CIUDAD DEL VATICANO, 23 MAY 2008 (VIS).-Benedicto XVI recordó la figura del cardenal Bernardin Gantin, decano emérito del Colegio Cardenalicio, en la homilía que pronunció esta mañana en la basílica de San Pedro después de la Santa Misa en sufragio por el difunto purpurado, fallecido el 13 de mayo a los 86 años.
La Santa Misa fue celebrada por el cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, junto con los demás purpurados.
"La verdad que la Palabra de Dios recuerda con potencia -dijo el Papa- es que nada ni nadie, ni siquiera la muerte, puede resistir a la omnipotencia de su amor fiel y misericordioso. Esta es nuestra fe, fundada en la resurrección de Cristo: esta es nuestra seguridad consoladora que el Señor nos repite hoy también".
"En esta perspectiva de fe y esperanza en la resurrección -prosiguió- recordamos al venerado cardenal Bernardin Gantin", que "hasta el final se dedicó con amable disponibilidad al servicio de Dios y de los hermanos, fiel al lema que eligió cuando fue ordenado obispo: "In tuo sancto servitio".
El Santo Padre habló de la personalidad del prefecto emérito de la Congregación para los Obispos, en la que se unían "las características del ánimo africano con las del espíritu cristiano, y las de la cultura e identidad africanas con los valores evangélicos", subrayando que fue "el primer eclesiástico africano que desempeñó papeles de alta responsabilidad en la Curia Romana".
Benedicto XVI habló después de las experiencias compartidas con el cardenal cuando tuvo la ocasión de "apreciar cada vez más su prudente sabiduría, como su fe sólida y su sincero apego a Cristo y a su vicario en la tierra, el Papa. Cincuenta y siete años de sacerdocio, cincuenta y uno de episcopado y treinta y uno de púrpura cardenalicia. Esta es la síntesis de una vida empleada en la Iglesia".
El Papa enumeró las etapas de la vida del presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina, desde su ordenación sacerdotal en 1951, a la episcopal en 1957, a los 34 años; el período como arzobispo de Cotonou, la capital de su país, Benin, que le convirtió en el primer metropolitano de África. En 1971, llamado por Pablo VI vino a Roma como secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y tras asumir pocos años después la presidencia, fue nombrado en 1976 también presidente de la Pontificia Comisión Justicia y Paz. Pablo VI lo crea cardenal en 1977 y en 1984, Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
"Este amigo y hermano nuestro al que hoy rendimos homenaje -afirmó Benedicto XVI- estuvo lleno del amor a Cristo, (...) que lo hacía amable y disponible a la escucha y al diálogo con todos, (...) lo impulsaba a mirar siempre, como solía repetir, a lo esencial de la vida que dura, sin perderse en lo contingente, que en cambio pasa; (...) hacía que sintiera su papel en los diversos despachos de la Curia como un servicio despojado de ambiciones humanas".
"En el ministerio pastoral del cardenal Gantin hay un amor constante por la Eucaristía, fuente de santidad personal y de comunión eclesial sólida, que encuentra en el Sucesor de Pedro su fundamento visible. Fue en esta basílica, cuando celebrando su última Santa Misa antes de dejar Roma subrayó la unidad que la Eucaristía crea en la Iglesia, citando la célebre frase del obispo africano San Cipriano de Cartago: (...) "Desde aquí refulge la única fe para el mundo: de aquí brota la unidad del sacerdocio". "Este podría ser el mensaje que nos deja el cardenal Gantin como testamento espiritual".
HML/SUFRAGIO/GANTIN VIS 20080523 (590)
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