CIUDAD DEL VATICANO, 25 ENE 2008 (VIS).-Benedicto XVI recibió este mediodía a los participantes en el congreso organizado por el Pontificio Consejo para los Textos Legislativos con ocasión del XXV aniversario de la promulgación del Código de Derecho Canónico.
En su discurso, el Papa subrayó que "el "ius ecclesiae" no es solo un conjunto de normas producidas por el Legislador eclesial para este pueblo especial que es la Iglesia de Cristo. Es, en primer lugar, la declaración autorizada, por parte del Legislador eclesial, de los deberes y de los derechos, que se fundamentan en los sacramentos y que han sido por tanto instituidos por el mismo Cristo".
Tras recordar la expresión del beato Antonio Rosmini al referirse al derecho humano: "La persona humana es la esencia del derecho", el Papa afirmó que "con mayor motivo tenemos que decirlo del derecho canónico: la esencia del derecho canónico es la persona del cristiano en la Iglesia".
"La Iglesia reconoce a sus leyes -dijo el Santo Padre- la naturaleza y la función instrumental y pastoral para perseguir su fin propio, que es lograr la "salus animarum". (...) Para que la ley canónica pueda realizar este precioso servicio, en primer lugar debe ser una ley bien estructurada. Debe estar unida, por un lado, a aquel fundamento teológico que le proporciona racionalidad y legitimidad eclesial; por otro lado, debe adherir a las mutables circunstancias de la realidad histórica del Pueblo de Dios".
"Además -continuó- debe formularse de modo claro, sin ambigüedades, y siempre en armonía con las otras leyes de la Iglesia. Por tanto, es necesario abrogar las normas que están superadas; modificar las que necesitan ser corregidas; interpretar -a la luz del Magisterio vivo de la Iglesia- las que son dudosas, y finalmente, colmar las eventuales "lacunae legis".
Benedicto XVI afirmó que los responsables del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos tienen el deber de velar para que las actividades de los distintos órganos competentes que deben dictar normas para los fieles "puedan reflejar siempre en su conjunto la unidad y la comunión que son propias de la Iglesia".
"La ley de la Iglesia es sobre todo "lex libertatis": ley que nos hace libres para adherir a Jesús. Por eso, hay que saber presentar al Pueblo de Dios, a las nuevas generaciones, y a cuantos están llamados a hacer respetar la ley canónica, el concreto vínculo que tiene con la vida de la Iglesia, para proteger los delicados intereses de las cosas de Dios, proteger los derechos de los más débiles, de los que no tienen otras fuerzas para hacerse valer, y también para defender aquellos delicados "bienes" que todo fiel ha recibido gratuitamente -el don de la fe, de la gracia de Dios, en primer lugar- que en la Iglesia no pueden permanecer sin una adecuada protección por parte del Derecho".
AC/DERECHO CANONICO/... VIS 20080125 (470)
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