CIUDAD DEL VATICANO, 30 MAR 2008 (VIS).-Al mediodía, el Papa rezó el Regina Caeli junto a miles de peregrinos desde el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, donde ha transcurrido varios días de descanso y esta tarde regresa al Vaticano.
El Santo Padre recordó al inicio que durante el Jubileo del 2000, "el Siervo de Dios Juan Pablo II estableció que en toda la Iglesia el domingo después de Pascua, además de domingo in Albis, fuera denominado domingo de la Divina Misericordia. Lo hizo en concomitancia con la canonización de Faustina Kowalska, humilde religiosa polaca, nacida en 1905 y fallecida en 1938, mensajera de Jesús misericordioso".
Tras poner de relieve que "la misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico", el Santo Padre afirmó que "este amor de misericordia ilumina también el rostro de la Iglesia y se manifiesta ya sea mediante los sacramentos, en particular el de la Reconciliación, ya sea con obras de caridad, comunitarias e individuales. (...) De la misericordia divina, que pacifica los corazones, surge, además, la auténtica paz en el mundo, la paz entre los pueblos, culturas y religiones".
"Al igual que sor Faustina, Juan Pablo II se convirtió a su vez en apóstol de la Divina Misericordia. En la noche del inolvidable sábado 2 de abril de 2005, cuando cerró los ojos a este mundo, se celebraba precisamente la vigilia del segundo domingo de Pascua, y muchos notaron la singular coincidencia, que unía en sí la dimensión mariana -el primer sábado del mes- y la de la Divina Misericordia".
Benedicto XVI señaló que precisamente el "largo y multiforme pontificado" de Juan Pablo II "encuentra aquí su núcleo central; toda su misión al servicio de la verdad sobre Dios y sobre el ser humano y de la paz en el mundo se resume en este anuncio, como él mismo dijo en Cracovia-Lagiewniki en 2002, al inaugurar el gran Santuario de la Divina Misericordia: "Fuera de la misericordia de Dios no existe otra fuete de esperanza para los seres humanos". Su mensaje, como el de santa Faustina, presenta el rostro de Cristo, revelación suprema de la misericordia de Dios. Contemplar constantemente ese Rostro: esta es la herencia que nos ha dejado y que acogemos con alegría y hacemos nuestra".
El Papa dijo que la semana que viene se celebrará en Roma el primer Congreso Apostólico Mundial de la Divina Misericordia, que inaugurará con una misa celebrada en la Plaza de San Pedro la mañana del miércoles 2 de abril, en el tercer aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II.
"Pongamos el Congreso bajo la celestial protección de María santísima, Mater Misericordiae. Le encomendamos la gran causa de la paz en el mundo para que la Misericordia de Dios realice lo que es imposible a las solas fuerzas humanas, e infunda la valentía del diálogo y de la reconciliación en los corazones".
Después de la oración mariana, el Santo Padre saludó a los numerosos peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro -que seguían el Angelus en conexión audio-video-, de manera especial a quienes habían participado en la Santa Misa celebrada esta mañana por el cardenal Tarcisio Bertone, con motivo de la fiesta de la Divina Misericordia. "Que la intercesión de santa Faustina y del Siervo de Dios Juan Pablo II -dijo- os ayuden a ser auténticos testigos del amor misericordioso. Como ejemplo a imitar, hoy deseo indicar el de la madre Celestina Donati, fundadora de la Congregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz, que en este día es proclamada beata en Florencia".
ANG/MISERICORDIA DIVINA/... VIS 20080331 (590)
El Santo Padre recordó al inicio que durante el Jubileo del 2000, "el Siervo de Dios Juan Pablo II estableció que en toda la Iglesia el domingo después de Pascua, además de domingo in Albis, fuera denominado domingo de la Divina Misericordia. Lo hizo en concomitancia con la canonización de Faustina Kowalska, humilde religiosa polaca, nacida en 1905 y fallecida en 1938, mensajera de Jesús misericordioso".
Tras poner de relieve que "la misericordia es en realidad el núcleo central del mensaje evangélico", el Santo Padre afirmó que "este amor de misericordia ilumina también el rostro de la Iglesia y se manifiesta ya sea mediante los sacramentos, en particular el de la Reconciliación, ya sea con obras de caridad, comunitarias e individuales. (...) De la misericordia divina, que pacifica los corazones, surge, además, la auténtica paz en el mundo, la paz entre los pueblos, culturas y religiones".
"Al igual que sor Faustina, Juan Pablo II se convirtió a su vez en apóstol de la Divina Misericordia. En la noche del inolvidable sábado 2 de abril de 2005, cuando cerró los ojos a este mundo, se celebraba precisamente la vigilia del segundo domingo de Pascua, y muchos notaron la singular coincidencia, que unía en sí la dimensión mariana -el primer sábado del mes- y la de la Divina Misericordia".
Benedicto XVI señaló que precisamente el "largo y multiforme pontificado" de Juan Pablo II "encuentra aquí su núcleo central; toda su misión al servicio de la verdad sobre Dios y sobre el ser humano y de la paz en el mundo se resume en este anuncio, como él mismo dijo en Cracovia-Lagiewniki en 2002, al inaugurar el gran Santuario de la Divina Misericordia: "Fuera de la misericordia de Dios no existe otra fuete de esperanza para los seres humanos". Su mensaje, como el de santa Faustina, presenta el rostro de Cristo, revelación suprema de la misericordia de Dios. Contemplar constantemente ese Rostro: esta es la herencia que nos ha dejado y que acogemos con alegría y hacemos nuestra".
El Papa dijo que la semana que viene se celebrará en Roma el primer Congreso Apostólico Mundial de la Divina Misericordia, que inaugurará con una misa celebrada en la Plaza de San Pedro la mañana del miércoles 2 de abril, en el tercer aniversario del fallecimiento de Juan Pablo II.
"Pongamos el Congreso bajo la celestial protección de María santísima, Mater Misericordiae. Le encomendamos la gran causa de la paz en el mundo para que la Misericordia de Dios realice lo que es imposible a las solas fuerzas humanas, e infunda la valentía del diálogo y de la reconciliación en los corazones".
Después de la oración mariana, el Santo Padre saludó a los numerosos peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro -que seguían el Angelus en conexión audio-video-, de manera especial a quienes habían participado en la Santa Misa celebrada esta mañana por el cardenal Tarcisio Bertone, con motivo de la fiesta de la Divina Misericordia. "Que la intercesión de santa Faustina y del Siervo de Dios Juan Pablo II -dijo- os ayuden a ser auténticos testigos del amor misericordioso. Como ejemplo a imitar, hoy deseo indicar el de la madre Celestina Donati, fundadora de la Congregación de las Hijas Pobres de San José de Calasanz, que en este día es proclamada beata en Florencia".
ANG/MISERICORDIA DIVINA/... VIS 20080331 (590)
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