acogerla en su casa", para conocer profundamente a Jesús y experimentar su amor fiel e inagotable. Este es mi deseo para cada uno de vosotros, queridos hermanos y hermanas, al inicio de este año nuevo".
ANG/VERBO/… VIS 20090105 (480)
No hay comentarios:
Publicar un comentario