CIUDAD DEL VATICANO, 6 ENE 2008 (VIS).-Al terminar la misa celebrada en la basílica vaticana con ocasión de la solemnidad de la Epifanía del Señor, el Papa se asomó al mediodía a la ventana de su estudio en el palacio apostólico vaticano para el rezo del Angelus.
Dirigiéndose a los miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre afirmó que en la fiesta de hoy se recuerda la manifestación del Señor "a los pueblos del mundo entero, representados por los Magos que llegaron de Oriente para adorar al Rey de los Judíos. Observando los fenómenos celestes, estos misteriosos personajes vieron surgir una estrella nueva e instruidos también por las antiguas profecías, reconocieron en ella la señal del nacimiento del Mesías, descendiente de David".
"Desde su primera aparición, por lo tanto, la luz de Cristo comienza a atraer hacia sí a los hombres "que ama el Señor", de toda lengua, pueblo y cultura. Es la fuerza del Espíritu Santo que mueve los corazones y las inteligencias en la búsqueda de la verdad, de la belleza, de la justicia, de la paz".
Tras subrayar que "los hombres y las mujeres de toda generación, en su peregrinaje, necesitan ser orientados", Benedicto XVI se preguntó: "¿Qué estrella pueden seguir? (...) La estrella que había guiado a los Magos terminó su función, pero su luz espiritual está siempre presente en la palabra del Evangelio, que también hoy tiene la capacidad de guiar a todos los seres humanos a Jesús. Esta misma palabra, que no es sino el reflejo de Cristo verdadero hombre y verdadero Dios, la hace resonar con autoridad la Iglesia a toda alma bien dispuesta".
"También la Iglesia, por lo tanto, lleva a cabo para la humanidad la misión de la estrella. También algo parecido se puede decir de todo cristiano, llamado a iluminar con la palabra y el testimonio la vida y los pasos de los hermanos. Por eso -exclamó-, ¡qué importante es que los cristianos seamos fieles a nuestra vocación! Todo auténtico creyente está siempre en camino en el propio itinerario personal de fe y, al mismo tiempo, con la pequeña luz que lleva dentro de sí, puede y debe ayudar a quien se encuentra a su lado y tal vez le cuesta encontrar el camino que conduce a Cristo".
El Papa felicitó a continuación "a los hermanos y a las hermanas de las Iglesias Orientales que, siguiendo el Calendario Juliano, mañana celebrarán la Santa Navidad: es una gran alegría compartir la celebración de los misterios de la fe, en la multiforme riqueza de los ritos que atestiguan la bimilenaria historia de la Iglesia".
Después de la oración mariana, el Santo Padre recordó que hoy se celebra la Jornada Misionera Mundial de la Infancia. "Miles de niños salen al encuentro de las necesidades de otros niños, impulsados por el amor que el Hijo de Dios, hecho niño, llevó a la tierra. Doy las gracias a estos pequeños -terminó- y rezo para que sean siempre misioneros del Evangelio. También doy las gracias a sus animadores, que les acompañan por el camino de la generosidad, de la fraternidad, de la fe alegre que genera esperanza".
ANG/EPIFANIA/... VIS 20080107 (540)
Dirigiéndose a los miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre afirmó que en la fiesta de hoy se recuerda la manifestación del Señor "a los pueblos del mundo entero, representados por los Magos que llegaron de Oriente para adorar al Rey de los Judíos. Observando los fenómenos celestes, estos misteriosos personajes vieron surgir una estrella nueva e instruidos también por las antiguas profecías, reconocieron en ella la señal del nacimiento del Mesías, descendiente de David".
"Desde su primera aparición, por lo tanto, la luz de Cristo comienza a atraer hacia sí a los hombres "que ama el Señor", de toda lengua, pueblo y cultura. Es la fuerza del Espíritu Santo que mueve los corazones y las inteligencias en la búsqueda de la verdad, de la belleza, de la justicia, de la paz".
Tras subrayar que "los hombres y las mujeres de toda generación, en su peregrinaje, necesitan ser orientados", Benedicto XVI se preguntó: "¿Qué estrella pueden seguir? (...) La estrella que había guiado a los Magos terminó su función, pero su luz espiritual está siempre presente en la palabra del Evangelio, que también hoy tiene la capacidad de guiar a todos los seres humanos a Jesús. Esta misma palabra, que no es sino el reflejo de Cristo verdadero hombre y verdadero Dios, la hace resonar con autoridad la Iglesia a toda alma bien dispuesta".
"También la Iglesia, por lo tanto, lleva a cabo para la humanidad la misión de la estrella. También algo parecido se puede decir de todo cristiano, llamado a iluminar con la palabra y el testimonio la vida y los pasos de los hermanos. Por eso -exclamó-, ¡qué importante es que los cristianos seamos fieles a nuestra vocación! Todo auténtico creyente está siempre en camino en el propio itinerario personal de fe y, al mismo tiempo, con la pequeña luz que lleva dentro de sí, puede y debe ayudar a quien se encuentra a su lado y tal vez le cuesta encontrar el camino que conduce a Cristo".
El Papa felicitó a continuación "a los hermanos y a las hermanas de las Iglesias Orientales que, siguiendo el Calendario Juliano, mañana celebrarán la Santa Navidad: es una gran alegría compartir la celebración de los misterios de la fe, en la multiforme riqueza de los ritos que atestiguan la bimilenaria historia de la Iglesia".
Después de la oración mariana, el Santo Padre recordó que hoy se celebra la Jornada Misionera Mundial de la Infancia. "Miles de niños salen al encuentro de las necesidades de otros niños, impulsados por el amor que el Hijo de Dios, hecho niño, llevó a la tierra. Doy las gracias a estos pequeños -terminó- y rezo para que sean siempre misioneros del Evangelio. También doy las gracias a sus animadores, que les acompañan por el camino de la generosidad, de la fraternidad, de la fe alegre que genera esperanza".
ANG/EPIFANIA/... VIS 20080107 (540)
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